El voto de Irak
La del domingo fue una jornada hist¨®rica para Irak. Pese a la insurgencia contra las fuerzas de ocupaci¨®n norteamericanas y el puro despliegue terrorista para sumir al pa¨ªs en el caos y entregarlo a un fanatizado poder islamista, la ciudadan¨ªa iraqu¨ª vot¨® ayer con todo lo que ten¨ªa, expresando su deseo de paz y construcci¨®n democr¨¢tica del futuro. Aunque las cifras deben tomarse todav¨ªa con cautela, parece que votaron unos ocho millones de los 14 millones de iraqu¨ªes que pod¨ªan hacerlo, bien es verdad que de forma racheada. En gran n¨²mero en el norte kurdo, donde la revuelta apenas se nota; de forma notable en gran parte del sur chi¨ª, y mucho m¨¢s aisladamente en el centro sun¨ª, donde la insurgencia act¨²a con la libertad del apoyo que halla sobre el terreno. Un 60% de la ciudadan¨ªa se habr¨ªa atrevido a desafiar las amenazas.
Las reacciones en el mundo ¨¢rabe han sido cautamente optimistas, al igual que ha ocurrido en Europa entre los Gobiernos que m¨¢s se enfrentaron a Washington por la guerra iraqu¨ª, como son Francia, Alemania y Rusia, y, tras las elecciones de marzo pasado, Espa?a. Los dos grandes responsables de la guerra y de la necesidad de santificar a posteriori sus actos por la v¨ªa electoral, el presidente George Bush, que se reunir¨¢ con los principales l¨ªderes europeos el pr¨®ximo 22 de febrero, y el primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, se declaraban ayer reivindicados por el animoso sufragio.
El pr¨®ximo Gobierno iraqu¨ª, que probablemente tendr¨¢ fuerte coloraci¨®n chi¨ª, en torno a la lista que se presume m¨¢s votada, la Alianza Iraqu¨ª Unida del cl¨¦rigo Al Sistani, deber¨¢ presidir, de aqu¨ª a octubre, la redacci¨®n de una nueva Constituci¨®n, para dar paso a finales de a?o a un Gobierno plenamente constitucional. Y para que quepa hablar de aut¨¦ntica marcha iraqu¨ª hacia la democracia, ser¨¢ preciso atraer a la participaci¨®n en el proceso pol¨ªtico a esa minor¨ªa sun¨ª que es la mayor fuente de la resistencia.
El conflicto no va a desaparecer a causa de las elecciones, pero ¨¦stas son un primer paso hacia la normalizaci¨®n del pa¨ªs, y un calendario de retirada de las fuerzas norteamericanas, aunque s¨®lo fuera a medio plazo -al que hoy, sin embargo, no parece muy inclinado Washington-, vendr¨ªa como anillo al dedo para arrebatar a la insurrecci¨®n su mejor argumento. Democracia y ocupaci¨®n dif¨ªcilmente van de la mano.
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