La direcci¨®n renuncia a nombrar a los portavoces municipales
La ponencia pol¨ªtica se limita a una cadena de cr¨ªticas contra el Gobierno de Zapatero
El debate que acompa?a a los congresos ten¨ªa ayer dos frentes en el c¨®nclave de los populares madrile?os: uno para el reglamento y otro para sus propuestas pol¨ªticas. Toda vez que la ponencia pol¨ªtica se limitaba a encadenar cr¨ªticas contra el socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, la discusi¨®n se centr¨® en las cuestiones estatutarias. Y, dentro de ellas, en el rechazo rotundo de los militantes de base a que los simpatizantes tengan casi tantos derechos como ellos, que s¨ª pagan sus cuotas. La direcci¨®n, por otra parte, renunci¨® a la potestad que pretend¨ªa para nombrar a los portavoces municipales.
La pelea pol¨ªtica se esperaba de dos enmiendas presentadas por los afines de Alberto Ruiz-Gallard¨®n para impedir que la direcci¨®n del PP tuviera control tanto sobre las cuentas de los grupos municipales como, sobre todo, sobre los portavoces de los ayuntamientos. El ponente, Te¨®filo de Luis, hab¨ªa propuesto esa posibilidad, que daba a Aguirre la potestad para poner o quitar, por ejemplo, a Manuel Cobo, el n¨²mero dos de Ruiz-Gallard¨®n. Pero finalmente pact¨® con Cobo una enmienda transaccional que elimin¨® la conflictiva propuesta.
Al margen de esta pugna, a los militantes del PP de Madrid no les ha hecho ninguna gracia que su organizaci¨®n nacional se inventara, en el Congreso de principios de octubre, la figura del simpatizante y le diera buena parte de los derechos que tienen los militantes, es decir, los que pagan sus cuotas al partido. As¨ª lo exhibieron de forma insistente varios compromisarios en el debate de la ponencia de reglamento, defendida por De Luis.
Hubo m¨¢s de una veintena de enmiendas para reclamar que los simpatizantes simpaticen todo lo que quieran con el PP, pero que si quieren ser del partido se afilien y paguen. Adem¨¢s, ¨¦sas fueron pr¨¢cticamente las ¨²nicas enmiendas a la ponencia de reglamento que prosperaron, en medio del j¨²bilo de una militancia muy celosa de sus esencias.
El problema -y varios circunspectos compromisarios pidieron la palabra para explic¨¢rselo a sus compa?eros- es que ning¨²n reglamento puede contradecir lo que marca la norma superior, que son los estatutos del partido. Y ¨¦stos han decidido que haya simpatizantes y militantes, para despu¨¦s considerar a ambos afiliados, y dar a unos y otros derechos similares en el PP.
Antes de eso hubo dos enmiendas id¨¦nticas, muy aplaudidas, pero que fracasaron estrepitosamente. Ambas fueron expuestas por se?ores de edad avanzada que intentaban convencer a los suyos de que "no hay que avergonzarse" de lo que se es. Su propuesta consist¨ªa en que el PP dejara de calificarse a s¨ª mismo como un partido "de centro reformista" y pasara a asumir que es de "centro derecha reformista". Si en vez de contar los votos hubiera cotizado el entusiasmo de los que aplaud¨ªan, estas enmiendas habr¨ªan salido adelante. Pero los votos de los centristas convencidos resultaron ser m¨¢s.
Un elemento curioso, y criticado por la enmienda fallida de un compromisario, es que los militantes populares s¨®lo pueden proponer modificaciones a aquellos art¨ªculos de su reglamento que el ponente de turno ha decidido cambiar. No a ning¨²n otro. Esto es as¨ª porque lo que se somete a debate es la ponencia de reglamento y no ese reglamento como tal. Es decir, que, si el ponente no modifica nada, los compromisarios no pueden cambiar ni una coma de los estatutos hasta el congreso siguiente.
Uno de los compromisarios percibi¨® ayer una aparente contradicci¨®n entre los Estatutos del PP nacional y el Reglamento de la organizaci¨®n de Madrid, que no pudo solventar por esta limitaci¨®n. Resulta que en el congreso nacional se elev¨® de 50 compromisarios al 20% de ¨¦stos -es decir, en el caso de este congreso, 400 compromisarios- los avales necesarios para presentar una candidatura. Sin embargo, en las elecciones en los distritos sigue computando el l¨ªmite de los 50 compromisarios. El militante en cuesti¨®n pidi¨® enmendar aquello pero, como quiera que ese art¨ªculo no formaba parte de la ponencia, no pudo hacerlo.
Propuesta de contenidos
Mucho menos debate hubo en la ponencia sobre contenidos pol¨ªticos, titulada Comprometidos por Madrid y presentada por la eurodiputada Ana Mato. En sus 80 folios no hab¨ªa ni una sola referencia a la posici¨®n del PP madrile?o sobre asuntos de discusi¨®n candente como el matrimonio de parejas homosexuales -y mucho menos la adopci¨®n de ni?os por parte de ¨¦stas-, la eutanasia o la relaci¨®n entre el poder pol¨ªtico y la Iglesia cat¨®lica.
S¨ª se pronunciaba insistentemente el texto "radicalmente en contra de quienes defienden posiciones insodiarias y desvertebradoras de Espa?a". "Manifestamos nuestra inquietud y preocupaci¨®n por que en la actualidad diversas fuerzas pol¨ªticas tengan la voluntad de modificar la Constituci¨®n. Debemos ser muy conscientes de lo que se plantea: un desaf¨ªo en toda regla al modelo de Estado y, en definitiva, a la unidad de Espa?a", rezaba la ponencia elaborada por Mato.
Pero el hilo conductor de toda la propuesta pol¨ªtica fue el canto a los logros del PP en ocho a?os de Gobierno, la cr¨ªtica al actual Ejecutivo central del socialista Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero y la exigencia de que no discrimine a Madrid y se esfuerce por consolidar "s¨®lidos e indispensables apoyos institucionales" con una ciudad que, adem¨¢s de gran urbe, es la capital de Espa?a.
La ponencia arremet¨ªa tambi¨¦n contra "quienes buscaron y buscan provecho pol¨ªtico de los brutales acontecimientos" del 11-M. "Nosotros nunca nos dedicaremos a organizar manifestaciones en la jornada de reflexi¨®n. Nuestro estilo de hacer pol¨ªtica es algo m¨¢s que un supuesto talante; es ejercicio real de di¨¢logo", asegur¨® Mato.
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