Washington descubre en los chi¨ªes iraqu¨ªes el aliado inesperado de la posguerra
Esta rama del islam ha hecho posible el ¨²nico ¨¦xito de la ocupaci¨®n: las elecciones de enero pasado
Una de las grandes paradojas de la estrategia de la Administraci¨®n de Bush en Oriente Pr¨®ximo dos a?os despu¨¦s de la invasi¨®n de Irak es la de tener que contar con los chi¨ªes, su aliado m¨¢s improbable. S¨®lo la prudencia pol¨ªtica del gran ayatol¨¢ Al¨ª Sistani, el l¨ªder espiritual de esta rama del islam en Irak, ha hecho posible el hasta ahora ¨²nico ¨¦xito de la ocupaci¨®n: las elecciones celebradas el pasado 30 de enero. El resto ha sido violencia -m¨¢s de 17.000 civiles muertos, seg¨²n el grupo de pacifistas brit¨¢nicos Iraq Body Count- y un sinf¨ªn de promesas de reconstrucci¨®n incumplidas.
Esta extra?a alianza con los chi¨ªes no estaba en el gui¨®n estadounidense. Diplom¨¢ticos espa?oles presenciaron en junio de 2003 la desconfianza del virrey norteamericano Paul Bremer, entonces reci¨¦n llegado a Bagdad, hacia los chi¨ªes, considerados como una mera quinta columna iran¨ª en Irak. Tan profundo era el recelo de Bremer hacia los chi¨ªes, que los espa?oles llegaron a plantearle, con la intenci¨®n de hacerle ver la necesidad de contar con los representantes pol¨ªticos del 60% de la poblaci¨®n iraqu¨ª, que "tambi¨¦n la derecha espa?ola tuvo que aceptar a los comunistas durante la transici¨®n".
El c¨²mulo de errores cometidos por EE UU durante la posguerra y la escalada de violencia y terror lleg¨® al extremo hacia mediados del a?o pasado de hacer depender todo el dise?o estadounidense de la operaci¨®n iraqu¨ª de la voluntad de Sistani, un hombre de 79 a?os con problemas cardiovasculares y pasaporte iran¨ª, expedido durante sus a?os de exilio en el pa¨ªs de los mul¨¢s. Sistani desactiv¨® pol¨ªticamente al cl¨¦rigo radical, tambi¨¦n chi¨ª, M¨²qtada al S¨¢der; evit¨® las represalias de la comunidad chi¨ª frente a las provocaciones terroristas, apadrin¨® la lista electoral Alianza Iraqu¨ª Unida -lo que hizo que miles de chi¨ªes llenaran de votos las urnas- y aprob¨® la candidatura del moderado Ibrahim al Yafari, l¨ªder del partido Dawa, para futuro primer ministro de Irak.
Sin embargo, las esperanzas despertadas por el coraje de los iraqu¨ªes votando bajo las bombas de los terroristas se han disipado en las ¨²ltimas semanas a medida que se estancaban la negociaci¨®n con los kurdos para formar Gobierno. Las negociaciones, ya de por s¨ª complicadas, entra?an no s¨®lo el reparto del poder en el futuro Ejecutivo, sino un pacto sobre el nuevo Irak. De una manera simplificada, las desavenencias provienen del recelo chi¨ª ante la organizaci¨®n federal del Estado que desean los kurdos y de su propia exigencia de que la shar¨ªa (ley isl¨¢mica) sea fuente de derecho en el pa¨ªs. Es decir, el nuevo Irak no ser¨¢ una teocracia como el r¨¦gimen iran¨ª, pero s¨ª debe ser un Estado confesional isl¨¢mico.
Pero la discusi¨®n se complica con temas m¨¢s terrenales como el control del petr¨®leo -Irak tiene la tercera reserva de crudo del mundo, despu¨¦s de Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n-. El oro negro es un indicador de los fiascos de EE UU en estos dos a?os. La guerra y los saqueos respetaron al Ministerio del Petr¨®leo, protegido siempre por tropas norteamericanas.
El crudo iba a pagar la factura de la reconstrucci¨®n. Actualmente, Irak produce 1,9 millones de barriles al d¨ªa, frente a los 2,5 millones de antes de la invasi¨®n. Los sabotajes y los ataques de la insurgencia a los oleoductos y otras instalaciones han costado a Irak en este tiempo m¨¢s de 10.000 millones de d¨®lares, seg¨²n fuentes oficiales iraqu¨ªes.
La inseguridad en el pa¨ªs tambi¨¦n ha impedido a la comunidad internacional cumplir su palabra. De los 32.000 millones de d¨®lares recaudados durante la Conferencia de Donantes celebrada en Madrid en octubre de 2003 s¨®lo se ha invertido en el pa¨ªs ¨¢rabe un ¨ªnfimo porcentaje. De aquella cantidad, EE UU se comprometi¨® a gastar la mitad. El pasado septiembre, Washington hab¨ªa destinado 2.500 millones a ese fin, pero la mitad se emple¨® en seguridad. La violencia tambi¨¦n azota a los iraqu¨ªes de a pie, que adem¨¢s han experimentado un notable descenso en su nivel de vida por el encarecimiento de los productos b¨¢sicos y una tasa de desempleo de entre el 25 y el 50%.
Han pasado dos a?os y la Administraci¨®n de Bush parece haber descubierto a los chi¨ªes en un momento en que algo empieza a moverse en Oriente Pr¨®ximo. Su l¨ªder espiritual en L¨ªbano, Mohamed Husein Fadlala, viejo compa?ero de estudios religiosos de Sistani, es clave, junto con Hezbol¨¢, para resolver la ecuaci¨®n libanesa.
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