Morir en casa
Dos de cada tres personas preferir¨ªan afrontar en su domicilio el final de la vida, seg¨²n algunos estudios
?Cuantos espa?oles mueren en casa? ?Lo hacen todos los que quieren o se ven forzados a fallecer en un hospital? Seg¨²n una macroencuesta de la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios de 2001 realizada a 11.000 europeos, s¨®lo el 15% de quienes mueren en un hospital desea hacerlo all¨ª. Otros estudios aseguran que el 70% de los pacientes prefiere morir en su domicilio.
Pero la realidad es que dos de cada tres personas que padecen c¨¢ncer terminal (entre un 65 y un 75%) mueren en los hospitales, si es que a su alcance no existen unidades especializadas, seg¨²n Xavier G¨®mez Batiste, presidente de la Sociedad Espa?ola de Cuidados Paliativos (Secpal). Si existen estos servicios, que cuidan del enfermo cuando no se puede hacer nada por su curaci¨®n, el balance se invierte: ser¨ªa el 61% de los pacientes los que fallecen en su casa.
Las unidades que acuden a las casas de los enfermos en las seis u ocho ¨²ltimas semanas de su vida para paliar su sufrimiento no est¨¢n al alcance de todos. En Espa?a, seg¨²n el cat¨¢logo de la Secpal, existen s¨®lo 117 unidades que dan este servicio, y ello pese a que uno de los objetivos del Plan Nacional de Cuidados Paliativos, aprobado en 2000, era que m¨¢s enfermos terminales fallecieran en su domicilio. Catalu?a es la comunidad que dispone de m¨¢s recursos: el 40%. El resto se reparte de manera parecida: Andaluc¨ªa es la ¨²nica que ofrece m¨¢s del 10%; Madrid dispone del 9%. ?C¨®mo ser¨ªa el bien morir?
"Habr¨ªa que morir en casa o como en casa", dice G¨®mez Batiste, "es decir, bien atendido. Si los familiares tienen acceso a una unidad de Cuidados Paliativos hospitalaria, tienden a usarla". En ellas, hay sitio para que la familia est¨¦ con el paciente, mantienen cierta intimidad y los cuidados no incluyen una nube de cables y tubos. "La muerte es algo que se puede prever", dice Fernando Mar¨ªn, m¨¦dico de la asociaci¨®n Encasa, que ofrece cuidados paliativos a domicilio, "y hay que respetar los deseos de quien se enfrenta a ella. El testamento vital es importante". ?ste es un documento en el que el firmante ratifica, entre otras cosas, que no sea prolongada su vida por m¨¦todos artificiales y que le suministren los f¨¢rmacos necesarios para aliviar su sufrimiento.
Tres personas rememoran aqu¨ª su experiencia ante la muerte de sus familiares. Todos fueron auxiliados por la asociaci¨®n Encasa. Pilar, la hija de Santiago, un anciano de 89 a?os, con demencia y deteriorado, decidi¨® eludir la medicalizaci¨®n de los ¨²ltimos d¨ªas de su padre. La sedaci¨®n terminal alivi¨® sus ahogos. El mismo tratamiento fue aplicado a Ana, una enferma de c¨¢ncer cuyo deterioro, cerca de su agon¨ªa, le llenaba de angustia. El estado vegetativo cr¨®nico de Bel¨¦n, de 28 a?os, que se manten¨ªa con vida mediante sonda de alimentaci¨®n y respirador, arras¨® a su familia, que decidi¨®, tras m¨¢s de tres a?os, que se le retirase el alimento. Un caso similar al de Terri Schiavo. Nadie, salvo la asociaci¨®n, les auxili¨®.
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