"Bush es incapaz de comprender el principio de una sociedad abierta"
No es nada f¨¢cil encontrar una palabra para definir a George Soros (Budapest, 1930) o una para calificar una conversaci¨®n mantenida con ¨¦l. Curioso, pol¨¦mico, interesante... En cualquier caso, un tipo que ha sobrevivido a los nazis y al r¨¦gimen comunista, que lleg¨® a ganar 1.000 millones de d¨®lares en una sola operaci¨®n especulativa en el mercado monetario y que dona casi 5.000 millones en su papel filantr¨®pico, siempre tiene cosas interesantes que decir. Por su trayectoria y su presencia, Soros transmite esa sensaci¨®n de que sabe algo que la mayor¨ªa desconoce; que en este tema o en aquel otro, nada es lo que parece. La inc¨®gnita que este hombre representa ha disparado todo tipo de especulaciones: que trabaja a sueldo para el Estado de Israel, que sus fundaciones son una fachada para operaciones de la CIA, que s¨®lo es un gran especulador financiero. Ninguno de estos rumores ha tenido fundamento. Lo cierto es que Soros se enfrent¨® abiertamente al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, y que durante el a?o pasado intent¨® por todos los medios, incluso invirtiendo de su bolsillo m¨¢s de 20 millones de d¨®lares, impedir la reelecci¨®n del republicano. No lo logr¨®, pero su f¨¦rrea oposici¨®n a la guerra de Irak y su encendida defensa de mantener el respeto a los derechos humanos y las leyes en la lucha contra el terrorismo le han conferido autoridad para ser invitado a la Conferencia Francisco Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, que cuenta con el apoyo de la edici¨®n espa?ola de Foreign Policy, y para estar en la Cumbre Internacional sobre Democracia, Terrorismo y Seguridad, celebrada entre el martes y el viernes pasado en la capital espa?ola.
"Tras el 11-S, Bush dijo que los ataques lo hab¨ªan cambiado todo. Pero no fueron los atentados, sino el modo en que ¨¦l respondi¨® a ¨¦stos"
"Espa?a respondi¨® al ataque de un modo diferente a como lo hizo EE UU. Madrid, un a?o despu¨¦s, era el momento y el sitio para hablar de terrorismo"
Pregunta. ?Qu¨¦ le impulso a participar de la Cumbre de Madrid?
Respuesta. La conferencia ha analizando la relaci¨®n entre terrorismo y seguridad, por un lado, y con la democracia, por otro. El tema se ha planteado del modo m¨¢s adecuado, en el momento y el lugar correctos. Espa?a respondi¨® hace un a?o al horrendo ataque del terrorismo de un modo muy diferente a como lo hizo Estados Unidos. Por esta raz¨®n creo que Madrid es el lugar donde hab¨ªa que venir a tratar este tema. Tambi¨¦n es aqu¨ª donde deb¨ªa hacerse la pregunta precisa: ?puede el terrorismo, creado por terroristas, amenazar la democracia y la sociedad abierta? Despu¨¦s de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente George W. Bush dijo que los ataques lo hab¨ªan cambiado todo. Pero no fueron los horribles atentados los que cambiaron todo en el mundo, fue el modo en que la Casa Blanca respondi¨® a ¨¦stos. Fue Bush con su declaraci¨®n de guerra y su persecuci¨®n indiscriminada de enemigos de Estados Unidos lo que cambi¨® todo. La intervenci¨®n en Afganist¨¢n estaba justificada porque era el refugio de Osama Bin Laden y de gran parte de la red Al Qaeda, pero la invasi¨®n a Irak no tuvo justificaci¨®n alguna; el r¨¦gimen de Sadam Husein, por m¨¢s nefasto que fuese, no hab¨ªa estado vinculado a los atentados del 11-S. La guerra contra el terror, como la llam¨® Bush, como cualquier conflicto por naturaleza, se cobra muchas vidas inocentes, demasiadas. Los familiares y amigos de esas v¨ªctimas odian a quienes les arrebataron la vida de sus seres queridos y a quienes les infringen dolor. Estas heridas alientan el odio, y ¨¦ste, a su vez, el terrorismo. Los terroristas empezaron por crear v¨ªctimas inocentes, alrededor de 3.000 en los atentados del 11-S. Pero despu¨¦s, Estados Unidos cre¨® muchas m¨¢s de 3.000 nuevas v¨ªctimas en su batalla contra el terror. Esto es lo terrible de enmarcar la lucha contra el terrorismo en t¨¦rminos militares ¨²nicamente. Por eso es muy importante cambiar el enfoque del problema. Se puede combatir el terrorismo de otro modo, fortaleciendo la democracia. De esta forma se puede socavar y minar a los terroristas, quit¨¢ndoles el respaldo pol¨ªtico que necesitan para funcionar, para sobrevivir. Durante el primer mandato de Bush prim¨® un enfoque negativo, el de combatir terror con terror, lo que por naturaleza conlleva a la guerra. Ahora, en este segundo mandato, existe la oportunidad de que Washington acepte el otro enfoque, el positivo, que consiste en fortalecer las democracias contra el terrorismo.
