El siglo de las mujeres
A mediados del siglo XX, la mujer toma las riendas de su identidad y se convierte en protagonista del arte. Influye tambi¨¦n decisivamente en la imagen con que las representan los hombres. Una exposici¨®n, 'La mujer. Metamorfosis de la modernidad', muestra este cambio.
Par¨ªs, 1964. Totalmente desnuda, la artista estadounidense Carolee Schneemann sube al escenario del Festival de la Libre Expression. Su objetivo es, dice, expresar su "feminidad integral" en una acci¨®n donde manipula, trocea y lanza al p¨²blico carne y pescado crudos, pollos, salchichas, pintura fresca, pl¨¢stico transparente, cuerdas y papel. La estupefacci¨®n es may¨²scula. Tanto, que un espectador se lanza al cuello de la artista y, ante la indiferencia general -todos piensan que forma parte de la obra-, trata de estrangularla. La historia de esta primera representaci¨®n de la performance Meat Joy, que afortunadamente se qued¨® en an¨¦cdota, sirve a la comisaria Gladys Fabre para ilustrar el punto de llegada de la exposici¨®n La mujer. Metamorfosis de la modernidad, en la Fundaci¨®n Mir¨® de Barcelona, que re¨²ne m¨¢s de 120 obras de m¨¢s de cuarenta artistas del siglo XX, desde finales de los a?os veinte hasta la d¨¦cada de los setenta. Un periodo que resume la eclosi¨®n de la conciencia de una subjetividad ligada al cuerpo y a lo sensible, y la b¨²squeda de un lenguaje que comunique, provoque y apele al espectador, un lenguaje opuesto a la pasividad de la contemplaci¨®n est¨¦tica?
La exposici¨®n plantea un recorrido por la transformaci¨®n del papel de la mujer en el arte del siglo pasado desde una doble ¨®ptica. Por un lado, muestra c¨®mo los artistas hombres han tratado la imagen de la mujer. Por otro, c¨®mo la mujer artista ha convertido la representaci¨®n de lo femenino en un campo de discusi¨®n sobre la identidad sexual y los roles tradicionales en una revisi¨®n de la propia historia del arte. Cinco mujeres que trabajan en el campo de la creaci¨®n, la historia y la teor¨ªa del arte, y la comisaria de la exposici¨®n Gladys Fabre.
"I'm in training, don't kiss me" (Estoy entrenando, no me beses), dice la francesa Claude Cahun, seud¨®nimo de Lucy Schwob, desde una de sus fotograf¨ªas. Cahun realiz¨® en los a?os veinte y treinta una serie de autorretratos -muchos se muestran al inicio de la exposici¨®n- donde se muestra adoptando roles de muchacho andr¨®gino, forzuda deportista, aviadora, vampiresa e incluso una especie de buda, objeto de adoraci¨®n. Al mostrar a la artista travestida en m¨²ltiples im¨¢genes, la obra de Cahun, lesbiana, jud¨ªa y comunista, ha sido interpretada como una respuesta ir¨®nica a la imagen tradicional de la mujer. Ella y otras artistas como Lucia Moholy e Imogen Cunningham, utilizaron la fotograf¨ªa, una t¨¦cnica relativamente moderna y menos influida que la pintura por la mirada masculina, para expresarse y reflejarse a s¨ª mismas.
Claude Cahun se movi¨® en la ¨®rbita surrealista, un movimiento que, sin embargo, proyectaba una imagen bien distinta de la mujer. Lo recuerda la artista Julia Montilla: "El surrealismo ahond¨® en el paralelismo entre mujeres, maniqu¨ªes y mu?ecas. Los surrealistas ve¨ªan a la mujer como una mediadora entre la naturaleza y el subconsciente, musa y objeto de deseo. Sent¨ªan la misma fascinaci¨®n fetichista que los artistas cl¨¢sicos por las estatuas. Este concepto de la mujer estaba en conflicto con la necesidad de expresarse libremente de las escritoras y artistas que escog¨ªan trabajar en el marco de los principios surrealistas".
