Acordada y mejorada
Se felicita el autor porque el esfuerzo de acuerdo de las fuerzas pol¨ªticas en el Parlamento ha mejorado sustancialmente el proyecto inicial.
A la hora de calificar la nueva Ley de Industria Vasca, me viene a la memoria aquel concepto de la reforma agraria de "fincas manifiestamente mejorables", que es el que se ha aplicado en la tramitaci¨®n de dicha ley. En estas misma p¨¢ginas fui tremendamente cr¨ªtico con el proyecto de ley, que califiqu¨¦ de mezquino y corto en sus contenidos, desequilibrado y deficitario para modernizar nuestro aparato productivo, b¨¢sicamente unidimensional, centr¨¢ndose en la seguridad industrial y olvid¨¢ndose de la calidad, la innovaci¨®n y la sostenibilidad. etc.
Pero, sobre todo, me pareci¨® a¨²n m¨¢s grave la ausencia de participaci¨®n de los agentes sociales en la elaboraci¨®n, dise?o, ejecuci¨®n y evaluaci¨®n de las pol¨ªticas industriales. Se trataba de un proyecto conservador, jacobino, centralista, que optaba por la tribalizaci¨®n, privatizaci¨®n e incluso individualizaci¨®n de la escasa pol¨ªtica industrial.
Cuando la pol¨ªtica aborda los problemas reales, se sale de la aburrida dial¨¦ctica identitaria
El abandono de las pol¨ªticas industriales ha sido una tendencia dominante, pero err¨®nea
La importancia estrat¨¦gica de una adecuada Ley de Industria para hacer realidad un autogobierno que posibilite un mayor bienestar de la ciudadan¨ªa vasca, no me ofrece ninguna duda. Lo afirmo consciente de las limitaciones competenciales de intervenci¨®n econom¨ªa de nuestro autogobierno. Nuestras tareas se concretan en la promoci¨®n de la innovaci¨®n tecnol¨®gica, de la necesaria cualificaci¨®n del mercado de trabajo, en la obligada creaci¨®n de infraestructuras vinculadas al ¨¢mbito de la tecnolog¨ªa y de las redes institucionales de apoyo a la empresa privada. Puede parecer formalmente insuficiente. En la pr¨¢ctica, si hay voluntad de realizar pol¨ªticas industriales activas, la importancia de un marco legal adecuado y participativo es vital para la necesaria modernizaci¨®n de la econom¨ªa vasca.
El abandono de las pol¨ªticas industriales es una de las tendencias dominantes de la mayor¨ªa de los gobiernos. As¨ª lo denunci¨® la Comisi¨®n Europea ya en el 2002, a la hora de valorar la pol¨ªtica industrial en la Europa ampliada, reconociendo con gran crudeza que "el inter¨¦s de los pol¨ªticos se ha desviado algo de la industria al considerarse , desde posiciones no por muy generalizadas menos err¨®neas que, en la econom¨ªa del conocimiento y en las sociedades de la informaci¨®n y los servicios, la industria ha dejado ya de desempe?ar el papel fundamental que antes se le reconoc¨ªa".
Aterrizando en nuestra realidad vasca, la partida econom¨ªa de gasto presupuestario destinado a pol¨ªtica industrial viene disminuyendo a?o tras a?o, del 2,53% del gasto total en 2000, 1,37% presupuestado para 2005. En esta misma linea es preocupante la p¨¦rdida de peso en relaci¨®n con el empleo de nuestro sector industrial, que ocupaba en 1998 al 30,14 % de los empleados y en 2003 al 27,58%. Lo mismo se puede afirmar de la p¨¦rdida de peso de la industria en el crecimiento econ¨®mico. Tengo la sensaci¨®n que las llamadas "devaluaciones fiscales competitivas", que Europa las ha rechazado por considerarlas "ayudas de Estado" y contrarias a la armonizaci¨®n fiscal y la libre competencia, han sido la estrella, no afortunada, de pol¨ªtica industrial.
?En qu¨¦ ha mejorado la ley? En la tramitaci¨®n parlamentaria la ley ha conseguido consenso pr¨¢cticamente un¨¢nime (excepci¨®n de los sucesores de HB). ?Qu¨¦ poca transcendencia medi¨¢tica tienen entre nosotros los acuerdos entre fuerzas pol¨ªticas, y menos a¨²n cuando se trata de temas socio-econ¨®micos! Se ha recuperado el derecho a la participaci¨®n de los agentes sociales, condici¨®n necesaria para la creaci¨®n de elementos de confianza mutua, de complicidad entre actores, empresas, trabajadores y sindicatos, autoridades p¨²blicas, instituciones de investigaci¨®n.
