N¨¢poles alem¨¢n

El teatro napolitano es un g¨¦nero, y Raffaele Viviani, uno de sus maestros olvidados: muri¨® en 1950, a los 62 a?os. Actor, m¨²sico, escritor y hombre de la calle napolitana. Me gustar¨ªa mucho ver esta obra por una compa?¨ªa napolitana, con sus gestos y sus timbres peculiares de voz y su lenguaje original, su dialecto. La trae esta compa?¨ªa del Berl¨ªn que fue oriental, la del Volksbuhne, que desde 1914 tuvo un car¨¢cter popular, y por el que pas¨® Piscator. Es una compa?¨ªa de maestros, y da a su traducci¨®n una parsimonia y una distancia entre los cuerpos; el escenario del teatro de Madrid es muy grande, y se agranda m¨¢s por una toma de espacio del p¨²blico y porque el decorado se aprieta a sus laterales y deja un espacio enorme.

Recoge la esencia de Viviani: peque?as an¨¦cdotas, personajes caracter¨ªsticos, situaciones tragic¨®micas. Y entre todas ellas, o subray¨¢ndolas, m¨²sica: mandolina, violonchelo, ¨®rgano, piano. Todos los actores cantan, y uno de los m¨²sicos es adem¨¢s un gran actor. Naturalmente, el texto en alem¨¢n separa mucho al p¨²blico espa?ol, y la traducci¨®n luminosa no alcanza a cubrir ni siquiera la velocidad de los di¨¢logos. En un escenario tan amplio y tan alto, mientras se lee lo traducido que tiene que pasar r¨¢pidamente, se pierden los movimientos de los actores. Las ovaciones que recibieron fueron interminables: y las mantuvieron los espectadores alemanes que abundaban, pero nadie se las regate¨®.