"El dise?o impositivo nos molesta"
Ronan y Erwan son hermanos y aparecieron para revolucionar el mundo del dise?o con una est¨¦tica pac¨ªfica, ingeniosa y econ¨®mica. Nadie cre¨ªa poder hacerle sombra a Philippe Starck, el dise?ador franc¨¦s m¨¢s famoso de todos los tiempos, pero ellos lo han conseguido al trabajar sin prejuicios.
"Como si se hubiera inventado un nuevo color". As¨ª defini¨® los trabajos de estos franceses un dise?ador legendario, el brit¨¢nico Jasper Morrison. Ronan y Erwan Bouroullec (Breta?a, 1971 y 1976) son dos individuos t¨ªmidos y discretos. Hablan en un tono bajo de manera sosegada, sin dogmatismos pero tambi¨¦n sin desgana. Su formaci¨®n es autodidacta. Ronan estudi¨® dise?o, y Erwan, el m¨¢s joven, bellas artes. Se criaron en el campo; trabajan en Saint Denis, un barrio industrial de Par¨ªs, y se mueven con una lentitud serena. Repasan su trayectoria profesional como quien comenta un ¨¢lbum familiar. Cada proyecto tiene una historia, un objetivo y un referente. La naturalidad con que toman decisiones dr¨¢sticas, la frescura con que explican sus inventos y la comodidad recatada con que dialogan con un ceramista an¨®nimo, el director de un famoso museo o un gran empresario contrastan con su car¨¢cter dulcemente esquivo. Aunque no son los ¨²nicos -los Campana llevan a?os firmando proyectos en Brasil-, son los hermanos m¨¢s famosos del dise?o contempor¨¢neo.
Sus dise?os son m¨®viles, intercambiables, reinventables. ?Por qu¨¦ creen que necesitamos cambiar tanto?
Ronan. No se trata de cambiar a cada instante, sino de tener esa posibilidad. Eso te da libertad.
?Cambiamos mucho?
R. Lo que cambia se adapta y lo que se adapta es m¨¢s vers¨¢til. Poder convertir un comedor para cuatro en uno para ocho facilita la vida, pero nuestros productos no buscan tanto esa versatilidad como la libertad de vivir sin etiquetas.
?Un mobiliario indefinido?
R. Soluciones sencillas para los usuarios. Por ejemplo, nuestra estanter¨ªa Self se construye sin tornillos, s¨®lo encajando las piezas. Es tan f¨¢cil de montar y desmontar y adopta tantas combinaciones que invita al cambio. Tal vez un d¨ªa decidas vender los libros que tienes y convertirla en mesa. Puedes hacerlo. Nos interesa simplificar el montaje de una estanter¨ªa para que la gente pueda concentrarse en hacer otras cosas con ella.
?Un dise?o did¨¢ctico?
Erwan. Un dise?o sencillo capaz de adaptarse a situaciones complejas. Es evidente que existen mil maneras de trabajar. Las personas precisan hablar o aislarse. Los trabajos necesitan m¨¢s o menos luz, m¨¢s o menos espacio. Y la cantidad de espacio y de luz requerida pueden variar de un d¨ªa a otro. Por eso propusimos una gran mesa de trabajo que se puede partir con paneles de colores que a¨ªslan visual y ac¨²sticamente seg¨²n las necesidades del momento.
?El usuario completa sus dise?os?
R. Nosotros ponemos la paleta de los colores, pero el tono debe decidirlo el usuario. El dise?o impositivo nos molesta. Preferimos hacer propuestas.
?Qu¨¦ cambia nuestras necesidades como consumidores? ?Las circunstancias de la vida o la oferta del mercado?
R. Son dos realidades igualmente exigentes y un buen producto rara vez satisface a las dos por igual. Pero hay que intentarlo. Hacer cosas completamente fuera del mercado es encarecerlas, y eso es convertirla en poco accesibles. Proponer cosas para el mercado consiste en simplificarlas. Y eso nos interesa. Pero tambi¨¦n supone limitarlas. Y eso no nos interesa. Para el mercado proponemos objetos posibles, sencillos. Para la vida trabajamos con las mismas ideas, pero las posibilidades de variaci¨®n con acabados son infinitas. Como los gustos de las personas.
