Por amor al arte

Alberto Porl¨¢n, director de Las cajas espa?olas, ha escogido el camino m¨¢s arriesgado: investigar y aglutinar toda la informaci¨®n, proveniente de documentos y declaraciones, para luego contar su historia como si de una obra de ficci¨®n se tratara (lo que, evidentemente, no es). Un narrador relata as¨ª de forma continuada e ininterrumpida las rocambolescas idas y venidas de las obras de arte del Museo del Prado y otras colecciones durante la guerra civil espa?ola (de Madrid a Valencia, de aqu¨ª a Catalu?a, despu¨¦s a Suiza, y vuelta a su origen), mientras en la pantalla se suceden las im¨¢genes de archivos hist¨®ricos y, cuando no las hay, se introducen las filmadas por Porl¨¢n ad hoc, pasadas a blanco y negro de la ¨¦poca, y posteriormente desfiguradas de forma digital con los t¨ªpicos costurones, desperfectos que evitan el choque con los documentos reales con los que se alternan. Esas dramatizaciones (sin di¨¢logo alguno) no suelen funcionar bien en los documentales, pero las realizadas por Porl¨¢n, sorprendentemente, sumergen al espectador en la maravillosa historia de un grupo de espa?oles que, encabezados por un personaje tan interesante como Timoteo P¨¦rez Rubio, un buen d¨ªa decidi¨® que el patrimonio art¨ªstico era incluso m¨¢s importante que la propia Rep¨²blica. Una operaci¨®n manipulada por la mentira franquista, que propag¨® a los cuatro vientos que "los rojos" quer¨ªan "robar" las obras de arte.

Es posible que el ritmo, constante, aunque demasiado uniforme, y la omnipresente narraci¨®n en off provoquen la inevitable desconexi¨®n mental del espectador en ciertos momentos, pero una poderosa imagen o una deslumbrante informaci¨®n siempre acaba evit¨¢ndolo y provocando de nuevo la fascinaci¨®n con este meritorio trabajo de reconstrucci¨®n hist¨®rica y f¨ªlmica.