De Wembley a los campos de tierra

Cuando a los 13 a?os, Salvador Chirino Rivera (Zahara de los Atunes, 45 a?os) se sinti¨® atra¨ªdo por el mundo del arbitraje, no pens¨® que recorrer¨ªa las bandas del Santiago Bernab¨¦u, Camp Nou, San Siro, el Ol¨ªmpico de Munich, Old Trafford o el m¨ªtico Wembley. Tras 32 a?os como ¨¢rbitro y linier internacional y m¨¢s de un millar de encuentros en todas las categor¨ªas, Chirino ha regresado a sus or¨ªgenes y vuelto a pitar a los infantiles y cadetes en campos de tierra en la barriada de la Paz, una zona humilde de la ciudad de C¨¢diz. "Tengo la misma ilusi¨®n arbitrando estos partidos que cuando dirig¨ªa en los grandes estadios espa?oles y europeos", afirma.

Casado y con dos hijos, Chirino es t¨¦cnico superior de Airbus, el consorcio europeo de construcci¨®n aeron¨¢utica. En la planta de Puerto Real, en la que entr¨® con 23 a?os, trabaja en la construcci¨®n de los estabilizadores horizontales y los timones de direcci¨®n del A-380, el avi¨®n comercial m¨¢s grande del mundo con capacidad para 555 pasajeros. "Me gusta mi trabajo, pero con lo que realmente he disfrutado ha sido con el arbitraje", confiesa. Con todo, los inicios no fueron f¨¢ciles. En los campos de regionales, donde apenas hay protecci¨®n policial, fue agredido hasta en tres ocasiones. "S¨®lo la profunda vocaci¨®n que ten¨ªa por el arbitraje me permitieron recuperar la ilusi¨®n para no abandonar", recuerda.

A diferencia de muchos compa?eros, no fue un futbolista frustrado ni accedi¨® al colegio de ¨¢rbitros para entrar gratis a los campos de f¨²tbol. "Yo ya era socio del C¨¢diz por aquella ¨¦poca", asegura. Y relata con orgullo c¨®mo llegaba a arbitrar hasta ocho partidos desde la ma?ana del s¨¢bado hasta la tarde del domingo en la playa Victoria de C¨¢diz. "Tuve que suspender alg¨²n encuentro porque sub¨ªa la marea", explica.

A esos inicios ha regresado Chirino tras m¨¢s de tres d¨¦cadas en la ¨¦lite del f¨²tbol mundial. Pita a los m¨¢s peque?os en los campos de tierra Pedro Fern¨¢ndez y Manuel Irigoyen, en la barriada de la Paz, e instruye y anima a j¨®venes colegiados. "Es que el gusanillo no soy capaz de matarlo", afirma con cierta decepci¨®n por haber tenido que jubilarse a los 45 a?os, como dicta la UEFA y la FIFA. "Quiz¨¢s ahora es cuando mejor forma f¨ªsica tenga y cuando m¨¢s experiencia y seguridad ten¨ªa en mi arbitraje, pero las normas son as¨ª", dice no sin resignaci¨®n. De su experiencia se queda con los amigos que hizo, los lugares que conoci¨®, las camisetas de cientos de clubes que regal¨® a sus hijos y el dinero que gan¨®: "Me ha permitido vivir con m¨¢s soltura, pero el arbitraje no est¨¢ nada bien pagado, sobre todo en las peores categor¨ªas".

Desde hace dos semanas es adem¨¢s el delegado de campo del C¨¢diz. Su estreno no fue nada f¨¢cil porque los 15.000 aficionados cadistas empezaron a gritar "invasi¨®n" ante la decisi¨®n del ¨¢rbitro de turno de no pitar un penalti de libro a favor del equipo amarillo. "Menos mal que al final goleamos al M¨¢laga y todo qued¨® en una an¨¦cdota", afirma.