Contra Franco y contra Hitler
"Lo asombroso no fue que los franceses silenciaran la contribuci¨®n de los republicanos a la liberaci¨®n de su pa¨ªs; lo que sorprende y desasosiega es la indiferencia de los espa?oles hacia su propia historia". Estas palabras de Secundino Serrano en la introducci¨®n de su libro La ¨²ltima gesta. Los republicanos que vencieron a Hitler (1939-1945) son la mejor de las justificaciones posibles para que, a estas alturas, cuando hay quien asegura que est¨¢ ya todo dicho y escrito sobre la Guerra Civil y sus consecuencias, se publique un volumen de 700 p¨¢ginas (incluyendo m¨¢s de 100 de anexos bibliogr¨¢ficos y de citas) sobre un tema, el del exilio, que no puede darse por cerrado tres cuartos de siglo despu¨¦s del fin de la contienda. El mismo esp¨ªritu de hacer justicia y de que se d¨¦ al c¨¦sar lo que es del c¨¦sar anima a Los espa?oles de Stalin. La historia de los que sirvieron al comunismo durante la Segunda Guerra Mundial, de Daniel Arasa.
Ambos autores tienen tras de s¨ª una abundante obra publicada que los convierte en referencia obligada a la hora de tratar temas de recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica de los luchadores antifranquistas y antinazis. Serrano es autor de obras imprescindibles como El movimiento guerrillero en los a?os cuarenta (1990) y Maquis (2001). Arasa, adem¨¢s de varios libros sobre el maquis, puso su firma en Los catalanes de Churchill, Los espa?oles en la guerra del Pac¨ªfico y Exiliados y enfrentados. El exilio espa?ol en Inglaterra.
Es una afortunada coincidencia que ambos publiquen ahora obras a¨²n m¨¢s ambiciosas y que, en buena medida, se complementan. Porque si por alg¨²n punto flojea La ¨²ltima gesta es, precisamente, por el del exilio espa?ol a la Uni¨®n Sovi¨¦tica, mucho menos numeroso que el que tuvo a Francia y a otros pa¨ªses como destino, pero que incluy¨® a los casi ¨²nicos ni?os de la guerra que no tuvieron ocasi¨®n de decidir sobre su retorno a Espa?a y que sufrieron tres guerras, una m¨¢s que sus compa?eros de di¨¢spora forzosa: la civil de su pa¨ªs de origen, la que enfrent¨® a la Uni¨®n Sovi¨¦tica con los invasores alemanes, y la fr¨ªa, que convirti¨® a muchos de ellos en rehenes de Stalin y del PCE. Casi se echa en falta que Serrano y Arasa, m¨¢s all¨¢ de sus diferencias de estilo y de acercamiento al asunto (el uno prima el relato continuado, el segundo da mucha cancha a los testimonios de protagonistas individuales), a la vista de que les anima el objetivo com¨²n de hacer justicia a golpe de datos y testimonios, no uniesen sus esfuerzos para dar a la luz la que podr¨ªa haber sido una obra mayor, definitiva en muchos aspectos, sobre los espa?oles que combatieron a Hitler.
La recuperaci¨®n de la memoria hist¨®rica de los perdedores de la guerra de Espa?a es una asignatura todav¨ªa pendiente en buena medida, en cuyo estudio est¨¢ empe?ada una comisi¨®n interministerial ad hoc y en la que queda mucho por hacer, como no cesan de clamar misioneros de esa causa como Dolores Cabra, secretaria de la asociaci¨®n Archivo Guerra y Exilio (AGE), empe?ada en que se salden cuentas con el pasado por la v¨ªa de reconocer los sufrimientos de las v¨ªctimas del franquismo, a los que ha tomado bajo su custodia.
De la lectura de los dos libros -a la que uno puede acercarse sin prevenci¨®n, como quien se adentra en una buena novela de aventuras- se deduce que, en realidad, no se sabe todo lo que hay que saber sobre el papel activo, con las armas en la mano, que los espa?oles jugaron contra el nazismo, y del alto precio que tuvieron que pagar por ello, en penalidades sin cuento, en combates sobre todo de guerrilla y resistencia, y en los campos de exterminio. Tampoco sobre el lado oscuro del asunto, la distancia a veces abismal entre las prioridades de dirigentes y pueblo llano. Y, para colmo, lo que se sabe est¨¢ desperdigado en obras diversas, lo que no facilita una visi¨®n de conjunto.
En estos tiempos de sexag¨¦simos aniversarios -de la liberaci¨®n de Par¨ªs, de la llegada de los aliados a Auschwitz, de la ca¨ªda de Berl¨ªn, entre otros- ambas obras resultan, pues, especialmente oportunas para dejar las cosas en su sitio.
Serrano presta una atenci¨®n
especial a las peripecias de los exiliados en Francia, tanto en los campos del sur tras la derrota de la Rep¨²blica como en la Resistencia o en las fuerzas de De Gaulle. Y no deja de notar que ese esfuerzo "qued¨® sepultado entre los mitos de la Resistencia francesa y el Holocausto jud¨ªo". Se nota que le quema como una herida que "los franceses se apropiaran de un ¨¦xito colectivo", tal vez por la "mala conciencia de haber protagonizado un perturbador par¨¦ntesis moral y patri¨®tico" al acomodarse a la ocupaci¨®n alemana. Arasa, cuya materia prima es num¨¦ricamente menos importante (entre ni?os, educadores y exiliados pol¨ªticos no llegaron a la URSS m¨¢s de 5.000 espa?oles) tiene por ello mayor posibilidad de, sin eludir la perspectiva global, escarbar en las historias individuales, narrar peripecias (en el cerco de Leningrado, en la di¨¢spora hacia Asia Central o el C¨¢ucaso, en la coincidencia de espa?oles en la Divisi¨®n Azul y el Ej¨¦rcito Rojo...) de un dramatismo que las har¨ªa inveros¨ªmiles como material de una novela. Pero reales. Tanto como el tr¨¢gico exilio de los perdedores.
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