'El sartrecillo valiente' ya es doctor de la Sorbona
Vargas Llosa cuenta en Par¨ªs su relaci¨®n con la literatura francesa
Mario Vargas Llosa se hizo escritor leyendo la literatura francesa que emocionaba a su abuela en el Per¨² remoto, y un d¨ªa pens¨® que s¨®lo se har¨ªa escritor si viajaba a Par¨ªs. Ya en la capital de Francia, donde sigui¨® una carrera de periodista que no logr¨® opacar para nada su obstinada vocaci¨®n literaria, se hizo alumno clandestino de la Sorbona, y ayer esta universidad se?era le dej¨® entrar nombr¨¢ndole con toda solemnidad doctor honoris causa.
En una r¨¢pida ojeada a su vida con la literatura francesa, Vargas Llosa cont¨® en la ceremonia algunos sucesos que marcan esa pasi¨®n. Cuando era joven, su fanatismo por la figura de Jean Paul Sartre hizo que sus amigos le apodaran El sartrecillo valiente, convirtiendo en broma adecuada entonces el t¨ªtulo de un famoso c¨®mic que le iba perfecto al gusto del autor de Conversaci¨®n en la catedral.
Casi 30 a?os despu¨¦s, el escritor de La tentaci¨®n de lo imposible (su ensayo sobre Los miserables, de Victor Hugo) se dio cuenta de que en la famosa pol¨¦mica entre su ¨ªdolo y Albert Camus, quien ten¨ªa raz¨®n era este ¨²ltimo.
As¨ª lo explic¨® Vargas Llosa: "La pol¨¦mica entre Sartre y Camus sobre los campos de concentraci¨®n en la URSS me produjo un prolongado trauma ideol¨®gico, que continu¨® resonando en mi memoria mucho tiempo, como un fermento activo e inquietante, al punto que, 30 a?os despu¨¦s de haberle dado la raz¨®n a Sartre, termin¨¦ d¨¢ndosela a Camus".
Y otro suceso que cont¨® Vargas: aquella abuela que le¨ªa a Victor Hugo le cont¨® un d¨ªa que "un t¨ªo liberal" hab¨ªa abandonado un d¨ªa a su familia en Per¨²; a?os despu¨¦s se supo que el t¨ªo desaparecido hab¨ªa muerto en Par¨ªs. "Lo m¨¢s bonito del cuento era el final", cont¨® Vargas Llosa. "?Y a qu¨¦ se escap¨® a Par¨ªs ese t¨ªo liberal, abuela?". "A qu¨¦ iba a ser, hijo. ?A corromperse!".
Con Vargas Llosa fueron premiados en la misma ceremonia los Nobel literarios Imre Kert¨¦sz y Dario Fo, la escritora canadiense Margaret Atwood y el profesor brasile?o Candido Mendes. Kert¨¦sz hizo un canto de la pasi¨®n renacida en Europa por la libertad de la cultura, y Fo acometi¨® un mon¨®logo humor¨ªstico contra los pol¨ªticos y contra el mal humor. En aquel escenario solemne, la actuaci¨®n del bufo italiano fue como rasgarle la sonrisa a la Gioconda. A todos le pusieron para celebrarlo una pieza de m¨²sica cl¨¢sica que, en el caso de Vargas Llosa, ten¨ªa un t¨ªtulo especialmente adecuado a la naturaleza de su empe?o literario: era un pieza de G. Holst titulada Ostinato.
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