E. El mercado produce terror. Una vez dise?amos un sistema de oficinas muy f¨¢cil de montar. Y nuestro cliente no lo acept¨®. Result¨® que no le permit¨ªa obtener beneficios por el servicio de montaje a domicilio. Se montaba demasiado r¨¢pido y demasiado f¨¢cil. Cualquiera pod¨ªa hacerlo y eso lo convert¨ªa en ruinoso.
?Lo sencillo no le interesa al mercado?
R. Las normas del mercado son complejas. Lo que no le interesa a las empresas es lo que da poco beneficio. Est¨¢ claro que su mayor inter¨¦s es vender y ganar. Por eso es tan importante que el consumidor elija bien lo que realmente quiere y necesita. S¨®lo as¨ª se logra ejercer cierto control sobre el mercado.
E. No existe, adem¨¢s, algo como el mercado, un ¨²nico malvado. Cada producto tiene un tipo de mercado y un tipo de producci¨®n. Por ejemplo, cuando dise?amos un mueble tenemos una idea que luego discutimos con el fabricante. Al dise?ar un embalaje para cosm¨¦ticos, el fabricante nos viene con un programa muy preciso que no es el resultado de lo que a ¨¦l se le ha ocurrido, sino el briefing que le han pasado los que controlan el marketing. Con el fabricante de muebles proponemos al mercado; con el de cosm¨¦ticos le respondemos. Si como fabricante s¨®lo atiendes a lo que pide el mercado, ¨¦ste puede cambiar y t¨² arruinarte. Proponer es m¨¢s arriesgado, presupone que el consumidor se puede sorprender y puede decidir. Pero es m¨¢s satisfactorio y, a veces, hasta m¨¢s seguro.
Dicen tratar de hacer las cosas sencillas. Pero para la mayor¨ªa de las personas lo sencillo es lo rectil¨ªneo, lo cuadrado, lo geom¨¦tricamente poco complejo. ?Tratan de redefinir la idea de simplicidad?
R. No nos asusta tratar de redefinir las cosas. Si coges el dise?o alem¨¢n de los setenta y de los ochenta que bas¨® su hegemon¨ªa en c¨®mo combinar elementos simples, te asustas de que el funcionamiento de nuestras casas pueda depender de algo con una base fundamentalmente matem¨¢tica, sin sensibilidad por otras cosas.
E. Sin poes¨ªa.
R. Como defensores de la simplicidad nos interesa que un objeto presente varias combinaciones posibles, pero no hace falta que adem¨¢s sea cuadrado y negro. La base matem¨¢tica est¨¢ detr¨¢s de muchos de nuestros proyectos, como los paneles de algas o la estanter¨ªa Self. Pero no resulta evidente. Al utilizarlos y verlos, lo primero que ves no es un c¨¢lculo, sino un objeto que trata de ser amable con el usuario. Dise?ar es como cocinar. Ya sabemos que la carne a la plancha est¨¢ bien, pero hay muchos ingredientes. Es un lujo poder probarlos todos y una virtud saber combinarlos.
?C¨®mo se simplifica un objeto sin quitarle el sabor?
R. Hay una serie de procesos que ayudan. Nosotros tratamos de que los objetos no sean pesados ni macizos, no empleamos demasiado material en el interior de un objeto. En nuestro caso, la complejidad, y por tanto la diversidad, la suele dar una combinaci¨®n de elementos muy simples. Por ejemplo, el alga. Uno s¨®lo es un pl¨¢stico con agujeros, pero combinado puede formar un m¨®vil, un cabezal de cama o una cortina. Lo m¨¢s sencillo, combinado, ofrece multitud de opciones.
E. Tratamos de condensar los productos. Los hacemos silenciosos, evitamos los detalles para que al llegar a una casa no entren en conflicto con el resto de los muebles. Creemos que nuestros dise?os deben ser capaces de convivir con cualquier cosa. Un recuerdo o un vaso de pl¨¢stico.
?Consideran que buena parte del dise?o actual es demasiado impositivo?
