El terror sin l¨ªmites
Las torturas de Abu Ghraib, los extranjeros secuestrados y degollados en Irak, la matanza de ni?os en un colegio ruso, la pobreza indefensa de Hait¨ª y Sud¨¢n frente a la furia de la naturaleza. Cuando el mundo cree ya haberlo visto todo, asiste at¨®nito a una pesadilla a¨²n peor.
EL A?O DE LA IGNOMINIA
Guerras, desastres naturales y terrorismo. 2004 ha sido de nuevo un a?o negro. Estados Unidos, Europa y China han intentado cambiar el mundo, pero a su manera. Lo que no cambia son las cifras de la ignominia, como la de un mill¨®n de ni?os en peligro de muerte por las guerras, el sida y el hambre.
Estados Unidos hace su guerra al terrorismo internacional, Europa se dedica a los arcanos de la pol¨ªtica y China trabaja y crece. Esto es, en s¨ªntesis, lo que ocurrido durante 2004 en la escena internacional. Cada una de las tres superpotencias se ha dedicado a cambiar el mundo, pero a su estilo. Washington, con la guerra de Irak, que deb¨ªa llevar a la eliminaci¨®n del terrorismo de ra¨ªz islamista y la instalaci¨®n de la democracia en Oriente Pr¨®ximo. Bruselas, con la ampliaci¨®n de la Uni¨®n Europea y la aprobaci¨®n de un nuevo Tratado Constitucional. Y Pek¨ªn, con una irrupci¨®n de caballo siciliano en el comercio mundial que est¨¢ afectando a todos los mercados: a las materias primas, incrementando su precio; a los capitales, atray¨¦ndolos y desplazando tambi¨¦n los propios, y a la mano de obra, deslocaliz¨¢ndola de los pa¨ªses ricos a sus talleres de bajos salarios y escasas normas de protecci¨®n laboral.
Algunos han cre¨ªdo observarlo todo bajo la ¨®ptica de la acci¨®n de una ¨²nica superpotencia o hiperpotencia. Pero en realidad hay tres superpoderes especializados: el imperial y armament¨ªstico, convertido en la naci¨®n imprescindible, pues nada se puede hacer sin su permiso o como m¨ªnimo su aquiescencia pasiva; el pol¨ªtico y comercial, convertido en el poder necesario aunque no suficiente que es la UE, y el econ¨®mico y demogr¨¢fico, que es un poder todav¨ªa muy encerrado en s¨ª mismo, pero ya al acecho para ocupar el siglo XXI. Pero entre los tres cubren la superficie del planeta y las im¨¢genes y noticias de su actualidad durante 2004 de forma incompleta y desigual.
La guerra y el terrorismo, adem¨¢s de f¨¢bricas de dolor y de muerte, lo son tambi¨¦n de im¨¢genes, terribles casi todas. Y si se toma el concepto de guerra en sentido laxo, como hacen el presidente estadounidense, George Bush, y tambi¨¦n el ruso, Vlad¨ªmir Putin -ambos reelegidos este a?o en su segundo mandato presidencial-, ensangrienta entonces el mayor tramo de 2004: los megaatentados terroristas de Besl¨¢n y de Madrid, la acci¨®n de las tropas norteamericanas en Nayaf y en Faluya, los atentados suicidas en Irak e Israel, los asesinatos selectivos de l¨ªderes radicales palestinos, las represalias militares y bombardeos del Tsahal en Cisjordania y en la franja de Gaza (D¨ªas de Penitencia se llamaba la ¨²ltima operaci¨®n), el propio muro de seguridad construido por Sharon, las torturas de la c¨¢rcel de Abu Ghraib y de Guant¨¢namo, las ejecuciones de heridos o detenidos en Irak y en Israel por soldados regulares o el gran n¨²mero de rehenes de Al Zarqaui degollados en Irak. Con una novedad espeluznante: buena parte de la acci¨®n criminal ha contado con su fotograf¨ªa o filmaci¨®n correspondiente, que luego ha circulado por Internet e incluso por ciertos canales de televisi¨®n. Este a?o hemos visto los cuerpos linchados de trabajadores norteamericanos en Faluya, iraqu¨ªes torturados y vejados sexualmente amontonados y humillados, rehenes suplicantes pasados a cuchillo ante las c¨¢maras en Irak, y los heridos en uno y otro lugar rematados en el suelo.
