Michael Haneke presenta un inquietante cuento moral en su pel¨ªcula 'Cach¨¦'
El maestro del cine de acci¨®n de Hong Kong, Johnnie To, s¨®lo aporta derroche de violencia
El director austriaco Michael Haneke ha presentado en Cannes Cach¨¦ (Escondido), una pel¨ªcula que hipnotiz¨® a la sala. Es un filme inquietante y misterioso que, sin embargo, deja en el aire las preguntas que formula, frustrando con ello el inter¨¦s del espectador por conocer la explicaci¨®n de lo que en la pantalla le han contado. Al final de la proyecci¨®n hubo algunos aplausos, pero la estupefacci¨®n fue general ante tan abrupto desenlace, que dej¨® a la mayor¨ªa sin capacidad de reacci¨®n. Tras el paso para olvidar del maestro del cine de acci¨®n Johnnie To lleg¨® el Mercado del Filme.
En el Mercado del Filme hay registradas de forma oficial 2.541 empresas de 76 pa¨ªses
En las secciones paralelas destaca la bajada a los infiernos de 'Keane', de Kerrigan
Cach¨¦ cuenta la historia de un matrimonio de unos cuarenta a?os (Daniel Auteil y Juliette Binoche), bien situados socialmente, padres de un adolescente de 11 a?os, ambos profesionales y de vida c¨®moda. Ignoran que alguien les est¨¢ filmando a diario desde el exterior de su casa. Cuando comienzan a llegarles v¨ªdeos de esas grabaciones clandestinas, a la primera sorpresa sigue el miedo, y m¨¢s tarde la duda, y un ambiguo sentimiento de culpa. ?Qui¨¦n les est¨¢ grabando y por qu¨¦? ?Qu¨¦ mensaje encierra el que los v¨ªdeos lleguen envueltos en dibujos infantiles manchados de sangre?
El mismo rigor narrativo que hab¨ªa en La pianista, C¨®digo desconocido o Funny Games es el que Haneke sostiene en Escondido, con aquella misma serenidad y econom¨ªa de medios expresivos. Haneke va al grano en cada imagen, observando con sigilo las reacciones de ese hombre a quien env¨ªan los v¨ªdeos, haci¨¦ndonos descubrir que comienza a temer ser culpable de algo.
Escrita en alem¨¢n pero rodada en franc¨¦s y en Francia, Escondido hace una breve referencia a un hecho cuidadosamente olvidado en los libros de historia: en octubre de 1961, una manifestaci¨®n pac¨ªfica de inmigrantes argelinos fue disuelta violentamente por ¨®rdenes del prefecto de polic¨ªa, previamente autorizado por De Gaulle. Se habl¨® entonces de 200 muertos, la mayor¨ªa de ellos ahogados en el Sena. (Precisamente sobre esta masacre se est¨¢ ultimando una pel¨ªcula francesa, que promete activar la memoria y crear pol¨¦mica. Se estrenar¨¢ en oto?o).
No se precipite el lector, ya que una cosa no explica la otra. Algo que reprochar a Haneke es el jarro de agua fr¨ªa que arroja a los espectadores al no revelarles los secretos fundamentales de la pel¨ªcula, que queda argumentalmente inconclusa. Es un buen recurso para que nos quedemos rumiando y que todo encaje mejor en el recuerdo, pero al acabar la proyecci¨®n el espectador puede quedarse at¨®nito. De ah¨ª que se oyeran algunas risitas y comentarios precipitados: "?Los del comit¨¦ de selecci¨®n han visto previamente las pel¨ªculas o se han limitado a elegirlas por los nombres de sus autores? ?Es seguro que terminaron de ver la china de ayer?".
La china de ayer. Se trata de Election, de Johnnie To, maestro del cine de acci¨®n de Hong Kong, con 40 pel¨ªculas en su haber a sus 50 a?os, y recientemente descubierto por los festivales occidentales. Su pel¨ªcula contiene acci¨®n trepidante bien filmada, pero importa una higa todo su derroche de violencia, la lucha a muerte entre unos grupos de g¨¢nsteres que se presentan a la elecci¨®n del nuevo jefe de la Triada, las cabezas que ruedan hasta que encuentran el cetro con cabeza de drag¨®n que simboliza la autoridad, e incluso ese discurso entre l¨ªneas sobre el respeto a la tradici¨®n y el peligro que ¨¦sta corre en los tiempos actuales. El director To tiene incondicionales a prueba de bomba; el diario Lib¨¦ration mismo defiende la inclusi¨®n a concurso de esta pel¨ªcula, que define como teenage movie, entendiendo que el festival se compromete desde ahora a ofrecer cine "fant¨¢stico-gore-kunf-fu".
Por cada pel¨ªcula equivocada que se ve, pel¨ªcula buena que quiz¨¢ se haya perdido, hay muchas que ver en Cannes. Pero la reina de la fiesta es la secci¨®n oficial, y hay que prestarle atenci¨®n. Como cada a?o, han comenzado los rumores de que en otras secciones del festival y en el propio mercado est¨¢ apareciendo alguna que otra sorpresa, pel¨ªculas mejores que las del concurso. A veces es cierto y otras, simples bulos propiciados por los agentes de ventas. En el Mercado del Filme hay registradas de forma oficial 2.541 empresas de 76 pa¨ªses, lo que significa un trepidante ajetreo de compraventa o de ganas de que ¨¦stas, las ventas, se hagan realidad. El Mercado es el rey.
Respecto a las secciones paralelas, destaca la bajada a los infiernos de Keane, la tercera pel¨ªcula del norteamericano Lodge Kerrigan, que se ha convertido en una de las favoritas de la Quincena de Realizadores. Por su parte, en Una Cierta Mirada ha decepcionado la esperada Nordeste, de Juan Solanas, por su tono de tarjeta postal aunque cuente atrocidades. De valorar sus cualidades se encargar¨¢n sendos jurados. El dedicado a ¨®peras primas, C¨¢mara de Oro, presidido por el iran¨ª Abbas Kiarostami; el de la secci¨®n Una Cierta Mirada, por el norteamericano Alexander Payne. Ellos tienen la palabra.
No es f¨¢cil distinguir la l¨ªnea que separa la secci¨®n oficial de Una Cierta Mirada, ambas con pel¨ªculas de directores conocidos o nuevos, y de similar inter¨¦s. Una Cierta Mirada era antes la hermana pobre, pero por su pantalla han ido desfilando numerosos autores de prestigio. Este mismo a?o, Kim-ki-duk, Fran?ois Ozan o Alain Cavalier, junto a otros nuevos como Amat Escalante y su pel¨ªcula Sangre, a la que los peri¨®dicos franceses siguen dedicando elogios; Habana blues, de Benito Zambrano, clausurar¨¢ la secci¨®n. Dice el programador del festival que hay ciertas flores a las que no les conviene el sol, y que en Una Cierta Mirada pueden encontrar la luz m¨¢s adecuada para su sensibilidad.
Babelia
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