R. Los muebles hablan. Hay algunos que gritan "soy de dise?o". Te giras y sigue gritando, te levantas por la ma?ana y contin¨²a. Y eso cansa. Uno quiere vivir a gusto, rodeado de cosas bonitas que le hagan sonre¨ªr. Poco m¨¢s.
E. Otra manera de definir nuestros dise?os ser¨ªa utilizando el adjetivo pac¨ªficos, en lugar del de simples. Nuestros objetos no buscan ser minimalistas, buscan la utilidad y la convivencia con otros.
Dicen que necesitan enfrentarse a los proyectos con actitud virginal. ?Cu¨¢nto creen que puede durar esa cualidad perecedera?
R. Me temo que poco. Enfrentarse a un encargo, si no con inocencia -que se va perdiendo-, s¨ª sin prejuicios, ayuda al producto y a ti. Lo de la virginidad lo dijimos alguna vez porque ilustraba con claridad nuestra actitud; pero est¨¢ claro que uno, por mucho que se esfuerce, no recupera la virginidad cuando la ha perdido.
E. Por virginidad entendemos la falta de prejuicios. Hoy en d¨ªa hacer un sistema de oficinas es para nosotros casi imposible porque al dise?ar Joynt para Vitra pusimos todo lo que pens¨¢bamos sobre el trabajo y la convivencia. ?ramos v¨ªrgenes en el campo de las oficinas, pero tras ese parto quedamos exhaustos. Cambiar los acabados o redondear las formas de una misma idea no es un desaf¨ªo interesante. Hoy, por ejemplo, podr¨ªamos dise?ar un coche con una actitud virginal, partiendo de cero, pero no mobiliario para oficina.
?C¨®mo se puede dise?ar sin prejuicios?
E. Partiendo de la ignorancia y llegando al conocimiento. Cojamos un coche. ?Qu¨¦ es? Un contenedor met¨¢lico sobre ruedas. ?Por qu¨¦ met¨¢lico? No existe una cultura de coches de madera y el mercado ni los ofrece ni los demanda, pero eso no significa que no puedan existir o ser mejores que los de metal o pl¨¢stico.
Si el conocimiento destruye su m¨¦todo de dise?o, ?qu¨¦ ocurre con lo que aprenden en libros o con el trabajo de otros? ?C¨®mo reaccionan ante esa informaci¨®n?
R. Somos bastante instintivos. No nos gusta mirar demasiado los trabajos de los dem¨¢s. No es que temamos contaminarnos. Tememos coger prejuicios. Llegar a pensar que un coche s¨®lo puede ser met¨¢lico, por ejemplo.
?El aislamiento informativo es la clave de la frescura en sus propuestas?
R. El tiempo podr¨ªa serlo. Si uno dispone de tiempo para fijarse en las cosas no deja de crecer.
?Esa misma voluntad de crecer es la que les aparta de la tecnolog¨ªa?
E. Demostrar cosas no nos interesa. Conseguirlas, s¨ª. Nos parece que tiene tanto potencial la artesan¨ªa como la tecnolog¨ªa.
Sus objetos huyen de la apariencia t¨¦cnica. Siendo complejos, no lo revelan. Ustedes mismos, desali?ados, no tienen un aspecto muy profesional. ?Cu¨¢nto hay en eso de puesta en escena? ?Es m¨¢s moderno lo imperfecto?
R. No nos disfrazamos de dise?adores. Vamos por la vida como queremos: c¨®modos, sin planchar. Para nosotros es importante hacer cosas distintas, en tama?o, presupuesto y naturaleza a la vez.
E. No parecemos profesionales porque no lo somos. Es nuestra tarjeta de presentaci¨®n.
?C¨®mo puede alguien poco profesional trabajar para las m¨¢s destacadas empresas del mercado, como Vitra, Cappellini?
R. Hay quien ve en esa falta de profesionalidad una virtud. Nosotros lo que vemos en ella es una manera de mantener la frescura, y suponemos que por eso nos llaman. Por nuestra parte, trabajar para una buena empresa da seguridad. Aprendes, compartes responsabilidades. Aportamos las ideas y ellos las cuestionan y luego nos ayudan a materializarlas.