P. La ayuda financiera tambi¨¦n es clave, ?no?
R. S¨ª, es la segunda herramienta imprescindible para luchar contra el terrorismo: la del respaldo financiero. Es necesario asistir econ¨®micamente a aquellos pa¨ªses que luchen dentro de sus fronteras contra los terroristas. Hablo de aut¨¦ntica ayuda financiera, no de promesas que nunca se cumplen. Es evidente que donde hay un mayor bienestar, donde lo que prima es el pensamiento de que el futuro ser¨¢ mejor, la idea de vivir y dejar vivir se corporiza; mientras, la de morir o matar se aleja. El mundo desarrollado no puede debatir la lucha contra el terrorismo sin tener en cuenta su causa; el bienestar pesa mucho. Es la diferencia entre el ser humano que tiene una vida para s¨ª mismo y para sus hijos, frente al que no la tiene y no tiene nada que perder. Ya en una cumbre celebrada en Varsovia se estableci¨® el principio de que todo lo que suceda dentro de las fronteras de un pa¨ªs es vital para la seguridad del mundo. Ahora, en Madrid se da un paso m¨¢s para dar cuerpo a aquella declaraci¨®n, que era s¨®lo un acuerdo marco. Conf¨ªo en que en nuestra pr¨®xima cita de abril en Chile avancemos m¨¢s en esta idea de combatir el terrorismo, pero siempre dentro de la legalidad.
P. ?Qu¨¦ espera del segundo mandato de Bush?
R. Partamos de la base de que la raz¨®n por la que ¨¦l gan¨® fue, en parte, porque hizo una campa?a fuerte. Por otra parte, su triunfo tambi¨¦n se debi¨® a que el candidato rival [el dem¨®crata John Kerry] no fue convincente. Su victoria se debi¨® m¨¢s a la falta de una alternativa que a la fortaleza de los argumentos de Bush. El presidente se las arregl¨® para enmarcar el gran tema de la seguridad en t¨¦rminos de guerra y de terror. ?ste fue el marco generalmente aceptado entre los estadounidenses. Por esta raz¨®n estaba muy interesado en la conferencia que estos d¨ªas se celebraba en Madrid, por el hecho de que se trataba de reorientar la lucha contra el terrorismo. Creo que esto es muy ¨²til, porque puede haber un cambio en la posici¨®n de Bush en el segundo mandato, redirigido hacia la expansi¨®n de la democracia en el mundo. Y en esto siempre he cre¨ªdo, es algo en lo que he estado comprometido de forma intensiva por lo menos durante los ¨²ltimos 15 a?os de mi vida, en lo que he invertido mucho tiempo y dinero. Doy la bienvenida a ese cambio de Bush porque debemos, en efecto, reorientar el tema al que nos enfrentamos. Estados Unidos es la primera potencia mundial, y en lo que pone en la agenda se centra su pol¨ªtica y sus acciones. Si Bush pone Irak en la agenda, entonces tenemos una guerra; pero si lo que pone es democracia, entonces tendremos un plan para extender este sistema por todo el mundo. Esto, desde luego, es positivo. Si logramos dar un giro en el tratamiento de la cuesti¨®n del terrorismo, que como principio tenga en cuenta la ley para combatirlo, entonces tal vez podamos corregir algunos de los errores del primer mandato de Bush, en el que sin duda actu¨® unilateral y arbitrariamente, y con mucha soberbia.
