La inseguridad social de George Bush
La reforma del sistema de pensiones aviva el debate sobre la situaci¨®n econ¨®mica en Estados Unidos
En La llegada del New Deal, uno de los t¨ªtulos de su prol¨ªfica obra,el historiador Arthur Schlesinger Jr. cita ampliamente al presidente Franklin Delano Roosevelt, bajo cuya Administraci¨®n se echaron las bases del sistema de protecci¨®n social en Estados Unidos, tras los devastadores efectos de la Gran Depresi¨®n de los a?os treinta. He aqu¨ª una frase, que versa sobre los impuestos aplicados en las n¨®minas que percib¨ªan los trabajadores para nutrir el fondo de la Seguridad Social, y que remite al momento actual: "Estos impuestos nunca han sido un problema econ¨®mico. Por donde se los mire son pol¨ªticos. Hemos instaurado estos aportes contributivos con el fin de que los contribuyentes obtengan un derecho legal, moral, y pol¨ªtico a gozar de sus pensiones y beneficios por desempleo. Con esos impuestos, ning¨²n condenado pol¨ªtico podr¨¢ alguna vez desguazar mi programa de seguridad social". Roosevelt, que quer¨ªa un sistema aut¨®nomo del Gobierno, se equivoc¨®. Porque hay un pol¨ªtico que a estas horas est¨¢ intentando empezar el desguace. Se trata de George W. Bush, el presidente de Estados Unidos.
Seg¨²n los estudios de la Administraci¨®n de Bush, el crecimiento anual medio de la econom¨ªa pasar¨¢ del 3% en 2005-2010 al 2,2% en 2010-2015
La supuesta reforma de la Seguridad Social, dirigida a reducir tambi¨¦n el d¨¦ficit fiscal, podr¨ªa contribuir a su incremento
Bush quiere que el Congreso saque adelante el plan de reforma durante 2005 porque en noviembre de 2006 hay elecciones legislativas
El producto estrella es la privatizaci¨®n parcial mediante la apertura de cuentas corrientes privadas para aquellas personas menores de 55 a?os
Si las armas de destrucci¨®n masiva en posesi¨®n de Irak fueron usadas por la Administraci¨®n de Bush para justificar la invasi¨®n, el presunto colapso financiero de la Seguridad Social es el argumento central para explicar la necesidad de aprobar, antes de fin de a?o, una reforma de privatizaci¨®n parcial.
Intensa campa?a
El presidente Bush, bajo la recomendaci¨®n de su principal asesor, Karl Rove, cuyo poder en la Casa Blanca se increment¨® notablemente despu¨¦s de la victoria electoral del 2 de noviembre de 2004, lanz¨® a comienzos de marzo una campa?a de dos meses para explicar a lo largo y ancho del pa¨ªs -60 paradas en 60 d¨ªas- la bancarrota previsible del sistema de Seguridad Social y la imperiosa necesidad de actuar antes de que sea tarde. Es la otra guerra preventiva de Bush. La campa?a a favor de una reforma cuyas l¨ªneas concretas a¨²n son desconocidas se ha convertido en una cruzada gubernamental al punto que hace pocos d¨ªas la minor¨ªa dem¨®crata se dirigi¨® a la Oficina de Rendici¨®n de Cuentas para preguntar no s¨®lo los millones de d¨®lares que est¨¢n gastando, sino para indagar, seg¨²n la carta enviada por el representante dem¨®crata por California, Henry Waxman, "si la Administraci¨®n de Bush ha cruzado la l¨ªnea entre educaci¨®n y propaganda". Waxman precisa: "Informar al p¨²blico es responsabilidad del presidente; usar recursos de los contribuyentes para montar una sofisticada propaganda y una campa?a de venta es un abuso de la oficina del presidente".
El presidente Bush explica, en la mayor¨ªa de sus comparecencias, que el sistema de Seguridad Social exhibe un d¨¦ficit de 11 billones de d¨®lares, cifra que surge de proyectar en el tiempo la diferencia estimada entre los ingresos que proporcionar¨¢n los impuestos aplicados a las n¨®minas de los afiliados y lo que costar¨¢n los beneficios a cubrir. Si se hace el c¨¢lculo a 75 a?os, la diferencia es de 4 billones de d¨®lares; si, en cambio, se proyecta sin l¨ªmite de tiempo, son 11 billones de d¨®lares.
Las encuestas se?alan que Bush tiene serias dificultades para que los norteamericanos acepten la idea de actuar ya a partir de este tipo de c¨¢lculos. Tampoco el Partido Republicano. Ni el p¨²blico ni sus propios partidarios est¨¢n dispuesto a seguir al presidente, como ocurri¨® con la guerra Irak, donde la sombra de los ataques del 11-S en la memoria colectiva jug¨® un papel esencial.
Sin duda, Bush ha conseguido apuntar un tanto al fijar el contenido del debate, a saber, la Seguridad Social es un asunto econ¨®mico, un sistema al borde de la quiebra que necesita ser reformado y privatizado parcialmente. Sin embargo, establecer las reglas del juego del debate requiere, despu¨¦s, ganarlo. Y no parece, de momento, que resulte f¨¢cil.
La Administraci¨®n de Bush sostiene que el fondo de la Seguridad Social no estar¨¢ en condiciones de cumplir con todas sus obligaciones comprometidas en el a?o 2042. Los ingresos, sigue el razonamiento, estar¨¢n un 25% por debajo de lo que el sistema habr¨¢ de deber a los beneficiarios en ese momento.
"El fondo de la Seguridad Social estar¨¢ vac¨ªo en 2042, llegando a la insolvencia", explic¨® el profesor Gregory Mankiw hace algunas semanas, antes de abandonar la presidencia del Consejo de Asesores Econ¨®micos de Bush. Con todo, la misma Administraci¨®n ha admitido que a¨²n cuando no se hicieran cambios en el sistema, se podr¨ªan cumplir un 75% de los compromisos.
