Milagro en El Sardinero

Los sesudos fil¨®sofos argentinos definen el gol como el ¨¦xtasis en el f¨²tbol. Sin embargo, para un c¨¢ntabro esa definici¨®n resulta incompleta. Para un aficionado del Racing un gol es como tratar de explicar el misterio de la Sant¨ªsima Trinidad, algo inefable, m¨ªstico y m¨¢gico; un milagro. Si, adem¨¢s, enfrente aparece un equipo con las mismas carencias en ataque, el partido promete ser un tost¨®n. Y as¨ª fue hasta la segunda parte, cuando el cansancio procov¨® espacios cada vez m¨¢s amplios.

Regueiro y Pedro L¨®pez, dos carrileros ejemplares en una ¨¦poca en que ¨¦stos se encuentran en peligro de extinci¨®n, canalizaron los ataques del Racing. Sin embargo,el primer gol local lleg¨® en una de las pocas ocasiones en las que los de Alcaraz trataron de abrir la defensa numantina por el centro. Mor¨¢n, tras un preciosista taconazo de Aganzo, dribl¨® al meta Juanma y marc¨®. El milagro llegaba en el minuto 67, cuando los espectadores tiraban de l¨®gica para explicar que de los dos equipos menos goleadores de la Liga s¨®lo se pod¨ªa esperar un empate a cero. Pero a¨²n hubo lugar para m¨¢s alegr¨ªas. Con el Numancia roto, y tras dos buenas oportunidades de N¨²?ez y Pignol, los locales remacharon. Javi Guerrero cerraba el partido y marcaba el gol 1.000 en Primera de los de El Sardinero. Todo un r¨¦cord para un equipo con tantas carencias ofensivas en la actualidad.