Viena en los lienzos

GRACIAS A El Viajero, mi marido y yo hemos realizado un viaje maravilloso. Le¨ªmos en el suplemento que se celebraba, en tres museos de Viena, una exposici¨®n dedicada a Rubens, con un centenar de pinturas. Buscamos unos d¨ªas libres y all¨ª nos fuimos.

Las entradas a la exposici¨®n de Rubens permit¨ªan ver, adem¨¢s, el resto de los correspondientes museos. Pudimos admirar pinturas de Cranach, Durero, Brueghel, El Bosco o Van Dick. En el Museo del Pr¨ªncipe de Liechtenstein, que est¨¢ en un palacio de su propiedad, uno no sab¨ªa qu¨¦ admirar m¨¢s, si sus tesoros art¨ªsticos, incluidas las esculturas de Canova, o los impresionantes salones.

Viena es una capital bien cuidada, con multitud de palacios y de bellos edificios que, con todo respeto a su rep¨²blica, parece pedir un emperador que la recorra en un coche de caballos. Pese al fr¨ªo, nos dedicamos a caminar por sus calles, jardines, plazas y dem¨¢s museos, entre ellos el Albertina, donde hab¨ªa una exposici¨®n maravillosa de Chagall, y el Belvedere, con Klimt. Para los aficionados al modernismo queda una visita a la Karts Platz y al edificio de la Secesi¨®n, donde est¨¢n los murales de Klimt sobre la Novena sinfon¨ªa de Beethoven, desgraciadamente sin acabar. No pod¨ªamos faltar al caf¨¦ Sacher para tomar, adem¨¢s de un caf¨¦ vien¨¦s, la cl¨¢sica tarta, con casi 200 a?os de tradici¨®n, profusamente imitada.

Si se deciden a visitar Viena, no dejen de asomarse al Danubio. Si lo ven azul, como en el vals de Strauss, ser¨¢ prueba de que a¨²n conservan la imaginaci¨®n y el romanticismo de su juventud.