Las previsiones
Pero aun con esta contradicci¨®n de alcance propagand¨ªstico, ?c¨®mo se llega a tan negras previsiones? Aqu¨ª est¨¢ el punto relevante. Seg¨²n los estudios de la Administraci¨®n de Bush, el crecimiento anual medio de la econom¨ªa pasar¨¢ del 3% en 2005-2010 al 2,2% en el periodo 2010-2015 y al 1,8% en 2015-80. Estas previsiones son de por s¨ª preocupantes. Porque si se analizan las series estad¨ªsticas hist¨®ricas, Estados Unidos estar¨ªa al 1,8%, creciendo menos que durante los a?os 1920-39 (2,1), periodo en el que tuvo lugar la Gran Depresi¨®n.
Con tasas de crecimiento como las apuntadas o ligeramente m¨¢s elevadas, la pregunta es: ?por qu¨¦ raz¨®n va a estar en peligro de quiebra la Seguridad Social y va a carecer de los fondos para cubrir los compromisos? Habida cuenta de que las tasas de crecimiento reales van resultando ser m¨¢s elevadas que las proyectadas en su d¨ªa, la Administraci¨®n de Bush ha aplazado a menudo, cada vez m¨¢s hacia delante, el d¨ªa de la apocalipsis del sistema.
Aunque el plan no est¨¢ elaborado al detalle, el producto estrella que ha provocado r¨ªos de tinta es la privatizaci¨®n parcial mediante la apertura de cuentas corrientes privadas para aquellas personas menores de 55 a?os. La Administraci¨®n de Bush ha lanzado la idea de que hasta un 4% de los impuestos retenidos en n¨®mina para el fondo de Seguridad Social -dos tercios aproximadamente de la contribuci¨®n de un trabajador- podr¨¢ ser ingresado -es una opci¨®n voluntaria- en cuentas privadas. El dinero, a su vez, podr¨¢ ser invertido en Bolsa y otros productos financieros.
Seg¨²n los asesores de Bush, mientras la econom¨ªa crecer¨¢ a un 2, 5% o 3% anual, la rentabilidad de las inversiones ser¨¢ del 7% anual, lo que permitir¨ªa elevar varias veces los beneficios a las personas que se acojan al sistema de cuentas corrientes privadas. Esas personas, a su vez, deber¨¢n renunciar a cobertura de la Seguridad Social proporcionalmente a lo que han extra¨ªdo. En cifras: por cada d¨®lar procedente del impuesto en n¨®mina que el titular ingresa en su cuenta corriente, renuncia a un d¨®lar de cobertura.
Toda una inc¨®gnita
Los expertos, empero, se preguntan por qu¨¦ raz¨®n si la econom¨ªa crecer¨¢ a tasas del 2,5% o 3%, la Bolsa habr¨¢ de hacerlo a m¨¢s del doble. Nadie ha logrado despejar esta inc¨®gnita. "Si la econom¨ªa se desacelera lo suficiente como para que EE UU tenga un problema con la Seguridad Social, tambi¨¦n habr¨¢ un problema con la Bolsa. Es obvio", sostiene Douglas Fore, experto de un grupo de inversiones. El representante dem¨®crata Peter DeFazio apunta: "Los que proponen la privatizaci¨®n parcial no han sido capaces de mostrar c¨®mo la Bolsa ser¨¢ capaz de remunerar un 7% en el futuro cuando el crecimiento de la econom¨ªa que proyectan est¨¢ en la mitad de lo que hemos conocido en el pasado".
Pero, al mismo tiempo, el desv¨ªo de una parte de fondos hacia las cuentas corrientes privadas supondr¨¢ una merma de ingresos para el fondo de la Seguridad Social al tiempo que tendr¨¢ que cubrir los compromisos con los beneficiarios que se han mantenido dentro del sistema como siempre. ?Qu¨¦ propone Bush? El fondo de la Seguridad Social tendr¨¢ que tomar pr¨¦stamos por valor de 4 billones de d¨®lares en los pr¨®ximos veinte a?os. Esto quiere decir que una supuesta reforma dirigida a reducir, tambi¨¦n, el d¨¦ficit fiscal contribuir¨¢ a su incremento. "No", dicen los asesores del presidente. El razonamiento: el Gobierno terminar¨¢ recuperando todo el dinero, ya que los costes de los beneficiarios a cubrir conocer¨¢n una fuerte reducci¨®n como resultado de que los jubilados depender¨¢n m¨¢s de sus cuentas corrientes privadas.
Entre la gran mayor¨ªa de expertos conservadores, el plan de Bush tampoco ha logrado ganar adeptos, porque en lugar de resolver los problemas que dice detectar s¨®lo servir¨¢ para agravar la situaci¨®n fiscal. En realidad, es la iniciativa la que parece poner en peligro la Seguridad Social y amenaza con sumirla en una crisis sin precedentes.
Bush quiere que el Congreso saque adelante el plan de reforma durante 2005. Es evidente por qu¨¦. En noviembre de 2006 tendr¨¢n lugar las elecciones legislativas de mitad de su segundo y ¨²ltimo mandato. Ser¨¢, por tanto, un p¨¦simo momento para vender la reforma. Si el programa no sale adelante a finales de 2005 existen serias dudas de que el plan sea una realidad.
Pero Bush cree esta guerra puede ganarse y est¨¢ empe?ado en mostrar que la profec¨ªa de Roosevelt ("ning¨²n condenado pol¨ªtico podr¨¢ alguna vez desguazar mi programa de seguridad social") estaba errada.
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