No es casual, pues, que la exposici¨®n reserve un lugar preferente al trabajo de estas fot¨®grafas que quisieron y supieron conjugar la adhesi¨®n a un lenguaje moderno -el surrealismo en el caso de Cahun- y la voluntad de mostrar "otra manera de presentarse en el arte y de considerarse como sujeto", seg¨²n explica Gladys Fabre. Hab¨ªa m¨¢s mujeres creativas en esos a?os, por supuesto, pero "las artistas abstractas o constructivistas no est¨¢n interesadas en la representaci¨®n en general, ni en la expresi¨®n de un ego, sino enfocadas, como sus colegas masculinos, en un arte revolucionario y colectivo. Hay otras mujeres artistas, como Marie Laurencin o L¨¦onore Fini, que cuando se autorrepresentan o ilustran un mundo femenino no lo hacen, o muy poco, con un estilo moderno. Otras, como Tamara de Lempicka o Marie Blanchard, adoptan cierto lenguaje moderno, pero reproducen todos los clich¨¦s culturales de la sociedad respecto de las mujeres. En el periodo de entreguerras el doble inter¨¦s por el lenguaje y la autorrepresentaci¨®n s¨®lo se da en la fotograf¨ªa y en algunas artistas como Georgia O'Keefe, Tarsila do Amaral, Frida Kahlo y Louise Bourgeois", las tres ¨²ltimas representadas en la exhibici¨®n. En este primer momento, recuerda la directora de la Fundaci¨®n Mir¨®, Rosa Maria Malet, "la imagen femenina deja de ser la representaci¨®n de la belleza y de la maternidad para ser tambi¨¦n un elemento reivindicativo, un sue?o er¨®tico, una expresi¨®n de violencia o de humor".
'La mujer. Metamorfosis de la modernidad' incluye muchas obras de artistas hombres: Georges Braque, Henri Matisse, Fernand L¨¦ger, Pablo Picasso, Le Corbusier, Joan Mir¨®, Andr¨¦ Masson, Alberto Giacometti, Amed¨¦e Ozenfant, Marcel Duchamp, Henry Moore... Los que vivieron el periodo de entreguerras utilizaron la representaci¨®n de la mujer, seg¨²n Gladys Fabre, como un elemento con el que equilibrar conceptos opuestos -"pasado y presente, naturaleza y cultura, sensualidad de la curva e intelectualismo de la l¨ªnea recta"- o como "punto de partida m¨¢s o menos er¨®tico que inaugura una expresi¨®n art¨ªstica de goce o de sublimaci¨®n". Para Lourdes Cirlot, jefa del departamento de Historia del Arte de la Universidad de Barcelona, "s¨®lo las tendencias figurativas hasta 1939, el fauvismo, expresionismo, cubismo, futurismo y surrealismo, pudieron ofrecer im¨¢genes distintas de las tradicionales de la mujer.
"Sin embargo", contin¨²a Cirlot, "aunque los planteamientos iconogr¨¢ficos y formales fueron muy diferentes a los de siglos pasados, en las obras de esos a?os no se perciben transformaciones verdaderamente importantes desde una ¨®ptica conceptual. En el fondo, el rol asignado a la mujer en el seno de la obra de arte vanguardista es similar a la de otras ¨¦pocas: objeto de veneraci¨®n, deseo o elemento de significativa carga sexual".
Montse Roman¨ª, te¨®rica y comisaria independiente, pone de relieve c¨®mo el arte ha sido transformado por las mujeres: "La transformaci¨®n radical de la imagen femenina en el arte del siglo XX ha venido de la mano de las propias mujeres artistas que son quienes han puesto de relieve los arquetipos sexistas, jer¨¢rquicos y excluyentes del imaginario creado por los hombres".
A trav¨¦s de la selecci¨®n de obras de artistas masculinos para la exhibici¨®n, Gladys Fabre habla de "c¨®mo el mundo masculino se apropia de la imagen de la mujer como objeto formal o simb¨®lico en tanto que simple componente de una totalidad concebida seg¨²n un imaginario que ¨¦l ha decidido que sea universal". La comisaria de la exposici¨®n compara tambi¨¦n las diferencias en la manera de tratar el desnudo por parte de los hombres -Masson, Mir¨®, Picasso, Sanyu, Henri Laurens, Yves Klein- y las mujeres -Bourgeois, Do Amaral, Maria Martins-: "Los hombres representan, a menudo, el desnudo femenino en un estado total de pasividad, sometido a sus fantas¨ªas er¨®ticas o a su deseo de idealizaci¨®n. El desnudo femenino, representado por la fotograf¨ªa o por las pinturas de las mujeres, ha tenido m¨¢s bien un efecto de espejo, ellas se buscan a s¨ª mismas en la imagen de otro id¨¦ntico". M¨¢s all¨¢ de la tradici¨®n del desnudo, esta b¨²squeda de una forma de autorrepresentaci¨®n puede alcanzar, en algunos casos, tonos opuestos, como se?ala Lourdes Cirlot. Por un lado, "la asunci¨®n de un papel de v¨ªctima, como en el caso de Frida Kahlo, cuya obra se puede interpretar como una denuncia", y, por otro, la "opci¨®n por la iron¨ªa e incluso sarcasmo, algo que nunca est¨¢ presente en la plasmaci¨®n de la mujer por parte del artista masculino, como en las famosas Nanas de Niki de Saint Phalle", tambi¨¦n presentes en la exposici¨®n.
