La crisis por la liberalizaci¨®n de los servicios domina la cumbre europea

La crisis entre Par¨ªs y Bruselas por el proyecto legal para liberalizar el comercio de servicios en la UE -la llamada directiva Bolkestein- domin¨® ayer el comienzo de la cumbre europea dedicada a reactivar la l¨¢nguida econom¨ªa del club. Los l¨ªderes acordaron anoche que negociar¨¢n modificaciones a la norma para preservar los derechos de los trabajadores. Dieron as¨ª respuesta al rechazo a esa directiva del presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, presionado porque la pol¨¦mica origina una sangr¨ªa diaria en p¨¦rdida de apoyos a la Constituci¨®n europea a dos meses de que los franceses la voten en refer¨¦ndum.

Frente a los pa¨ªses del Este y a Bruselas, Chirac cuenta con Alemania, Suecia y B¨¦lgica, pero ayer se gan¨® otro aliado clave cuando el propio presidente de la UE, el luxemburgu¨¦s Jean-Claude Juncker, afirm¨®: "No podremos aceptar nunca la directiva en su redacci¨®n actual". El proyecto legal no ser¨¢ retirado, como ped¨ªan Francia y sus aliados y rechazaba la Comisi¨®n, sino s¨®lo modificado, porque, como explic¨® anoche Juncker, la liberalizaci¨®n del mercado de servicios es necesaria para fomentar el crecimiento, el empleo y la competitividad, pero s¨®lo se har¨¢ eliminando los riesgos que el proyecto actual puede encerrar contra los derechos sociales de los trabajadores.

El terror al dumping social que despierta la directiva Bolkestein, as¨ª denominada porque su redactor fue el ex comisario holand¨¦s Frits Bolkestein, se basa en que el proyecto se?ala que toda empresa de servicios de un Estado de la UE podr¨¢ actuar en cualquier pa¨ªs de la Uni¨®n aplicando la legislaci¨®n del pa¨ªs de origen. As¨ª, las empresas de servicios de los nuevos socios del Este, por ejemplo, podr¨¢n ser mucho m¨¢s competitivas en pa¨ªses con elevadas cargas sociales. Por eso, la norma propuesta, aprobada por la anterior Comisi¨®n en enero de 2004 y ahora debatida en la Euroc¨¢mara, es defendida por los pa¨ªses del Este y por el Reino Unido, uno de los socios con m¨¢s bajos derechos sociales. La patronal europea (Unice), a favor, y los sindicatos de la UE (CES), en contra, tambi¨¦n est¨¢n enfrentados por el proyecto.

"Quiero hacer un llamamiento para llegar a un consenso", hab¨ªa anunciado poco antes de comenzar la cumbre el presidente de la Comisi¨®n, Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, quien dijo estar dispuesto a aceptar "correcciones". Apunt¨® dos: la liberalizaci¨®n del comercio de servicios no afectar¨¢ a sectores p¨²blicos como la Sanidad (exigencia francesa fundamental) y las modificaciones ser¨¢n para impedir el dumping social, de forma que incluso supongan mejoras salariales y de derechos sociales para los trabajadores desplazados procedentes de pa¨ªses menos avanzados.

Sentado junto a ¨¦l, el l¨ªder de los sindicalistas europeos, John Monks, le exigi¨® la "retirada" de la directiva y le record¨® que m¨¢s de 70.000 trabajadores se manifestaron el domingo en Bruselas tras la pancarta M¨¢s y mejores empleos; defender la Europa social; Stop Bolkestein. Tambi¨¦n el primer ministro sueco, Goran Persson, apost¨® ayer en Bruselas por la retirada como "punto de partida para el debate", una tesis que encabeza Chirac.

Pese a todo, la liberalizaci¨®n del comercio de servicios, un sector que supone el 70% de la actividad econ¨®mica de la UE, es una asignatura pendiente en el objetivo de un mercado ¨²nico en el que los ciudadanos, los capitales y las mercanc¨ªas ya circulan sin trabas de fronteras. "El mercado ¨²nico es un logro fundamental; lo fue para los productos y lo ser¨¢ para los servicios, pero no pedimos que se permita el dumping social", augur¨® ante Juncker y Barroso el secretario general de patronal europea, Philippe De Buck.

Pedro Solbes, vicepresidente y ministro espa?ol de Econom¨ªa, opt¨® tambi¨¦n por las modificaciones m¨¢s que por la retirada. La clave, explic¨®, puede estar en definir qu¨¦ servicios p¨²blicos quedar¨¢n fuera de su alcance, como sanidad, educaci¨®n o telecomunicaciones.

La negociaci¨®n propuesta por la ma?ana por Barroso era la ¨²nica salida, porque, adem¨¢s, el proyecto "no es claro y deja muchas cuestiones abiertas", como traslad¨® ayer a los l¨ªderes europeos Josep Borrell, presidente de la Euroc¨¢mara, donde el proyecto ha originado tambi¨¦n un debate entre izquierda y derecha. Hasta los l¨ªderes del Partido Popular Europeo (PPE), reunidos en Bruselas antes de la cumbre, se inclinan ya por negociar enmiendas, aunque buena parte de ellos defienden el texto actual. "El Parlamento europeo no aprobar¨¢ ninguna norma que ponga en cuesti¨®n el modelo social", advirti¨® Borrell, quien record¨® que es en la Euroc¨¢mara donde debe debatirse un problema.

Esas modificaciones se han convertido en urgentes para Francia, con Chirac preocupado por unas encuestas que, de seguir la tendencia, apuntan a un no franc¨¦s a la Carta Magna europea que supondr¨ªa su enterramiento sin remisi¨®n. "El miedo vende m¨¢s que la esperanza", se?al¨® Barroso al comentarlo, para a?adir despu¨¦s Juncker que "no hay v¨ªnculo alguno entre la directiva y la Constituci¨®n".

Esa urgencia francesa hizo anoche que los jefes de Estado y Gobierno optaran por la v¨ªa de la b¨²squeda del consenso. Cambios profundos en la directiva pueden suponer un triunfo para Chirac ante el refer¨¦ndum si, como todo parece indicar, se plantean antes del 29 de mayo, fecha de la consulta.

Con este problema sobre la mesa, en la cumbre han quedado en segundo plano tanto la renovada Agenda de Lisboa como la reforma del Pacto de Estabilidad, aceptada sin problemas por todos los l¨ªderes. S¨®lo el italiano Silvio Berlusconi objet¨® sin ¨¦xito una cuesti¨®n sobre c¨®mo contabilizar las inversiones, mientras Chirac y el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, los m¨¢ximos beneficiados de la reforma, felicitaron a Juncker por el acuerdo logrado el domingo por los ministros de Finanzas.