El intelectual y bi¨®grafo de Isaiah Berlin, Michael Ignatieff, ha se?alado en un art¨ªculo memorable la terrible novedad de una ¨¦poca en que el terrorista act¨²a como director de cine, y sus im¨¢genes, como pornograf¨ªa. "Los terroristas han entendido enseguida que la c¨¢mara tiene el poder de captar un acto atroz y convertirlo en una imagen que provoque escalofr¨ªos a todo el planeta. Con ello han descubierto un arma nueva y fundamental. Adem¨¢s del terrorista como empresario de espect¨¢culos, recordemos que tambi¨¦n tenemos al torturador como artista de v¨ªdeo". El terrorista, cree Ignatieff, calcula que su jugada es ganadora siempre: "Los v¨ªdeos son una especie de suprema tentaci¨®n moral, una trampa ¨¦tica en la que espera que caigamos. Todo est¨¢ permitido, nos dice. Si quer¨¦is vencerme, tendr¨¦is que uniros a m¨ª". Y as¨ª ha sido en buena parte. Este 2004 ha aparecido ante nosotros con im¨¢genes de ignominia porque es un tiempo de ignominia.
Tambi¨¦n la UE, que sufri¨® dicha ignominia en Madrid, dio sus im¨¢genes de pac¨ªfica disputa y de gloriosos acuerdos a la actualidad del a?o. En Dubl¨ªn, el 1 de mayo, hubo cita hist¨®rica: Europa incorpor¨® a los diez nuevos socios, en su mayor¨ªa antiguos pa¨ªses del bloque comunista e incluso rep¨²blicas sovi¨¦ticas, quince a?os despu¨¦s de la desaparici¨®n del tel¨®n de acero. Y en octubre, en Roma, se firm¨® el nuevo Tratado Constitucional, en otro eco de un acto trascendental, el que reuni¨® hace 47 a?os en la misma sala del mismo Palacio del Campidoglio a los representantes de los seis pa¨ªses fundadores. Las elecciones para el parlamento Europeo tuvieron muy escasa participaci¨®n, y el italiano Romano Prodi, que quiere echar a Berlusconi del poder en cuanto tenga ocasi¨®n, dio el relevo como presidente de la CE al ex primer ministro portugu¨¦s Dur?o Barroso.
La pelea europea no entusiasma, pero se revela imprescindible: as¨ª lo ve Turqu¨ªa, que llama con insistencia a la puerta y recibe respuestas desiguales e inquietantes. Y Ucrania, que ha empezado una revoluci¨®n de terciopelo para echar a las mafias y a los servicios secretos del poder y quiere tambi¨¦n ingresar en la OTAN y en la UE. La aportaci¨®n de la UE se ve cada vez m¨¢s claramente como la extensi¨®n pac¨ªfica desde sus fronteras de un modelo de sociedad y de econom¨ªa abierta a trav¨¦s del derecho y de la cooperaci¨®n multilateral. Pero en Bosnia, por primera vez en la historia, ya hay tropas de mantenimiento de la paz exclusivamente bajo su bandera.
El Imperio del Centro, en cambio, no ha producido apenas im¨¢genes, ni de guerra ni de reuniones multitudinarias de jefes de Gobierno. China funciona en dos tiempos claramente diferenciados que poco tienen que ver con el concepto de actualidad de los occidentales. El tiempo pol¨ªtico, que es lento y conservador, y el tiempo econ¨®mico, que es vertiginoso, sobre todo cuando se crece a una velocidad de crucero del 9%. La sucesi¨®n de Jiang Zemin, iniciada en 2002 en el XVI Congreso del Partido Comunista, ha culminado dos a?os despu¨¦s, cuando Hu Jing Tao se ha hecho con el poder militar. Ha realizado su primera transici¨®n pol¨ªtica en paz desde la fundaci¨®n de la Rep¨²blica Popular en 1949. La cuarta generaci¨®n de dirigentes ha llegado al poder sin violencia pol¨ªtica, como sucedi¨® en todas las transiciones anteriores.
Pero el premio del a?o se lo ha llevado el presidente George W. Bush, que se ha visto galardonado por los electores norteamericanos por su buena mano sobre los acontecimientos y ha sido reelegido esta vez por margen claro y sin discusi¨®n jur¨ªdica de por medio, tras la campa?a m¨¢s apasionante de la historia. La otra cara de la moneda, la del perdedor, es la de Arafat, fallecido de enfermedad todav¨ªa desconocida en Par¨ªs, llorado por los palestinos y todo el mundo ¨¢rabe y vituperado por Israel y buena parte de la opini¨®n occidental, despu¨¦s de una evidente derrota de la Intifada que desencaden¨® hace cuatro a?os.
Irak no ten¨ªa armas de destrucci¨®n masiva. Sadam y Al Qaeda tampoco ten¨ªan relaci¨®n alguna. Se invadi¨® Irak sin planes de ocupaci¨®n ni de paz. La coalici¨®n internacional, d¨¦bil ya al principio, se quebr¨® principalmente por la salida de las tropas espa?olas y la p¨¦rdida del aliado incondicional que era Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. La resistencia y el terror se han apuntado numerosos y siniestros ¨¦xitos. Estados Unidos ha proporcionado a la vez p¨¦simos ejemplos, eludiendo las convenciones internacionales y legalizando de hecho la tortura. La democracia prometida para todo el Gran Oriente Pr¨®ximo ni siquiera ha asomado la nariz. Washington ha dado por buena por primera vez la ocupaci¨®n por Israel de los territorios ocupados. Ah¨ª est¨¢n adem¨¢s los negocios de los neocons con la guerra, el petr¨®leo y la invasi¨®n de Irak.