Hay m¨¢s caracter¨ªsticas comunes en las mujeres representadas en la exhibici¨®n y, aunque toda generalizaci¨®n es a menudo abusiva -"hay que tener en cuenta las variables de clase, sexo, etnia, cultura, etc¨¦tera", advierte Montse Roman¨ª-, en las artistas de las cinco d¨¦cadas que separan los a?os veinte de los setenta. Chus Mart¨ªnez, responsable de la Sala Rekalde de Bilbao y comisaria, se?ala una: "Muchas de las artistas de este siglo han sido claves en la constataci¨®n de que el arte es parte de lo real, no una suerte de universo paralelo, impermeable a los valores, prejuicios y diferencias de las sociedades que generan las obras.
Esta constataci¨®n les permite aproximarse a la realidad y a los materiales de una forma distinta a la aprendida en las academias. Lo real, y por tanto lo pol¨ªtico, penetra en el arte bien sea bajo subversi¨®n de la divisi¨®n entre gran arte y artes aplicadas, bien bajo un inquisitivo estudio del tejido social, de los roles, de las disparidades entre g¨¦neros pero tambi¨¦n entre clases".
Lo "real" es, seg¨²n Gladys Fabre, "la utilizaci¨®n de materiales m¨¢s pobres, la mirada al entorno familiar, a la interioridad, corporal y f¨ªsica, y la expresi¨®n de lo vivido". En las mujeres "la preocupaci¨®n de hacer un Gran Arte cede a una urgencia m¨¢s grande de expresarse, de mostrarse aqu¨ª y ahora". ?Ha sido esto una limitaci¨®n? "S¨®lo hace falta constatar el tiempo que ha tardado el reconocimiento del arte de Louise Bourgeois, Frida Kahlo, Maria Martins y Tarsila do Amaral, por ejemplo. Sin embargo, hoy se percibe hasta qu¨¦ punto su arte, considerado en tiempos abusivamente na?f, mal dibujado o mal pintado, visceral, kitsch y desgraciado, fue una aportaci¨®n novedosa que importun¨® y contravino la norma".
Una aportaci¨®n que, ya en los a?os sesenta y setenta, con la eclosi¨®n del movimiento feminista y la emancipaci¨®n de la mujer en los diversos ¨¢mbitos de la sociedad, consisti¨®, sobre todo, en la utilizaci¨®n de un lenguaje propio expresado mediante y filmes (Schneemann, Yoko Ono), instalaciones (Bourgeois), vestidos (Yayoi Kusama) y objetos (Lygia Clark). La radicalizaci¨®n se manifiesta en la "feminidad integral" de la acci¨®n de Schneemann en Par¨ªs que termin¨® con una batalla campal, pero tambi¨¦n en el gesto de Niki de Saint Phalle, que llega a disparar contra sus cuadros y a reventar sobre ellos bolsas llenas de pintura que se derraman como si se tratara de sangre, y que se convierte, a?os despu¨¦s de que Cahun y otras pioneras explotaran con ¨¦xito la v¨ªa de la fotograf¨ªa, en un nuevo rechazo a la pintura, cargada con el peso de siglos de historia del arte eminentemente realizado por hombres.
Al final del trayecto, lo m¨¢s importante quiz¨¢ sea subrayar que a lo largo del siglo XX se ha producido "la inscripci¨®n de la mujer en el ¨¢mbito art¨ªstico", se?alan Lourdes Cirlot, Rosa Maria Malet y Julia Montilla. Como resume Chus Mart¨ªnez "en el momento en que la mujer gana, no s¨®lo autonom¨ªa sino un espacio social, p¨²blico, en el que poder desarrollarse plenamente, como artista o en cualquier otra actividad de su propia elecci¨®n, est¨¢ en sus manos la transformaci¨®n de la visi¨®n tradicional de la mujer en el arte. No s¨®lo cambiando la imagen de la mujer o su papel de musa, sino ejerciendo la pr¨¢ctica art¨ªstica desde aquellas preguntas y discursos que le parezcan importantes. La mejor respuesta a una imagen no es siempre ofrecer una contraimagen, sino ejercer la libertad de ser la artista que se quiere ser".
'La mujer. Metamorfosis de la modernidad' se inaugura el d¨ªa 26 en la Fundaci¨®n Mir¨® de Barcelona. La muestra ha sido patrocinada por el BBVA.
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