P. ?Cree realmente que la pol¨ªtica de Bush puede cambiar tanto de un mandato a otro?
R. Es muy dif¨ªcil para el presidente Bush cambiar, porque es incapaz de admitir sus errores. Y lo que lo hace m¨¢s terrible es que ¨¦l no es capaz de comprender el principio fundamental de una sociedad abierta, el que dice que podemos estar equivocados. Y por esta raz¨®n, por esta incapacidad de Bush, EE UU se ha metido en un gran problema: la guerra de Irak. Creo que durante el segundo mandato puede haber muchos peligros, muchos problemas. No intento dejar de ser cr¨ªtico con Bush, despu¨¦s de tanto tiempo, para hablar ahora a favor de ¨¦l, s¨®lo digo que hay una oportunidad. Puede haber un cambio en la pol¨ªtica de Bush sin necesidad de que ¨¦l admita sus errores o sus mentiras, como aquella que vinculaba al r¨¦gimen de Sadam Husein con los atentados del 11-S. El cambio del que hablo radica en la forma en la que podemos llegar a tratar, a partir de ahora, con tiranos como Sadam. Bush ya no dice que invadi¨® Irak porque el r¨¦gimen de Sadam respald¨® a los terroristas que atacaron Nueva York y Washington, ni porque el pa¨ªs ten¨ªa armas de destrucci¨®n masiva. Ahora el presidente justifica su guerra argumentando que lo que quer¨ªa era llevar la democracia a Irak. Bien, si el objetivo es llevar la democracia, a Irak o a cualquier otra parte, estamos de acuerdo. Ahora tenemos la oportunidad de mostrarle otro camino a Bush para lograr extender la democracia sin necesidad de ir a la guerra.
P. ?Es esto lo que Washington est¨¢ intentando en L¨ªbano y Siria ahora mismo?
R. No exactamente. No creo que detr¨¢s de todas las manifestaciones y los cambios que se han visto en L¨ªbano ¨²ltimamente haya estado la mano de la Administraci¨®n de Bush. Alguien mat¨® a Hariri y eso provoc¨® de forma espont¨¢nea un gran malestar en todo el mundo. Gente como Jacques Chirac [presidente franc¨¦s], que ha sido un gran valedor del r¨¦gimen de Siria, se ha vuelto ahora en su contra. Los saud¨ªes, que tambi¨¦n apoyaban a Damasco, le dan la espalda. Creo que los d¨ªas de Bashar el Asad [presidente de Siria] est¨¢n contados. Habr¨¢ un cambio de r¨¦gimen, y esta vez no ser¨¢ fruto de una invasi¨®n estadounidense. Creo que hay una situaci¨®n revolucionaria genuina, tanto en L¨ªbano como en Siria. El r¨¦gimen de Siria es muy d¨¦bil, porque el pa¨ªs est¨¢ muy deteriorado e incluso se est¨¢ quedando sin petr¨®leo. Creo que Asad es el pr¨®ximo dictador en caer, y espero que se vaya por su propio pie, lo que ser¨¢ mucho m¨¢s seguro para el mundo. No puedo imaginar una invasi¨®n estadounidense en Siria porque EE UU est¨¢ muy d¨¦bil tras la guerra de Irak, ha habido un gran desgaste desde el punto de vista militar.
P. Habla de una especie de revoluci¨®n similar a la de Ucrania en Oriente Pr¨®ximo. ?Lo cree posible?
R. S¨ª, lo creo. Los cambios que se han visto en Georgia y en Ucrania tienden a extenderse, a contagiarse hacia otras partes del mundo. Es una especie de despertar de mucha gente que har¨¢ posible la remoci¨®n de reg¨ªmenes opresivos.
P. Pero esto no se aplica a Ir¨¢n o Corea del Norte. All¨ª ser¨¢ dif¨ªcil que permitan una revoluci¨®n pac¨ªfica y popular...
R. S¨ª, esos casos son muy diferentes. Ir¨¢n es ahora el punto m¨¢s cr¨ªtico en la geopol¨ªtica mundial. La cuesti¨®n del desarrollo de armas nucleares es un tema muy serio y muy delicado. Esta proliferaci¨®n se ha producido, b¨¢sicamente, porque el sistema de la no proliferaci¨®n de estas armas se ha roto. Ahora hay un incentivo para que los pa¨ªses desarrollen armas nucleares. ?Por qu¨¦? Porque gracias a la pol¨ªtica de Bush, a su doctrina de los "ataques preventivos", los pa¨ªses se han dado cuenta de que si poseen armas nucleares quedan exentos de esta absurda amenaza de la Casa Blanca. Para un pa¨ªs, tener armas at¨®micas se ha convertido en una forma de ganar soberan¨ªa y evitar la injerencia estadounidense. Los ejemplos de India y Pakist¨¢n, y ahora Ir¨¢n, demuestran esto. Adem¨¢s, no hay que olvidar que Israel tambi¨¦n tiene armas nucleares, y aun cuando el pa¨ªs es aliado de EE UU y es menor en tama?o respecto a los mencionados, la dimensi¨®n del peligro es la misma. Esta nueva proliferaci¨®n de las armas at¨®micas, en manos de quien sea, es la verdadera amenaza para la paz en el mundo.
