?Bandas violentas en Sevilla?
El aumento de agresiones a j¨®venes por grupos conocidos como 'canis' genera una pol¨¦mica en la capital andaluza
Los polic¨ªas que trabajan en los barrios sevillanos de Triana y Los Remedios han detenido desde el pasado mes de agosto a m¨¢s de 50 j¨®venes como presuntos autores de agresiones cometidas, sobre todo, las noches del fin de semana. Seg¨²n fuentes policiales, la agresi¨®n es tan "salvaje" que todo indica que el m¨®vil no era el robo, sino "agredir por agredir". Los autores act¨²an en grupos de hasta 10 o 12 personas y la v¨ªctima suele ir sola y generalmente es un hombre joven, aunque a menudo mayor que los agresores.
De esos "52 o 54" detenidos, s¨®lo ha trascendido el caso de cuatro, que en la madrugada del 6 de febrero apalearon a Rosauro Varo, el due?o de la discoteca Boss, ubicada a pocos metros de la comisar¨ªa. "D¨®nde vas pijo?", fue lo ¨²ltimo que escuch¨® antes de que un grupo de j¨®venes le tiraran al suelo y empezaran a darle patadas y pu?etazos. La v¨ªctima consigui¨® huir minutos despu¨¦s y tuvo que ser operado para reconstruirle el tabique nasal. Los cuatro j¨®venes, de 20 y 21 a?os, fueron detenidos unos d¨ªas m¨¢s tarde y admitieron su presencia en la paliza, pero negaron su participaci¨®n. Despu¨¦s, fueron puestos en libertad.
"Se ponen delante, te impiden el paso y te empiezan a pegar", dice un adolescente
"Se exige esta conducta para pertenecer a sus bandas", dice un catedr¨¢tico en Psicolog¨ªa
Este caso ha servido para sacar a la luz la cotidianeidad de las agresiones en las zonas de concentraci¨®n juvenil, pero tambi¨¦n ha generado un debate en el que los j¨®venes aparecen maniqueamente divididos entre canis y pijos. La simplificaci¨®n se extiende a la idea de que los primeros son los agresores y los segundos, los agredidos, una tesis con la que disiente el secretario del Consejo Local de la Juventud, Ismael S¨¢nchez: "Nunca hemos sido partidarios de crear estereotipos a los que se asocia una conducta", advierte. "No se puede generalizar ni hablar de grupos organizados. Son amigos que se juntan y se equivocan a la hora de divertirse".
Manuel Mar¨ªn, catedr¨¢tico del departamento de Psicolog¨ªa Social de la Universidad de Sevilla, particip¨® hace dos a?os en la elaboraci¨®n de un estudio sobre la violencia en la juventud urbana andaluza. "Se puso de manifiesto lo que ahora est¨¢ ocurriendo", se?ala. El informe del Defensor del Pueblo al Parlamento de Andaluc¨ªa de hace dos a?os tambi¨¦n advirti¨® de este tipo de violencia.
El estudio de Mar¨ªn concluy¨® que "el joven no es violento", pero que s¨ª existe un sector de la poblaci¨®n que tiende a estas conductas. Y ese sector se localiza, seg¨²n el catedr¨¢tico, "en los dos extremos socioculturales, en el bajo y en el alto". Entre los dos grupos suponen el 5% de la poblaci¨®n juvenil. "Pertenecen a esa poblaci¨®n, pero en su comportamiento difieren de ella".
Mar¨ªn explica que la "violencia gratuita" entre los j¨®venes se da a menudo como una necesidad de "autoafirmaci¨®n" en la que tiene mucho que ver la "presi¨®n grupal". "Se exigen estas conductas para pertenecer a sus bandas", afirma. Se suele manifestar entre los 15 y los 21 a?os, pero empiezan a fraguarse muchos antes, entre los 12 y los 14.
Su causa fundamental, advierte el catedr¨¢tico, se asienta en la educaci¨®n. "Existe una correlaci¨®n entre la incomunicaci¨®n familiar y la conducta violenta desarrollada por estos j¨®venes", una circunstancia que tambi¨¦n se da en los dos extremos socioculturales, seg¨²n Mar¨ªn, que cree que siempre ha habido "episodios" como los de los ¨²ltimos meses, pero que ahora se a?aden factores como las concentraciones juveniles de la movida, que act¨²an como "caldo de cultivo".
