Del balneario a la red

Ludovic Giuly nunca pens¨® que su necesidad por abandonar el M¨®naco terminar¨ªa por convertirle en jugador del Barcelona. Para los servicios t¨¦cnicos azulgrana tambi¨¦n represent¨® una sorpresa acabar fichando al peque?o capit¨¢n del M¨®naco, que fue antes un descubrimiento que un objetivo. A golpe de casualidades, el Bar?a termin¨® por fichar a un jugador que a ojos del aficionado era, por encima de todo, el verdugo del Real Madrid en la pasada edici¨®n de la Liga de Campeones.

Giuly irrumpi¨® en la Liga espa?ola con rotundidad: Dos partidos, dos goles. Veloz, letal y con garra, el dorsal n¨²mero 8 remiti¨® a la afici¨®n a la comparaci¨®n con Stoichkov. "Somos distintos", insist¨ªa el b¨²lgaro mientras Giuly empezaba a darse de bruces con una realidad, ser jugador del Bar?a, para la que no se hab¨ªa preparado. Y llegaron los problemas. Lejos de la custodia de su hijo Diego, que vive con su madre en Francia, forzado a jugar como extremo y porque Luis Garc¨ªa, al marchar al Liverpool, le dej¨® como ¨²nica opci¨®n en banda para Rijkaard, Giuly se vio superado. Falt¨® una lesi¨®n muscular para verse perdido, v¨ªctima de un ataque de ansiedad propio del orgullo de un corso autoexigido por cumplir expectativas que justificaron su fichaje.

"Necesita aire, relajarse", consider¨® la psic¨®loga del club. "Tienes 10 d¨ªas de vacaciones", le comunic¨® Begiristain una ma?ana en el despacho de Rijkaard. Y Giuly se march¨® en Navidad a un balneario, en la frontera entre Francia e Italia, en la Costa Azul. Respir¨®, volvi¨®, se cur¨® de la dolencia muscular que padec¨ªa y recuper¨® la sonrisa, que contagi¨® al vestuario, donde pasa por ser "divertido y bromista".

Tras 18 partidos sin ver puerta, marc¨® en Sevilla el 29 de enero. Repiti¨® dos semanas despu¨¦s en Zaragoza y luego ante el Athletic, Deportivo, y Getafe, hasta que en M¨¢laga, el pasado domingo, marc¨® dos goles, uno de ellos de cabeza, el tercero de su carrera deportiva. Giuly sum¨® su novena diana en la Liga. "Promet¨ª 10 y cumplir¨¦. Como hizo Romario. Dijo 30 y meti¨® 30. Yo tambi¨¦n cumplir¨¦ mi palabra".