Las adjudicaciones en 2004 fueron un 7% m¨¢s baratas que con CiU
El cambio en los concursos de obras p¨²blicas aumenta el n¨²mero de empresas ofertantes
Los cambios impuestos por el Gobierno tripartito catal¨¢n en el sistema de adjudicaci¨®n de obras han tenido reflejo en las cuentas de la empresa p¨²blica GISA de 2004, el primer a?o con el nuevo sistema de contrataci¨®n: el importe de las adjudicaciones baj¨® un 7% respecto a 2003. Las adjudicaciones se hicieron a un precio inferior en un 10,29% al de partida, mientras que en 2003 esta reducci¨®n fue s¨®lo del 3,15%, seg¨²n GISA. Los c¨¢lculos de los constructores arrojan resultados ligeramente distintos, pero el balance final refleja tambi¨¦n que las obras fueron un 7% m¨¢s baratas.
El c¨¢lculo del precio final de las obras adjudicadas se hace partiendo de la cantidad licitada. En general, se supone que la competencia entre empresas hace que ¨¦stas presenten sus ofertas a la baja. El Gobierno de CiU hab¨ªa introducido un mecanismo corrector del precio que dejaba esta reducci¨®n en poco: se penalizaban las ofertas que se apartaran de la media en m¨¢s o menos un punto. Es decir, se sumaba el importe de las ofertas presentadas, se hac¨ªa la media y se penalizaba a las que difer¨ªan de ella. El abaratamiento era siempre muy bajo. En 2004, el consejero de Pol¨ªtica Territorial del tripartito, Joaquim Nadal, dio a GISA la orden de cambiar los pliegos y ampliar los m¨¢rgenes de desv¨ªo hasta cinco puntos por arriba y otros tantos por abajo. El importe de las ofertas se redujo. La bajada del 3,15% de 2003 se convirti¨® en un descenso del 10,29% en 2004.
Si se consideran los a?os de la ¨²ltima legislatura de Jordi Pujol, de 2000 a 2003, este ¨²ltimo se sit¨²a en una zona intermedia entre el a?o m¨¢s caro, 2001, cuando la baja sobre el precio de partida fue de s¨®lo el 1,76%, y el a?o 2000, cuando alcanz¨® el 4%.
El Gobierno de CiU, relata un constructor asiduo a los contratos de GISA, dispon¨ªa de un ampl¨ªsimo margen de discrecionalidad porque las variaciones entre las empresas que finalmente quedaban seleccionadas eran muy escasas. La oferta econ¨®mica puntuaba hasta 50 puntos sobre 100, pero el resto de condiciones, de valoraci¨®n mucho m¨¢s subjetiva, compensaba sobradamente estas diferencias.
Ahora, la baja temeraria s¨®lo es considerada si la desviaci¨®n es superior al 5% de la media. Y, adem¨¢s, se procede a una comprobaci¨®n de si hay o no motivos para esa baja. Un directivo de GISA explica c¨®mo se hacen estas consultas: "Si la empresa responde que sus precios son m¨¢s bajos porque ajusta m¨¢rgenes, dispone de mejor organizaci¨®n u otra afirmaci¨®n gen¨¦rica de dif¨ªcil demostraci¨®n, no se tiene en cuenta. Pero hay casos donde esa baja est¨¢ justificada y resultar¨ªa incomprensible que la Administraci¨®n renunciara a un precio m¨¢s bajo sin motivo". Un ejemplo: "Se efectu¨® un concurso para asfaltar una carretera. Una oferta era en torno a un 20% m¨¢s barata. Se llam¨® a la empresa y se pregunt¨® el motivo: ten¨ªa las instalaciones en la zona donde se iban a realizar los trabajos, no ten¨ªa gastos de transporte. Negarle el derecho a una oferta m¨¢s baja ser¨ªa injusto y absurdo". Con el sistema empleado por CiU, esta oferta hubiera quedado descartada.
Una de las condiciones no econ¨®micas puntuaba discrecionalmente el historial de obras ya ganadas por la empresa, de modo que las que obten¨ªan una primera obra part¨ªan en mejor situaci¨®n en las licitaciones futuras. El resultado de los cambios se traduce en la rebaja en las adjudicaciones y, tambi¨¦n, en otros par¨¢metros detectables. En 2003, la media de ofertas para cada licitaci¨®n fue de 11,9; al a?o siguiente subi¨® hasta 12,4.
Las ofertas medias m¨¢s altas superaban el precio de salida en un 3,3% en 2003, mientras que en 2004 las ofertas m¨¢s altas eran un 3,8% m¨¢s bajas que el precio inicial. Lo mismo ocurr¨ªa con las medias m¨¢s bajas. En 2003 eran un 6,9% inferiores al precio licitado; en 2004 esa cifra ca¨ªa hasta el 14,2%. Pero el grado de dispersi¨®n (diferencia entre la oferta m¨¢s alta y la m¨¢s baja) era muy similar en ambos a?os: 10,2% en 2003 y 10,4% en 2004, lo que indica que todas las empresas entendieron el mensaje: hab¨ªa que concurrir a la baja si se quer¨ªa ganar el concurso.
CiU cree que las cifras son enga?osas. Baja la adjudicaci¨®n, pero no se sabe si bajar¨¢ el precio final liquidado. "Igual son juegos malabares". Adem¨¢s, dijo un portavoz de CiU, las bajas pueden repercutir en menor calidad y en menor seguridad e "incluso favorecen a empresas de fuera de Catalu?a".
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