?Qu¨¦ precio deben pagar al trabajar para grandes marcas? ?Cu¨¢l es el sacrificio?
R. Tienes que limitar la elecci¨®n y las posibilidades del producto. De lo contrario no podr¨ªa fabricarse en serie. En eso transigimos. S¨®lo una cosa es para nosotros innegociable. Bajo ning¨²n concepto queremos perder la libertad de dudar.
?Y c¨®mo se materializa esa libertad?
R. No queremos que el hecho de haber llegado a un sitio nos empuje en una direcci¨®n determinada. No queremos que ning¨²n producto nos obligue a tener un estilo. Ni presentar una propuesta sin poder mencionar nuestras dudas.
Son los primeros dise?adores franceses que han logrado crecer bajo la sombra de Philippe Starck. ?Cu¨¢l es su relaci¨®n con ¨¦l?
R. Nos gustar¨ªa contestar con claridad porque con frecuencia han puesto en nuestra boca un desprecio hacia Starck que no sentimos. ?l fue el primer dise?ador que conocimos. Lleg¨® a lo m¨¢s alto. Pero es evidente que nuestros dise?os no tienen nada que ver con los suyos. No reflejan las mismas inquietudes. Nuestras ideas y ambiciones son otras.
?Eso les enfrenta?
R. Simplemente nos distancia. Hay muy pocos dise?adores j¨®venes en Francia que no hayan trabajado en alg¨²n momento para Starck. Nosotros elegimos no hacerlo. Creemos que es uno de los mejores dise?adores del mundo, pero nuestra manera de trabajar es opuesta. Irreconciliable. Y a nosotros nos interesa seguir nuestro camino. Intentarlo, por lo menos.
E. Starck es, probablemente, el mejor profesional del dise?o del mundo. Nadie como ¨¦l entiende e interpreta a las compa?¨ªas que le contratan. Tiene una imaginaci¨®n inagotable, y algunas de sus propuestas (como la televisi¨®n de madera) han abierto camino y han hecho posible que nosotros podamos trabajar con mayor libertad. Pero nuestros dise?os quieren ir m¨¢s all¨¢ de los objetos.
?Qu¨¦ cualidades tiene un buen dise?o?
R. El equilibrio entre buenas cualidades. Ocurre lo mismo que con la cocina. No es suficiente con utilizar materiales de primera calidad. Hay que emplearlos en su justa medida y en proporciones arm¨®nicas. Un poco de sal puede arruinar un guiso. Un pliegue innecesario, una curva demasiado pronunciada, un tornillo muy grueso pueden hundir un dise?o.
E. Especificar m¨¢s es dif¨ªcil. ?Qu¨¦ es buena cocina? ?Cocina de fusi¨®n? ?Cocina de mercado? Con el dise?o ocurre lo mismo. El mejor dise?o depende del punto de vista. Hay peores y mejores productos, pero no existe el mejor. Si tuvi¨¦ramos que elegir un solo atributo de un producto ser¨ªa la capacidad de dialogar.
Son de campo y viven en Par¨ªs. ?Qu¨¦ puede el mundo urbano aprender del rural?
R. No nos gusta ser dogm¨¢ticos. Todo tiene su lado bueno y su lado malo. Pero seguramente nuestro sentido est¨¦tico -simple, poco pretencioso, algo ingenioso y econ¨®mico- es una herencia de la infancia. La ciudad tiene m¨¢s maquillaje, que puede ser bueno, bonito y divertido, pero no deja de ser una capa de pintura.
Pero tambi¨¦n ustedes han dise?ado envoltorios para vender maquillajes y hasta la 'boutique' parisiense de Issey Miyake.
R. El mundo de la moda nos interesa poco, pero Miyake es una persona al margen de modas. Por eso trabajamos con ¨¦l.
E. No entendemos bien la moda, pero creemos que nos costar¨ªa hacerlo porque no nos interesan las cosas caprichosas. No creemos en un dise?o de temporada y nos hemos prohibido decorar nuestros dise?os. A lo mejor no sabr¨ªamos. A lo mejor nos da miedo que nos guste, pero, por el momento, nos sentimos m¨¢s c¨®modos y m¨¢s libres sin maquillajes.
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