Eto'o a¨²pa al Bar?a
Un gol del ariete acaba con el inesperado sufrimiento del equipo azulgrana, incapaz hasta entonces de tumbar al Albacete
Una vez que el Madrid ha decidido llevar la Liga a una cuesti¨®n personal, m¨¢s que nada porque el Bar?a le ha abrumado colectivamente, Eto'o acredit¨® ayer que est¨¢ dispuesto a discutirle tambi¨¦n el protagonismo a Ronaldo, y de momento el camerun¨¦s comanda el pichichi. Un golazo del ariete barcelonista desatasc¨® un partido muy perro, m¨¢s que nada porque la victoria se daba por descontada ante un rival que pinta muy poco, y puso el campeonato a tiro de piedra. As¨ª lo entendi¨® su hinchada, que sali¨® del estadio al grito de "campeones, campeones", aliviada por el resultado, satisfecha por la respuesta de su equipo, convencida de que el t¨ªtulo caer¨¢ en cualquiera de las cuatro jornadas que quedan en disputa porque s¨®lo le separan seis puntos.
BARCELONA 2 - ALBACETE 0
Barcelona: V¨ªctor Vald¨¦s; Belletti, Puyol, Oleguer, Gio; Iniesta, M¨¢rquez (Motta, m. 61), Deco; Giluly, Eto'o (Messi, m. 87) y Ronaldinho.
Albacete: Valbuena; Santi, Gaspar, Agus, Mingo; Jaime, Viaud; Francisco (Iv¨¢n D¨ªaz, m.68), Pacheco (Peralta, m. 86), Pe?a; y Mark Gonz¨¢lez (Rub¨¦n Castro, m.79).
Goles: 1-0. M. 66. Eto'o remata al palo largo y de primera un rechace desde la frontal del ¨¢rea y la pelota alcanza la red despu¨¦s de dar en el poste izquierdo de Valbuena.
2-0. M. 90. Ronaldinho habilita a Messi, que se queda frente al portero y le supera por alto con una preciosa vaselina con la zurda.
?rbitro: Velasco Carballo. Amonest¨® a Puyol, Santi, Agus, Pacheco, Eto'o, Deco y Pe?a.
Camp Nou: 91.174 espectadores.
Aunque a¨²n haya tela que cortar, hay victorias apretadas, alcanzadas en partidos desagradables, que cuentan m¨¢s que cualquier goleada conseguida en jornadas de bonanza. La de ayer fue especialmente celebrada por deseada y sufrida. El Barcelona tard¨® m¨¢s de una hora en responder a su condici¨®n de l¨ªder y favorito. La perseverancia, ambici¨®n y calidad del artillero le llev¨® hasta donde no pudo la colectividad. La clarividencia de Eto'o resolvi¨® la confusi¨®n de defensas, medios y delanteros, que mostraron signos de flaqueza en un partido que no admit¨ªa medias tintas, despu¨¦s que el Madrid no se rindiera ni en Anoeta.
Al Bar?a le llev¨® un tiempo entrar en el partido, entre otras cosas porque not¨® la ausencia del sancionado Xavi. No hay un futbolista que tenga mejor sentido del juego colectivo en el plantel azulgrana que el volante internacional catal¨¢n. Xavi toca, abre, rompe, profundiza, remata y, sobre todo, le da cuerpo al equipo. Hombre orquesta por excelencia, tira el hilo y sus compa?eros lo recogen o estiran de manera autom¨¢tica, independientemente del dispositivo del rival. El Albacete se tap¨® mucho y bien, y entre lo que no dej¨® hacer y lo que no hizo el Bar?a, el partido estuvo largo rato en punto muerto.
No fue culpa de Iniesta, sustituto de Xavi, que al Barcelona le faltara ritmo, velocidad, desmarque y jugara preferentemente al pie. El enganche es un futbolista ejemplar porque jam¨¢s comete un error. Jugador escrupuloso, con y sin la pelota, no tiene, sin embargo, el impacto sobre el equipo que provoca Xavi. Iniesta aument¨® el tono correcto del Bar?a en un partido que demandaba picos. No se trataba de madurar el encuentro sino de resolverlo cuanto antes. Ocurr¨ªa, sin embargo, que el Barcelona s¨®lo enfocaba la porter¨ªa del Albacete desde la media distancia. Al descanso se lleg¨® con empate a cero, tan insustancial como el juego, ¨²nicamente alterado por dos diagonales de Giuly; una llegada fallida de Eto'o, perdido en el margen izquierdo; y los arabescos de Ronaldinho, empe?ado en taladrar la zaga contraria por el ombligo de los centrales, muy c¨®modos ante el ataque frontal azulgrana, falto de extremos y de f¨²tbol por las bandas.
El exceso de solistas, el empe?o en disputar once partidos por separado, facilit¨® el trabajo del rival, envalentonado por la fiereza de Mark Gonz¨¢lez, un punta que exigi¨® a Vald¨¦s en un decisivo mano a mano. La dormidera azulgrana era cada vez m¨¢s preocupante. A la falta de determinaci¨®n y exceso de tensi¨®n le sigui¨® la precipitaci¨®n, y el Bar?a no encontraba la manera de marcarle un gol al Albacete para berrinche de la hinchada, que para nada entend¨ªa la negaci¨®n de sus futbolistas, sin pizca de nervio, sorprendentemente vulgarizados en un partido decisivo y que demandaba una prueba irrefutable de madurez.
Jaleado por la afici¨®n, el Barcelona achuch¨® mucho nada m¨¢s regresar al campo en la segunda parte y decidi¨® que, si no hab¨ªa m¨¢s remedio, el partido se resolver¨ªa por las bravas. Valbuena estuvo espl¨¦ndido en los momentos en que los c¨®rners se amontonaron en el campo del Albacete. El Bar?a volvi¨® a ser un equipo reconocible, por su forma de replegarse y desplegarse, por el ritmo que le dio al choque, por su manera de atacar la pelota. Aunque el partido demandaba de inmediato una marcha m¨¢s, Rijkaard se tom¨® su tiempo y opt¨® por recurrir a Motta en el puesto de M¨¢rquez. Insist¨ªa el Barcelona en las cosas de costumbre, y la confianza y perseverancia le redimieron nuevamente cuando m¨¢s le apremiaba la necesidad. Eto'o porfi¨® en su empe?o por reventar la barriga del Albacete y, despu¨¦s de una pared frustrada con Ronaldinho, enganch¨® un remate terminal en la frontal del ¨¢rea, imposible para el portero, delicioso para su equipo, celestial para el aficionado barcelonista
Una decisi¨®n individual de Eto'o redimi¨® nuevamente las dudas colectivas azulgrana. Los goles del camerun¨¦s han tenido para el Barcelona el mismo efecto que los de Ronaldo para el Madrid. All¨¢ donde no se ha parado el equipo de Ronaldinho, se ha presentado el ariete, siempre protagonista, incluso ahora en que est¨¢ fatigado y mermado por una lesi¨®n. El gol de Eto'o acab¨® con el suspense y liquid¨® la contienda. El Albacete se qued¨® quieto, como si le importara un r¨¢bano empatar o perder, y al Barcelona le bast¨® su agresividad defensiva para salvar el partido, rematado finalmente por un segundo gol, obra de Messi, precioso por su ejecuci¨®n, digno de ser saboreado como ped¨ªa el d¨ªa. Nuevamente exigidos, el Bar?a y Eto'o respondieron felizmente para sus aficionados.
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