Y las v¨ªctimas: EE UU ha perdido m¨¢s de 1.300 soldados en combate. Ninguna fuente oficial ha proporcionado datos sobre el n¨²mero de muertes entre la poblaci¨®n iraqu¨ª y entre los insurgentes y terroristas. La revista m¨¦dica Lancet ha realizado un c¨¢lculo, basado en el an¨¢lisis de una muestra de los efectos de la guerra sobre 988 hogares iraqu¨ªes, que ha llevado a una cifra de 100.000 muertos, sin distinci¨®n entre civiles u hombres armados. Lancet considera que es una cifra conservadora. Una organizaci¨®n humanitaria sin ¨¢nimo de lucro, Iraqbodycount, lleva una cuenta a partir de dos fuentes y proporciona una cifra de muertos civiles entre 14.600 y 16.800 (la horquilla se debe a la indeterminaci¨®n del car¨¢cter civil o militar de una parte de los muertos contabilizados).
El fracaso de EE UU en Irak prueba los l¨ªmites del superpoder. No basta con una m¨¢quina de guerra de alta tecnolog¨ªa capaz de liquidar un r¨¦gimen armado como el de Sadam. Bush ha recibido el aval de los electores norteamericanos, pero las teor¨ªas de la guerra preventiva, de la acci¨®n unilateral y de la imposici¨®n de la hegemon¨ªa norteamericana han recibido un dur¨ªsimo golpe que obligar¨¢ a los neocons a pactar con la realidad. La lucha contra la proliferaci¨®n de armas nucleares, el sida, la pobreza y los estados fallidos no se resolver¨¢n s¨®lo con un ej¨¦rcito poderos¨ªsimo.
Dos informes anuales de Naciones Unidas, dados a conocer en las ¨²ltimas semanas del a?o, revelan la magnitud de los problemas en el siglo XXI y que pueden ser el germen de futuros conflictos y guerras. La Organizaci¨®n para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO) ha se?alado que cinco millones de ni?os de menos de cinco a?os habr¨¢n muerto por hambre durante 2004. El n¨²mero de personas mal nutridas ha crecido en t¨¦rminos absolutos hasta 852 millones, m¨¢s de la mitad de los cuales se encuentran en India y ?frica.
?sta es la cara del planeta que apenas aparece en las im¨¢genes de las televisiones y en las primeras p¨¢ginas de los peri¨®dicos y que no se limita a los pa¨ªses del llamado Tercer Mundo. Nueve millones de personas mal nutridas viven tambi¨¦n en los pa¨ªses industrializados. Seg¨²n la Unicef, un mill¨®n de ni?os se hallan actualmente en peligro de muerte por las guerras, el sida y la miseria. Uno de cada seis ni?os en el mundo pasa hambre. Uno de cada siete no tiene acceso a la sanidad. Uno de cada cinco carece de agua potable. Uno de cada tres no tiene casa o la tiene sin sanitarios. S¨®lo un 13% va a la escuela. Dos millones de ni?os est¨¢n infectados por el virus del sida. Y la mitad de las muertes en las guerras desde 1990 son ni?os.
La econom¨ªa mundial, en cambio, ha crecido un 4%, por encima de las cifras de d¨¦cadas anteriores, seg¨²n el Banco Mundial. Pero el mayor crecimiento se ha producido en India, Rusia y China, de forma que esta ¨²ltima ha empezado a actuar como una aut¨¦ntica locomotora econ¨®mica global. En contraste, las diferencias de riqueza en el mundo y en buena parte de los pa¨ªses tambi¨¦n han crecido. En muchos casos han contribuido las hambrunas, los terremotos, las inundaciones o la plaga de langostas que ha asolado parte del ?frica sahariana y del Magreb. En otras son las guerras civiles o tribales, como en Hait¨ª, Costa de Marfil o Congo, o violentas operaciones de limpieza ¨¦tnica, como en Darfur (Sud¨¢n), donde 350.000 personas se hallan en peligro inminente de muerte. En otras tambi¨¦n ha contribuido la desaparici¨®n de pol¨ªticas de redistribuci¨®n de la riqueza, como ha sucedido en los ¨²ltimos cuatro a?os en EE UU. Muchas im¨¢genes dram¨¢ticas originadas en estos desastres han alcanzado la visibilidad que proporcionan los medios de comunicaci¨®n durante 2004. Pero su abundancia y su acumulaci¨®n terminan convirti¨¦ndolas de nuevo en invisibles y ajenas a la conciencia de la humanidad. Son tambi¨¦n las im¨¢genes de la ignominia en un tiempo de ignominia.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.