Arafat es enterrado en medio del caos
Los miles de palestinos que irrumpieron en la Mukata obligaron a acelerar el sepelio del 'rais'
Yasir Arafat fue enterrado ayer en el patio del cuartel general de la Mukata, en Ramala, en medio del caos y el desorden provocado por los millares de personas que asaltaron el recinto para tratar de ver de cerca el sepelio. La situaci¨®n de angustia y confusi¨®n provocada por los manifestantes oblig¨® a las autoridades a prescindir de buena parte del protocolo, anular el programa establecido previamente y enterrar de manera precipitada al primer presidente palestino. Cerca de 300 personas resultaron heridas a causa de las avalanchas y cinco de ellas, por disparos de balas efectuados por la polic¨ªa al tratar de controlar la multitud. "Arafat, Arafat, con nuestra sangre y nuestras almas nos sacrificaremos por ti", gritaba r¨ªtmicamente la multitud.
Dos enormes helic¨®pteros amarillos que llevaban pintados en su lomo la bandera egipcia y en cuyo interior viajaban los restos del presidente Arafat y su s¨¦quito se posaron a primera hora de la tarde en el helipuerto de la Mukata, el complejo administrativo de Ramala donde el rais permaneci¨® enclaustrado durante cerca de tres a?os.
La multitud, que poco antes hab¨ªa asaltado el recinto e invadido la pista de aterrizaje, impidi¨® durante casi media hora que se pudieran abrir las puertas de los aparatos, que de su interior se sacara el f¨¦retro y que bajara el s¨¦quito que lo acompa?aba.
La situaci¨®n de bloqueo y asedio fue solucionada de manera expedita por las fuerzas de seguridad palestina, que acabaron disparando reiteradamente al aire para poder alejar a la multitud.
Militantes de las Brigadas de los M¨¢rtires de Al Aqsa, con el rostro cubierto, trataron de colaborar con las fuerzas policiales para mantener el orden. Pero a pesar de sus intenciones, acabaron agravando la situaci¨®n y provocaron a¨²n m¨¢s confusi¨®n.
Se origin¨® un verdadero caos. Hubo reiteradas avalanchas en el transcurso de las cuales cerca de 300 personas resultaron heridas, al menos cinco de ellas por disparos de bala, seg¨²n aseguraban ayer fuentes m¨¦dicas palestinas.
Tras un largo forcejeo, un destacamento de la polic¨ªa de la Autoridad Palestina, ayudado por la banda de m¨²sica que fue utilizada como escudo, pudo sacar del interior del helic¨®ptero el f¨¦retro de madera cubierto con la bandera palestina.
El ata¨²d fue colocado encima del techo de un veh¨ªculo todoterreno con la intenci¨®n de llevarlo hasta el interior de las dependencias oficiales, donde ser¨ªa lavado y amortajado por los imanes, para recibir luego el homenaje de las autoridades y de los c¨®nsules de Jerusal¨¦n. Pero tampoco pudieron llevarse a t¨¦rmino estas ceremonias.
Centenares de j¨®venes trataron de hacerse con el cad¨¢ver para llevarlo a hombros. Una batalla campal se desat¨® entonces entre estos grupos y los cuerpos de seguridad que custodiaban desde lo alto del coche el f¨¦retro. En un momento de despiste, alguien consigui¨® arrancar la bandera palestina para llev¨¢rsela como recuerdo. Pero, a continuaci¨®n, otro joven coloc¨® encima del t¨²mulo su propia kuf¨ªa blanca y negra, el pa?uelo palestino que sol¨ªa llevar Arafat sobre la cabeza. M¨¢s alejados del tumulto, millares de personas encaramadas en las terrazas de las casas cercanas segu¨ªan los incidentes sin darse cuenta de que el peso de sus cuerpos pon¨ªa en peligro la estabilidad de los edificios. Un andamio de madera se vino abajo por el peso de la multitud provocando una decena de heridos.
La situaci¨®n lleg¨® a ser tan tensa que las autoridades religiosas, de acuerdo con las autoridades palestinas, decidieron prescindir de una buena parte del protocolo y de las costumbres funerarias. Finalmente, aconsejaron acelerar el ceremonial en un esfuerzo por calmar la situaci¨®n. Fue as¨ª, de manera precipitada, como finalmente ayer, antes de que cayera el sol, fue enterrado Yasir Arafat, de 75 a?os, primer presidente de Palestina. El rezo de la fatiha, la oraci¨®n de los muertos, dur¨® escasos minutos. Todos quer¨ªan acabar cuanto antes.
Arafat reposa ya bajo cuatro escu¨¢lidos pinos, en un extremo del gran patio de la Mukata, el lugar donde permaneci¨® confinado y asediado por las tropas israel¨ªes. Su cuerpo est¨¢ ladeado hacia la derecha y mirando hacia La Meca, como exige el ritual sun¨ª. En el interior de su sarc¨®fago, construido de piedra y cemento, los imanes vertieron varios sacos de tierra tra¨ªda de la Explanada de las Mezquitas de Jerusal¨¦n, el lugar donde ¨¦l deseaba ser enterrado. Su ¨²ltima voluntad fue denegada personalmente por el primer ministro israel¨ª, Ariel Sharon, por razones pol¨ªticas y religiosas, ya que el entierro del presidente palestino en ese lugar, reclamado a la vez por musulmanes y jud¨ªos, reforzar¨ªa las reivindicaciones palestinas sobre la Ciudad Santa.
La tumba de Arafat, cavada en el suelo, revestida de cemento y recubierta de m¨¢rmol negro, es provisional. Las autoridades palestinas se han conjurado en hacer todo lo posible, desde el punto de vista legal, para conseguir que un d¨ªa el cuerpo del rais pueda ser trasladado a la Explanada de las Mezquitas.
Nada de eso parec¨ªa preocupar a la multitud que anoche empez¨® a desfilar ante la tumba de Arafat. El peque?o mausoleo ha empezado a convertirse en un lugar de peregrinaci¨®n para los palestinos.
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