El mundo al rev¨¦s

Cuesta trabajo pensar que el lehendakari, Juan Jos¨¦ Ibarretxe, considera que la aprobaci¨®n parlamentaria de la reforma del Estatuto de autonom¨ªa es una decisi¨®n de la sociedad vasca y su eventual rechazo en el Congreso de los Diputados es un decisi¨®n partidaria del PSOE y del PP. Y sin embargo, eso fue lo que literalmente dijo en su conferencia de prensa de 4 de enero.

En mi opini¨®n, lo que ocurre es m¨¢s bien lo contrario. La decisi¨®n parlamentaria de aprobaci¨®n de la reforma del Estatuto ha sido una decisi¨®n partidaria, con componentes esquizofr¨¦nicos, como el de Batasuna, que ¨²nicamente caben en decisiones partidarias y no en decisiones directas de los ciudadanos. La reforma del Estatuto no ha sido hasta la fecha una exigencia perentoria de la sociedad vasca, que se ha sentido bastante a gusto con el Estatuto de Gernika durante los pasados veinticinco a?os, como han puesto de manifiesto todos los estudios de opini¨®n solventes. Han sido los partidos nacionalistas, mejor dicho, las direcciones de los partidos nacionalistas vascos las que han situado la reforma del Estatuto en el centro del debate pol¨ªtico, sin que existiera una demanda en ese sentido por parte de la sociedad vasca. No hay, por lo tanto, hasta el momento una decisi¨®n de la sociedad vasca, sino una decisi¨®n de una mayor¨ªa parlamentaria expresiva en las ¨²ltimas elecciones auton¨®micas de algo m¨¢s del cincuenta por ciento de la sociedad vasca, con una oposici¨®n frontal de una minor¨ªa, expresiva de algo menos del cincuenta por ciento de dicha sociedad. Sobre esa decisi¨®n parlamentaria es sobre la que tiene pronunciarse ahora el Congreso de los Diputados.

Obviamente esa decisi¨®n la van a adoptar los parlamentarios integrados en los distintos grupos que existen en el Congreso. Pero en este caso s¨ª que estoy absolutamente convencido de que la decisi¨®n que se adopte va a ser la expresi¨®n de una voluntad inequ¨ªvoca de la sociedad espa?ola. Se equivoca el lehendakari si piensa que contra la reforma del Estatuto de autonom¨ªa aprobada por mayor¨ªa absoluta en el Parlamento vasco s¨®lo est¨¢n las direcciones de los partidos pol¨ªticos espa?oles. Contra esa reforma est¨¢ casi la mitad de la sociedad vasca y la casi totalidad de la sociedad espa?ola.

Justamente por eso, es por lo que la reforma del Estatuto propuesta no tiene posibilidad alguna de prosperar. No porque est¨¦ en contradicci¨®n con la Constituci¨®n espa?ola tal como est¨¢ redactada en estos momentos, sino porque no es compatible con ninguna Constituci¨®n espa?ola imaginable, esto es, susceptible de ser aceptada de manera claramente mayoritaria por la sociedad espa?ola. En los t¨¦rminos en que se ha hecho la propuesta de reforma del Estatuto de Gernika no es posible llegar a ning¨²n acuerdo. Ser¨ªa un suicidio para la direcci¨®n de cualquier partido espa?ol intentar siquiera alcanzarlo, porque no podr¨ªa conseguir posteriormente que fuera aceptado por los ciudadanos.

En la propuesta de la reforma del Estatuto vasco hay b¨¢sicamente un componente partidario. El rechazo de esa propuesta es b¨¢sicamente social. Aqu¨ª s¨ª que va a haber una demanda clara e inequ¨ªvoca de la sociedad espa?ola de que no se acepte dicha reforma. En pocos casos va a haber una coincidencia tan exacta y tan inequ¨ªvoca entre la voluntad de los representados y la de los representantes como la que se va a producir en el Pleno del Congreso en el que se adopte la decisi¨®n sobre la aceptaci¨®n o no de la reforma del Estatuto de Gernika. Exactamente al rev¨¦s de lo que dijo el lehendakari el 4 de enero.