P. En el caso de Ir¨¢n, justamente, EE UU opt¨® por la l¨ªnea de la presi¨®n para que abandonase su programa nuclear, mientras que Europa se inclinaba a obtener el mismo resultado por la v¨ªa de las negociaciones. ?Cree que la reciente gira de Bush por Europa, adem¨¢s de limar diferencias tras la crisis de la guerra de Irak, ser¨¢ el punto de partida de una mayor coordinaci¨®n transatl¨¢ntica para abordar temas como el iran¨ª u otros similares en el futuro?
R. Creo que ¨¦sta es una pregunta que no podemos contestar a¨²n, que est¨¢ abierta a todas las posibilidades. El resultado de las negociaciones con Ir¨¢n, sin duda, nos dar¨¢ la respuesta. Creo que el tema del programa nuclear de Ir¨¢n es el m¨¢s delicado y complejo en este momento, y pienso que las posiciones respecto a esta cuesti¨®n puede llegar a separar a la UE y a EE UU mucho m¨¢s de lo que lo hizo la guerra de Irak.
P. La paz mundial depende de EE UU y, al mismo tiempo, la potencia es la mayor amenaza para la paz... ?Es esto lo que sugiere?
R. En parte. Creo que es demasiado f¨¢cil para Europa y el mundo culpar a Estados Unidos de todos los riesgos para la paz. Algunos pa¨ªses europeos necesitan tener pol¨ªticas exteriores m¨¢s positivas en vez de oponerse a todo desde el primer momento, sin pensar mucho por qu¨¦. Creo que el deber de esta conferencia de Madrid es convencer a EE UU de combatir el terrorismo por otros medios que no sean los militares, y, por otra parte, creo que es un encuentro ¨²til para que muchos Gobiernos europeos perfilen mejor su posici¨®n respecto a la lucha contra el terrorismo.
P. ?Cu¨¢l deber¨ªa ser el papel de Rusia en esa lucha?
R. Rusia se ha apartado de la democracia. Putin ha restablecido un r¨¦gimen autoritario. Bush, atrapado por su propia ret¨®rica, de vez en cuando se siente obligado a recordar a Putin sus obligaciones con los derechos humanos, la libertad de expresi¨®n y la libertad de prensa. Y Putin se limita a responder: bueno, ya pensar¨¦ en ello. Dado que este juego no va a ning¨²n lado, creo que lo que realmente puede cambiar las cosas en Rusia son las ense?anzas que han dejado las recientes revoluciones en Georgia y en Ucrania. Estos acontecimientos ya han comenzado a calar entre los rusos. Las protestas de los pensionistas o la de los estudiantes, por ejemplo, son hechos positivos, son respuestas al autoritarismo. Aunque Bush tiene algunas limitaciones pol¨ªticas para tomar partido por ciertas manifestaciones en Rusia, esto no significa que no pueda hacer lo correcto de vez en cuando. Esas limitaciones, por llamarlas de alg¨²n modo, tampoco deber¨ªan impedir a Europa manifestarse en favor de una mayor libertad en Rusia.
P. Habla de presionar al Gobierno de Mosc¨² como se har¨ªa con cualquier otro...
R. Hablo de no tratar a Rusia como una democracia cuando no lo es. Por ejemplo, hablo de excluir a Rusia del G-8 si no cumple con los m¨ªnimos preceptos democr¨¢ticos. Washington est¨¢ empe?ado en poner a Rusia en la lista de pa¨ªses democr¨¢ticos, y esto es un error. No se puede pedir a algunos un estricto cumplimiento de las reglas democr¨¢ticas y con otros hacer la vista gorda. Si queremos que la democracia sea la verdadera herramienta contra el terrorismo, EE UU, para empezar, tiene que ser consecuente con el ideal democr¨¢tico a los ojos de todo el mundo. Aferr¨¢ndonos a los principios democr¨¢ticos es como seremos m¨¢s efectivos contra el terrorismo. La gran lecci¨®n del 11-S es que el tipo de gobierno o de r¨¦gimen que haya en pa¨ªses como Arabia Saud¨ª o Afganist¨¢n, por ejemplo, es una cuesti¨®n vital para la seguridad del mundo.
