La moral contraria
?sta es una novela que ha impregnado todo el siglo XX; por su atractivo de episodios y de misterio, y por esa moral adversa a la habitual en una ¨¦poca donde la habitual era pr¨¢cticamente siniestra, hasta quedar como s¨ªmbolo: "moral victoriana". Una lucha que, como habitual, perdi¨® al autor, condenado por sodom¨ªa y condenado a trabajos forzados. Lo cual tambi¨¦n influy¨® en su enorme popularidad mundial.
El retrato lo he le¨ªdo desde una de sus primeras traducciones -la de Ricardo Baeza- hasta la que creo que es la ¨²ltima -la de Mauro Armi?o-, adem¨¢s de en su idioma original. Se ha hecho de ella teatro, cine, ¨®pera, ballet... En ning¨²n caso se ha alcanzado la calidad de la novela, de su hondura filos¨®fica, de la discusi¨®n de las proyecciones del bien y el mal.
El retrato de Dorian Gray
De Oscar Wilde (1891). Adaptaci¨®n teatral: Fernando Savater. Int¨¦rpretes: Jos¨¦ Luis Pellicena, Juan Carlos Naya, Mariano Alameda, Lola Cord¨®n, David Areu, Pilar San Jos¨¦, Esperanza Alonso, Abigail Tomey, Daniel Ortiz, Manuel Aguilar. Vestuario: Arti?ano. Escenograf¨ªa: Barajas. Direcci¨®n: Marcia Ruiz. Centro Cultural de la Villa de Madrid.
No es una excepci¨®n esta que presenta ahora Fernando Savater con la direcci¨®n de Mar¨ªa Ruiz. Un escenario simpl¨®n, mudado continuamente por ayudantes de escena que cambian alg¨²n mueblecillo por otro, divide la acci¨®n en secuencias sin demasiada sutura entre s¨ª. En medio se pierden los mejores fragmentos del libro, los de Lord Henry, que representa al autor y al cr¨ªtico de la acci¨®n que contemplamos: es natural que sea as¨ª porque tan largos parlamentos no pueden dominar la escena. Cuando Wilde quiso hacer teatro, lo hizo y muy bien; cuando quiso escribir ensayos, novelas, cr¨ªticas, tambi¨¦n lo hizo. En El retrato no hay teatralidad posible, y a pesar de la calidad verbal de Savater y de la interpretaci¨®n excelente de Pellicena, no sale adelante. No salen adelante los otros actores, incluyendo en ellos a Juan Carlos Naya, que de ninguna manera consigue el aspecto bello y terror¨ªfico de Dorian; y puede destacarse en unas l¨ªneas de texto Abigail Tomey en el primero de los personajes -el de Civil Ba?e- de los dos que interpreta. No tiene envergadura para las casi tres horas que emplea. Sin embargo, el p¨²blico habitual de los estrenos le dedic¨® buenos aplausos finales, ante los que sali¨®, con sus actores, Mar¨ªa Ruiz.
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