Para la mayor¨ªa de los ¨²ltimos casos ocurridos en las zonas de movida, la polic¨ªa s¨ª que tiene un perfil de los autores. "Son chicos de entre 15 y 20 a?os. Llevan gorra de b¨¦isbol de color claro, pantalones y zapatillas de determinadas marcas deportivas. A menudo van en moto", explican fuentes policiales.
Ignacio, un joven sevillano de 15 a?os, asegura que cada fin de semana ¨¦l y sus amigos tienen "como m¨ªnimo tres encontronazos" con grupos de los que ellos llamas "canis". "Se ponen delante tuya, te impiden el paso y, cuando intentas pasar, te empiezan a pegar". Asegura que hasta hace unos meses la intenci¨®n era robarles. "Pero ahora te cogen directamente y sin decirte nada te empiezan a pegar". Todos van, dice, "exactamente igual vestidos", con ch¨¢ndal y gorra o el pelo "con el cuadrado" (rapado al cero en los laterales y algo m¨¢s largo en el centro). Ignacio conoce a j¨®venes del colegio que tambi¨¦n visten as¨ª y con los que nunca ha tenido ning¨²n problema. "Nosotros llamamos canis a los que pegan", aclara. "Lo que pasa es que cuando ves de frente a unos as¨ª vestidos a los que no conoces, te intimida".
El pasado fin de semana, la polic¨ªa identific¨® a 350 j¨®venes, la mayor¨ªa de estas caracter¨ªsticas, que coinciden con lo que en Sevilla se conoce desde hace a?os como la est¨¦tica cani. Estas fuentes justifican esta medida en que las identificaciones previas est¨¢n sirviendo de base a la investigaci¨®n cuando se denuncia una agresi¨®n, aunque a veces se le haga pasar un mal trago a algunos de los que eligen esta forma de vestir.
Miguel ?ngel S. M, de 16 a?os, viste ch¨¢ndal, zapatillas de deporte y dice llevar a menudo gorra para no tener que peinarse. Hace unos d¨ªas se sorprendi¨® rodeado por un coche y dos motos de polic¨ªa al colgar el tel¨¦fono de una cabina despu¨¦s de hablar con su madre a mediod¨ªa junto a un centro comercial. Durante la conversaci¨®n, se le cayeron dos regalices que llevaba en el bolsillo y al agacharse para recogerlos debi¨® llamar la atenci¨®n de los agentes, que le pidieron que ense?ara todo lo que llevaba. Los regalices y poco m¨¢s. Tras comprobar que todo estaba en orden, le pidieron perd¨®n.
Lo contrario a pijo
La palabra cani es de uso com¨²n en Sevilla desde hace muchos a?os. El catedr¨¢tico de Literatura Antonio Rodr¨ªguez Almod¨®var considera que es un diminutivo de "canijo" y que se ha impuesto como "lo contrario a pijo". La Real Academia admite pijo y lo define como una persona "que en su vestuario, modales, lenguaje, etc., manifiesta gustos propios de una clase social acomodada".
En los ¨²ltimos tiempos, cani parece hacer referencia a j¨®venes que visten ropa de las marcas deportivas m¨¢s caras y gorra de b¨¦isbol, aunque su significado se extiende a j¨®venes de aspecto que, para el resto, puede resultar hortera o macarra. Fuera de Andaluc¨ªa, cani s¨®lo se usa como diminutivo de canijo, pero en algunas provincias andaluzas, como en C¨¢diz, s¨ª que se emplea con sentido similar al de Sevilla.
Aunque se usa de forma peyorativa, esta forma de vestir est¨¢ muy extendida entre los adolescentes. Por eso, para muchos j¨®venes, canis son s¨®lo "los que pegan". Tampoco parece estar del todo justificada la asociaci¨®n entre cani y los estratos sociales con pocos recursos econ¨®micos.
Las marcas deportivas que visten est¨¢n entre las m¨¢s caras del mercado. "Parece que hay una guerra entre canis y pijos, pero los canis van mejor vestidos, con ropa m¨¢s cara,", apunta Mar¨ªa Jos¨¦ Uceda, presidenta de la asociaci¨®n de vecinos Guadalquivir, del barrio de Los Remedios, donde se han producido muchos de los ¨²ltimos casos. "La situaci¨®n es insostenible. Hay inseguridad, no es una sensaci¨®n", afirma.
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