Recuperaci¨®n con baches en la UE
La revalorizaci¨®n de la moneda lastra las posibilidades de crecimiento de la eurozona
La fuerte revalorizaci¨®n del euro supone un nuevo inconveniente para la recuperaci¨®n de las principales econom¨ªas de la eurozona. Los leves repuntes est¨¢n basados en gran parte en el buen comportamiento de las exportaciones, las primeras v¨ªctimas de un d¨®lar en ca¨ªda libre. El fen¨®meno ha levantado ya varias alarmas en Europa, donde el t¨ªmido crecimiento en este a?o est¨¢ en riesgo por los importantes aumentos del precio del petr¨®leo. Bruselas exige ahora responsabilidad para evitar excesivos vaivenes y que pa¨ªses como China dejen de tener una paridad monetaria fija con el d¨®lar.
Hay otros factores a tener en cuenta. La fortaleza del euro est¨¢ ayudando a la eurozona a asimilar mejor el incremento del precio del petr¨®leo
El fen¨®meno se vive en la UE por segunda vez desde la aparici¨®n del euro. La Comisi¨®n Europea recuerda que en la primavera del a?o pasado ya se produjeron esos temibles vaivenes en la relaci¨®n euro-d¨®lar, con el consiguiente desplome de los mercados burs¨¢tiles, algo que ahora no se ha producido. El a?o pasado, la moneda europea se revaloriz¨® en los cinco primeros meses el 28,5%, hasta alcanzar en mayo frente al billete verde el mismo valor fijado en 1999 en su lanzamiento (1,1665 d¨®lares por euro), despu¨¦s de que en 2000, 2001 y 2002 el cambio hubiera oscilado entre 0,85 y 0,95.
Esta semana, todas esas referencias han saltado por los aires y el euro ha alcanzado un r¨¦cord frente al d¨®lar, hasta superar el 1,30. "Y a¨²n subir¨¢ m¨¢s", augura un experto del Ejecutivo comunitario, porque Washington seguir¨¢ favoreciendo un d¨®lar d¨¦bil, que mejora su balanza comercial gracias al aumento de sus exportaciones, algo fundamental para seguir reduciendo el elevado d¨¦ficit p¨²blico. Ese experto cree, adem¨¢s, que, "pese a todo, la situaci¨®n no es dram¨¢tica, y existe margen de maniobra en Europa".
Eso creen en Francia. Su presidente, Jacques Chirac, aprovech¨® la cumbre de los pasados d¨ªas 4 y 5 en Bruselas para lanzar la primera alerta. Chirac dijo sentirse "inquieto" por la ca¨ªda del d¨®lar y a?adi¨®, en clara referencia al Banco Central Europeo (BCE), que probablemente "ya se deb¨ªa haber reaccionado". Despu¨¦s, ha sido el ministro italiano de Econom¨ªa, Domenico Siniscalvo, el que se ha sumado a las llamadas de atenci¨®n y ha comentado que, aunque todav¨ªa no oficialmente, los ministros europeos de Finanzas ya est¨¢n hablando de la posibilidad de prever "una acci¨®n coordinada".
El presidente del BCE, el franc¨¦s Jean-Claude Trichet, no ha dado hasta el momento s¨ªntomas de ir m¨¢s all¨¢ de las declaraciones. Trichet se mostr¨® disgustado el pasado lunes por "los cambios brutales entre el euro y la moneda estadounidense" porque "no son bienvenidos". Lo mismo opina el comisario de Asuntos Econ¨®micos y Monetarios, el espa?ol Joaqu¨ªn Almunia, para quien "est¨¢ en el inter¨¦s de todos los agentes que operan en la econom¨ªa mundial evitar la excesiva volatilidad de los tipos de cambio y los movimientos desordenados del valor de las monedas". Almunia recuerda que siguen siendo v¨¢lidas las conclusiones de la reuni¨®n del G-7, el pasado febrero, cuando se?al¨® que los excesivos vaivenes en los valores de las monedas afectan negativamente al crecimiento mundial.
Pero la historia se repite y, como en la primavera pasada, John Snow, secretario del Tesoro norteamericano, ha venido a decir que Washington apuesta por "un d¨®lar fuerte", ante la incredulidad de los europeos. El a?o pasado lo dijo cuando el euro recuperaba su valor de salida de 1999.
El BCE no da se?ales de querer pasar de las palabras a los hechos. Una de las razones es que, si en Francia hay m¨¢s que alarma, no ha ocurrido lo mismo en Alemania, donde las reacciones han sido contradictorias. Con escasos minutos de diferencia con respecto a Chirac, el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, coment¨® que la situaci¨®n "no es todav¨ªa dram¨¢tica", por lo que no hac¨ªa falta una intervenci¨®n del BCE.
Los comentarios de Schr?der sorprendieron a los expertos de la Comisi¨®n, toda vez que Alemania es el pa¨ªs m¨¢s afectado por el encarecimiento de sus exportaciones. El producto interior bruto (PIB) alem¨¢n, recuerda estos d¨ªas la Comisi¨®n Europea, depende en un 33% de sus exportaciones. El porcentaje es del 29% en el caso franc¨¦s, y del 28% en el italiano.
En el tercer trimestre de este a?o, Alemania s¨®lo ha crecido el 0,1% frente al 0,4% registrado en los dos trimestres anteriores y todos los analistas coinciden en que ese retroceso se debe a dos causas: el alza del precio del barril de crudo y la fortaleza del euro. No extra?¨® a nadie, por tanto, que, pese a lo dicho por Schr?der, su ministro de Econom¨ªa, Wolfgang Clement, reclamara al BCE el pasado jueves que hiciera algo "para calmar la situaci¨®n", por ejemplo, vender masivamente euros a cambio de d¨®lares. En la Comisi¨®n creen que esta opci¨®n s¨®lo aliviar¨ªa parcial y temporalmente el problema.
Pero hay otros factores a tener en cuenta. Uno nada desde?able consiste en que la fortaleza del euro est¨¢ ayudando a la eurozona a asimilar mejor el importante incremento del precio del petr¨®leo, que se paga en d¨®lares. Adem¨¢s, se?alan en la Comisi¨®n, las exportaciones europeas "sufren especialmente" en EE UU o en los pa¨ªses con monedas ligadas al d¨®lar, pero no en otros en los que, como Jap¨®n, tambi¨¦n han visto un fortalecimiento de sus monedas frente al billete verde americano.
Son precisamente esas monedas ligadas directamente al d¨®lar las que constituyen el segundo motivo del dolor de cabeza en Europa. Almunia recuerda que el G-7 ha puesto de relieve la necesidad de que monedas asi¨¢ticas, como el yuan chino, empiecen a tener un cambio flexible. En oto?o de 2003, los ministros de Econom¨ªa y Finanzas de la UE (Ecofin) ya hicieron la misma advertencia sin haber provocado la m¨¢s m¨ªnima reacci¨®n. Tampoco el BCE lleg¨® a tomar medida alguna al respecto. El lunes y martes pr¨®ximos, los ministros de Finanzas tienen una nueva cita en Bruselas. Ser¨¢ una ocasi¨®n para ver si existen o no posibilidades de coordinaci¨®n.
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