El Sevilla explota las miserias del Madrid
El equipo andaluz, a la altura de su fama de competitivo, pudo moverse por el c¨¦sped con toda naturalidad

Un equipo destinado a la felicidad vive instalado en el drama continuo. Es el Madrid, condenado a otro juicio sumario de la hinchada, que se irrit¨® con la derrota frente al Sevilla. El Bernab¨¦u es cualquier cosa menos un fort¨ªn. No digamos sin Ronaldo, el jugador que todav¨ªa marca la diferencia. Una lesi¨®n le impidi¨® salir con los titulares. El efecto fue doble: el Madrid pareci¨® menos de lo que es, y no es mucho en estos tiempos, y el Sevilla se sinti¨® aliviado por la ausencia. Del partido qued¨® la facilidad del Sevilla para producir ocasiones y el terco empuje del Madrid. Con estas condiciones el duelo fue bastante raro. El Madrid estuvo tan cerca de la cat¨¢strofe que casi sali¨® aliviado de la derrota. El problema es que esa derrota le hace un da?o enorme. Le aparta de la Liga y vuelve a enviar el mensaje de los ¨²ltimos meses: es un equipo aplastado.
REAL MADRID 0 - SEVILLA 1
Real Madrid: Casillas; Michel Salgado, Helguera, Samuel, Ra¨²l Bravo; Figo, Beckham (Ronaldo, m. 46), Guti, Figo, Zidane; Ra¨²l y Owen (Solari, m. 59).
Sevilla: Esteban; Sergio Ramos, Javi Navarro, Ruiz, David; Alves, Mart¨ª, Renato (Casquero, m. 92), Jesuli (Jordi, m. 79); Baptista y Carlitos (Jes¨²s Navas, m. 62).
Gol: 0-1. M.19. Baptista recoge un rechace en casi la mitad del campo madridista, supera en velocidad a Samuel y bate a Casillas en su salida.
?rbitro: P¨¦rez Lasa. Ense?¨® cartulina amarilla a Samuel, Michel Salgado, Figo y Baptista.
Unos 45.000 espectadores en el Santiago Bernab¨¦u.
El Sevilla estuvo a la altura de su fama de equipo competitivo, no siempre confirmada en el Bernab¨¦u, donde muchas veces se ha borrado. Esta vez, no. Jug¨® con entereza y buen ojo para tirar contragolpes, casi todos temibles para la defensa del Madrid. Cada ocasi¨®n fue un mano a mano con Casillas, nada de remates de media distancia o cabezazos. Eran jugadas sencillas, limpias, ejecutadas con una velocidad que a los defensas del Madrid les parec¨ªan supers¨®nicas. A la cabeza del reparto se situaron Alves y Baptista, los dos mejores del partido. Alves, que hace un a?o funcionaba como lateral largo, ahora juega como interior derecha. Sorprende menos que antes, pero en el Bernab¨¦u amarg¨® la noche a Ra¨²l Bravo, cuyas carencias como lateral son asombrosas. Jug¨® porque Garc¨ªa Rem¨®n le tiene castigado a Roberto Carlos, que tiene el puesto como si fuera su finca privada. Con raz¨®n, a pesar de su lastimoso estado. Es el problema del Madrid: la mayor¨ªa de sus estrellas han entrado en un declive pronunciado y, sin embargo, nadie puede discutirles la titularidad.
Lo de Baptista fue la apoteosis de la potencia y la llegada abrumadora al ¨¢rea. El Madrid nunca encontr¨® la manera de detenerle. Arrancaba desde la media punta, recib¨ªa un pase y superaba a los centrales como si fueran postes de tel¨¦fono. Baptista marc¨® el gol de la victoria y eso tiene m¨¦rito, pero pudo hacer historia. Se midi¨® con Casillas en varios mano a mano y no ocurri¨® nada ante la sorpresa de los madridistas, que lo interpretaron como la ¨²nica se?al positiva del encuentro. Al borde del abismo durante toda la noche, el Madrid se aguant¨® en el partido por las concesiones del Sevilla frente a Casillas. Al fondo, la decepci¨®n del p¨²blico, cada vez m¨¢s irritado con su equipo. La gente ya no repara en gastos. Le da igual cualquiera. Todos est¨¢n en el punto de mira. No se salv¨® Garc¨ªa Rem¨®n tras la sustituci¨®n de Owen por Solari. Hab¨ªa entrado Ronaldo por Beckham tras el descanso y el equipo tampoco funcionaba. El entrenador, que ha aguantado a pie firme el terrible periodo que le leg¨® Camacho, parece que a veces entra en estado de shock, como si le pudieran las situaciones de m¨¢xima tensi¨®n. Su apuesta de tres delanteros dur¨® diez minutos. Luego sac¨® a Solari, seguramente para equilibrar y darle simetr¨ªa al equipo. Pero en el ambiente qued¨® la idea de la indecisi¨®n y el p¨²blico se lo hizo saber con silbidos. Algunos se dirigieron al presidente, por primera vez cuestionado por un amplio sector de los aficionados. As¨ª de cambiante es el f¨²tbol. Hace seis meses gan¨® las elecciones con el favor del 95% de los votos. Ahora comienza a sentirse contestado.
El Madrid jug¨® mal desde el comienzo. No le falt¨® coraje, pero de juego estuvo tieso. Zidane mantiene su escandalosa precariedad, Beckham fracas¨® nuevamente y Ra¨²l dio demasiadas se?ales de angustia. En la izquierda, Figo hizo las ¨²nicas cosas interesantes en el primer tiempo. Al menos, fue una amenaza para Sergio Ramos, que aguant¨® el tipo. Pero el partido ten¨ªa due?o: el Sevilla. Se encontr¨® comod¨ªsimo en un partido donde se defendi¨® con mucha gente y contragolpe¨® con claridad. En todas las zonas del campo parec¨ªa que hab¨ªa m¨¢s jugadores del Sevilla. O al rev¨¦s. El Madrid ha llegado a un punto donde siempre est¨¢ en cueros. Siempre parece que tiene poca gente: en la defensa, en el medio campo y en la delantera. Lo pag¨® frente al Sevilla, que se movi¨® por el campo con toda la naturalidad. Nunca entr¨® en crisis. S¨®lo le falt¨® dar el golpe. Gan¨®, y no es poco, pero se encontr¨® con todos los elementos favorables para destrozar al Madrid, expuesto en varias ocasiones a la goleada. Pero la derrota no evita pensar que el equipo est¨¢ condenado a una temporada dram¨¢tica. Tiene imposible la Liga, la amenaza de la Juve es terrible y la posibilidad de regeneraci¨®n no existe. Este equipo est¨¢ exprimido desde hace demasiado tiempo.

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