P. ?Qu¨¦ pasar¨¢ con la econom¨ªa en este segundo mandato de Bush?
R. Soy muy cr¨ªtico con la pol¨ªtica econ¨®mica de la Administraci¨®n de Bush. Creo que las personas que respaldan a Bush son extremistas y que se encaminan hacia los extremos con una facilidad pasmosa. Pero pienso que la mayor¨ªa de los estadounidenses no es extremista, por lo que tarde o temprano la gente rechaza estas tendencias. Durante el primer mandato, toda la pol¨ªtica de Bush, econ¨®mica y exterior, fue extremista. Para sufragar todo el gasto que supuso la invasi¨®n, la Casa Blanca exprimi¨® la econom¨ªa estadounidense hasta donde pudo, creando, entre otras cosas, un d¨¦ficit monstruoso y provocando un descenso hist¨®rico del valor de d¨®lar. En este segundo mandato, Bush ha comenzado a crear la idea de que hay una situaci¨®n de emergencia en el sistema de la Seguridad Social del pa¨ªs. Estoy convencido de que la reforma social ser¨¢ para Bush su tumba pol¨ªtica, igual que para Margaret Thatcher fue la poll tax [tasa municipal]. Creo que Bush ha ido muy lejos con esto y que la gente lo est¨¢ percibiendo. Estoy seguro de que de esta nueva batalla saldr¨¢ derrotado.
El hombre que quebr¨® el Banco de Inglaterra
LA VIDA DE GEORGE SOROS no tiene desperdicio. Naci¨® en Budapest el 12 de agosto de 1930. Es jud¨ªo, y su padre, Tivadar Soros, era escritor de esperanto, aquel idioma que intent¨® transformarse en el lenguaje universal. Durante la ocupaci¨®n nazi de la capital h¨²ngara, Soros sobrevivi¨® adoptando una identidad falsa y negociando con divisas en el mercado negro, una habilidad que mucho despu¨¦s le har¨ªa inmensamente rico. Despu¨¦s de la guerra, y ya durante la ocupaci¨®n sovi¨¦tica, Soros escap¨® a Europa Occidental participando en un congreso de esperanto para j¨®venes. Huy¨® a Inglaterra en 1947, donde curs¨® estudios en el London School of Economics (LSE). En esta prestigiosa universidad brit¨¢nica conoci¨® al que ser¨ªa su m¨¢ximo mentor, el fil¨®sofo anticomunista Karl Popper, el te¨®rico de la sociedad abierta.
En 1956, Soros emigr¨® a Estados Unidos con lo puesto y amas¨® una fortuna de casi 6.000 millones de d¨®lares basada en la especulaci¨®n burs¨¢til. En 1992 se gan¨® el apodo de El hombre que quebr¨® el Banco de Inglaterra, despu¨¦s de lanzar una operaci¨®n contra la libra esterlina hasta sacarla del Sistema Monetario Europeo. Aquel 16 de septiembre de 1992, conocido como el mi¨¦rcoles negro, Soros se embols¨® en torno a 1.000 millones de d¨®lares. ?l lleg¨® a ser el paradigma del especulador en los noventa. Es un gran observador e int¨¦rprete de las tendencias econ¨®micas y pol¨ªticas, y ha sabido utilizar ese conocimiento para hacer grandes apuestas en los mercados.
Soros fue la mano invisible detr¨¢s del movimiento anticomunista en Europa del Este y gast¨® unos 1.000 millones de d¨®lares en reconstruir las ex rep¨²blicas sovi¨¦ticas. Soros ha dedicado mucha energ¨ªa y fortuna para intentar evitar que el presidente de EE UU, George W. Bush, fuera reelegido. No consigui¨® ganar esa batalla, pero no ha dado por perdida la guerra. Adem¨¢s, Soros es un gran fil¨¢ntropo, es el tercer donante m¨¢s generoso para causas ben¨¦ficas del mundo, detr¨¢s de Bill Gates, fundador de Microsoft, y Gordon Moore, cofundador de Intel. Ha llegado a donar unos 2.800 millones de d¨®lares, el 68% de su fortuna.
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