La federaci¨®n a?ade m¨¢s deterioro a su imagen
El f¨²tbol es un universo tan complejo que puede funcionar como factor de cohesi¨®n o como elemento de conflicto. Con su acusada carga simb¨®lica y con su car¨¢cter global, definido por su poder de fascinaci¨®n en todas las partes del planeta, a su alrededor se ventilan a menudo cuestiones mucho m¨¢s graves que las del simple juego. Inglaterra, el f¨²tbol brit¨¢nico en general, sabe muy bien de estos asuntos. Sabe de violencia y muertos, sabe de las complejidades sociales que alimentan el f¨²tbol, entre ellas las trabajosas dificultades que tiempo atr¨¢s encontraron los jugadores negros para enrolarse en sus clubes.
Inglaterra refleja perfectamente en su f¨²tbol los cambios que se han producido en su sociedad, multi¨¦tnica, con una elevada tasa de inmigrantes y con los consiguientes problemas de integraci¨®n. El f¨²tbol, que tanta violencia ha producido all¨ª, tambi¨¦n ha servido como elemento de equilibrio. No han pasado 30 a?os desde que Viv Anderson y Laurie Cunningham abrieran la v¨ªa a los jugadores negros en la selecci¨®n inglesa. Lo que ahora se ve como normal, un d¨ªa result¨® excepcional y hasta conflictivo para los sectores m¨¢s reacciones. Es, por tanto, un pa¨ªs sensible y atento a conflictos como los desatados por los comentarios de Luis Aragon¨¦s sobre Thierry Henry y la actuaci¨®n de algunos aficionados en el partido que disputaron los equipos sub 21 de Inglaterra y Espa?a en Alcal¨¢ de Henares. La Federaci¨®n Inglesa ha elevado una protesta inmediata a la UEFA y a la FIFA por los sucesos. Y est¨¢ bien que as¨ª sea.
La respuesta de la Federaci¨®n Espa?ola ha sido decepcionante, como siempre. En su estado actual de descomposici¨®n, con una dirigencia abotargada por el exceso de a?os en el poder, ha tachado de provocaci¨®n la actitud de la federaci¨®n y prensa inglesas. Al fondo est¨¢ la respuesta de Luis Aragon¨¦s a un periodista brit¨¢nico. La pregunta no tuvo nada de provocadora. Le inquiri¨® por su comentario sobre Thierry Henry en una conversaci¨®n con Reyes, el internacional espa?ol que milita en el Arsenal: "D¨ªgale a ese negro de mierda, hijo de puta, que es mejor que ¨¦l". La frase, pronunciada en un ¨¢mbito privado, mereci¨® la disculpa p¨²blica de Luis Aragon¨¦s, al que nadie tiene por racista. Al fin y al cabo, pocos como ¨¦l conocen la naturaleza integradora del f¨²tbol. Como jugador del Atl¨¦tico coincidi¨®, por ejemplo, con Jones y Mendoza, dos futbolistas negros, originarios de Guinea y Angola, colonias entonces de Espa?a y Portugal. Y en el Atl¨¦tico hizo historia junto a jugadores argentinos, paraguayos y centroamericanos. Lo mismo como entrenador. Pero desbarr¨® en su comentario, como en su despechado contencioso verbal con el periodista ingl¨¦s. Cada potencia colonial guarda en el armario una terrible historia de injusticias y degradaci¨®n. El Reino Unido, pero tambi¨¦n Espa?a. As¨ª que no hay motivos para reproches absurdos. A Luis Aragon¨¦s le puede demasiadas veces un aire tremendista, como si en cada ocasi¨®n tuviera que estar a la altura de su personaje. Alguien deber¨ªa moderarle o se multiplicar¨¢n conflictos sin sentido, pero da?inos. No lo har¨¢ esta federaci¨®n d¨¦bil, sin mensaje ni rumbo conocido, capitaneada por un grupo de dirigentes irrelevantes en el mejor de los casos, francamente incapaces en la mayor¨ªa de ellos, sospechosos de corrupci¨®n algunos. En un pa¨ªs que ya conoce problemas sociales como los que Inglaterra atraviesa desde hace cuatro o cinco d¨¦cadas, la federaci¨®n deber¨ªa ser un potent¨ªsimo foco de liderazgo en el f¨²tbol, de bandera de los mejores valores sociales y de mensajes contundentes, no de respuestas defensivas y torpes, como las emitidas en un caso que claramente deteriora la imagen del f¨²tbol espa?ol.
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