Desciende el n¨²mero de mujeres en puestos altos de biomedicina del CSIC
En 20 a?os el porcentaje de investigadoras en niveles medios ha pasado del 41% al 28%
Cuenta la leyenda que la primera esposa de Ad¨¢n fue Lilith, una mujer fuerte y decidida creada, al igual que su compa?ero, de barro y no de una costilla de ¨¦ste. Dicen que la primera f¨¦mina rechaz¨® someterse al var¨®n y por ello qued¨® condenada al olvido. Hoy, D¨ªa Internacional de la Mujer Trabajadora, a buen seguro que Lilith encontrar¨¢ numerosos escenarios en los que manifestarse. Uno de ellos es el de la biomedicina, una parcela del conocimiento en la que las mujeres se sienten claramente discriminadas. "El hecho de que en el pasado Consejo de Ministros se hayan aprobado 53 medidas para favorecer la equiparaci¨®n de mujeres y hombres quiere decir que no se est¨¢ cumpliendo la Constituci¨®n espa?ola", afirma Flora de Pablo, investigadora del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC) y presidenta de la Asociaci¨®n de Investigadoras y Tecn¨®logas (AMIT). "Aspiramos a que se cumplan las leyes que est¨¢n escritas desde hace d¨¦cadas. Es una lucha muy parecida a la que vivi¨® en EE UU la poblaci¨®n negra".
Pese a que cada vez son m¨¢s las mujeres dedicadas a la ciencia, los puestos de responsabilidad son ocupados por hombres. El an¨¢lisis de lo ocurrido en el CSIC entre 1981 y 2004 en las ocho ¨¢reas de trabajo del mencionado organismo -que incluyen, entre otras disciplinas, agronom¨ªa, f¨ªsica y humanidades- demuestra que la presencia de mujeres ha crecido en todos los niveles jer¨¢rquicos. En el nivel m¨¢s alto, el de profesora de investigaci¨®n, que equivale al de catedr¨¢tica en la universidad, se ha pasado del 8% en 1981 a casi el doble en 2004, el 15%.
La progresi¨®n no es, sin embargo, tan positiva cuando se observan los datos del ¨¢rea de biolog¨ªa y biomedicina. En este caso, el porcentaje de mujeres en puestos de responsabilidad e intermedios no s¨®lo no ha aumentado, sino que ha disminuido. En 1981 eran el 14% las cient¨ªficas que disfrutaban del nivel m¨¢s elevado y el 41% en los puestos intermedios. En 2004, los n¨²meros resultaron ser 13% y 28% respectivamente. Por contra, en los puestos de base hab¨ªa un 38% en 1981 y un 41% en 2004.
Sin embargo, los aspectos profesionales no son ni mucho menos el ¨²nico tema de preocupaci¨®n de las mujeres cient¨ªficas. AMIT junto con la Fundaci¨®n BBVA ha organizado para esta tarde un debate en Madrid entre cient¨ªficos de ambos sexos en el que se pondr¨¢n sobre la mesa cuestiones tan importantes como una posible discriminaci¨®n en la atenci¨®n sanitaria. Otilia M¨®, catedr¨¢tica de Qu¨ªmica F¨ªsica de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, ha analizado los resultados de una encuesta realizada por la mencionada asociaci¨®n, en la que han participado tanto cient¨ªficos como cient¨ªficas, y la conclusi¨®n es que "muchos de los problemas de salud de las mujeres siguen confundi¨¦ndose con problemas psicosom¨¢ticos". O dicho de un modo m¨¢s directo, con mucha frecuencia, los s¨ªntomas f¨ªsicos que presentan las mujeres son atribuidos a¨²n a los nervios. A este respecto De Pablo pone el ejemplo del infarto: las mujeres acuden m¨¢s tarde al hospital porque ellas mismas dan poca importancia a su malestar, pero adem¨¢s el diagn¨®stico tarda en establecerse porque se tiende a asociar la sintomatolog¨ªa de las pacientes femeninas con trastornos menores. "Se est¨¢ dando una medicina de menor calidad a las mujeres", afirma la investigadora. "Nadie acepta que se est¨¦ discriminando, pero por acci¨®n u omisi¨®n la realidad as¨ª lo muestra".
Otro punto importante del debate y de las reivindicaciones de las mujeres que trabajan en biomedicina es la necesidad de la mirada femenina de investigadoras expertas a la hora de interpretar los resultados de los experimentos en medicina o incluso a la hora de dise?arlos, para asegurar que las mujeres est¨¦n representadas en los estudios sobre las distintas enfermedades y sus tratamientos. De Pablo subraya que "hasta hace muy poco incluso los estudios en animales s¨®lo se hac¨ªan con machos. Sin embargo, la forma de enfermar no tiene por qu¨¦ ser la misma entre hombres y mujeres". Tanto M¨® como De Pablo denuncian las resistencias a que las mujeres progresen, pero celebran tambi¨¦n que cada vez haya m¨¢s hombres sensibles a la situaci¨®n de las mujeres que comparten la idea de que "nuestro objetivo es que juntos hagamos progresar la ciencia para llegar a un nivel de excelencia", sostiene Flora de Plabo.
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