Que no pare la m¨²sica

Hab¨ªa que romper el maleficio. Musika-M¨²sica se suspendi¨® el a?o pasado por los atentados del 11-M. La actual edici¨®n, dedicada a Beethoven y sus amigos, se ve¨ªa amenazada por los nubarrones de los retrasos de aviones europeos debido a las inclemencias climatol¨®gicas.

Hubo suspense, pero, al final, los siete conciertos de la jornada inaugural del viernes 4 se realizaron sin problemas, con incidencias m¨ªnimas, como la de ver vestida con vaqueros y botines a una violonchelista al no haber llegado su maleta.

Abri¨® el fuego Isabel Faust, devolviendo la m¨²sica a las locas jornadas. Magn¨ªfica su interpretaci¨®n de las Sonatas 1 y 9. Tuvo transparencia, incisividad, rigor sin rigideces. Acompa?¨® al piano con eficacia el joven pianista Alexander Melkinov.

El plato fuerte de la noche era, en cualquier caso, la monumental Misa solemne opus 123, interpretada con instrumentos de ¨¦poca y dirigida por Christoph Spering. Fue una versi¨®n sosegada, con pasajes muy sugerentes, como, por ejemplo, el Benedictus, o aquellos en los que aparec¨ªa el lado m¨¢s humano del autor, la expresi¨®n m¨¢s pr¨®xima a sus conflictos.

Unas jornadas dedicadas a las integrales de Beethoven deben incluir este tipo de acercamientos (o el de Andreas Staier al pianoforte en sonatas y conciertos de piano). Enriquecen al espectador estos contrastes sonoros y estil¨ªsticos y le permiten un acercamiento m¨¢s completo al autor. De eso se trata fundamentalmente en estas jornadas maratonianas, con 62 conciertos en tres d¨ªas y otros en escuelas de m¨²sica y conservatorios.