Se contempla la planificaci¨®n estrat¨¦gica como contenido clave en un momento de incertidumbre y como instrumento para la creaci¨®n de un entorno productivo y de un mercado de trabajo adecuado para atraer inversiones y generar tejido empresarial. Se introduce el concepto de responsabilidad social corporativa que mas all¨¢ del marketing cosm¨¦tico debiera convertirse en un instrumento de cooperaci¨®n de las empresas con la sociedad. Finalmente se contempla la necesidad de que el Gobierno establezca pol¨ªticas contra las deslocalizaciones.
Desde mi sensibilidad social y desde mi civismo democr¨¢tico, agradezco, de modo especial al parlamentario socialista Jes¨²s Loza, su trabajo en el resultado de esta Ley. Pero, sobre todo, lo que m¨¢s me satisface, adem¨¢s de la mejora del contenido de la ley, es comprobar que el pacto y el acuerdo, la participaci¨®n y la colaboraci¨®n han sido un mecanismo ¨²til, que desgraciadamente es excepcional en la pol¨ªtica vasca. Cuando la pol¨ªtica aborda con realismo y voluntad de eficacia los problemas reales de los ciudadanos y ciudadanas de Euskadi y se sale de la desgraciada y aburrida dial¨¦ctica de conflictos de identidades que la anquilosan y la hacen improductiva, es posible avanzar por otros caminos m¨¢s transversales, m¨¢s plurales, m¨¢s integradores y, sobre todos, m¨¢s productivos. Es lo que la sociedad vasca necesita: una nueva cultura pol¨ªtica.
Esta ley abre una perspectiva de trabajo que no es otra cosa que realizar juntos una apuesta colectiva que aborde los problemas estructurales de nuestras empresas en la b¨²squeda de una mayor competitividad. Y aqu¨ª est¨¢ el problema. Frente a un modelo competitivo de expansi¨®n de cortas miras, de baja productividad, de empleo precario, de bajo salarios, de deterioro de las condiciones de trabajo, de escasa cualificaci¨®n de la mano de obra, de poca inversi¨®n en innovaci¨®n tecnol¨®gica de ausencia de pol¨ªtica industrial y de d¨¦biles condiciones de trabajo, es preciso crear entre todos un modelo alternativo para lo cual el dialogo social, la negociaci¨®n y el acuerdo, participaci¨®n y el compromiso interinstitucional y de los agentes sociales es preciso alcanzar y conquistar. El modelo anteriormente descrito tiene los pies de barro y los d¨ªas contados.
La Confederaci¨®n Europea de Sindicatos ha demandado en varios documentos y resoluciones la puesta en marcha en el ¨¢mbito europeo de una pol¨ªtica industrial innovadora, mediante el apoyo a los servicios de inter¨¦s general; el incremento y una mayor coordinaci¨®n europea de los recursos en I+D; el aumento de los gastos, p¨²blicos y privados, en formaci¨®n de los trabajadores; la incorporaci¨®n de la dimensi¨®n regional a dicha pol¨ªtica industrial; la combinaci¨®n de pol¨ªticas horizontales y sectoriales especificas de apoyo a la industria; la creaci¨®n de un marco de referencia para la pr¨¢ctica de una efectiva responsabilidad social corporativa; un programa de apoyo, sobre todo con nuevas fuentes de financiaci¨®n, a la pymes; la participaci¨®n efectiva de los interlocutores sociales, a todos los niveles, en la puesta en pr¨¢ctica de dicha pol¨ªtica industrial. Esta es una buena hoja de ruta y un buen programa de pol¨ªtica industrial. Una buena utilizaci¨®n de la ley har¨¢ eficaz y efectiva la apuesta por el cambio de nuestro modelo productivo.
Me viene a la memoria al respecto una declaraci¨®n del ex comisario europeo E. Liikanen: "Durante lo a?os 90 se pensaba que los servicios est¨¢n en condiciones de tirar de la econom¨ªa. Era un error. Hemos comprendido la necesidad de cambiar de pol¨ªtica".
Carlos Trevilla es representante de UGT en el Consejo Econ¨®mico y Social (CES) vasco.
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