Galicia vota sobre el cambio

En Santiago de Compostela, la capital pol¨ªtica de Galicia, herv¨ªan ayer las piedras y los rumores, en v¨ªspera de la elecci¨®n del nuevo Parlamento aut¨®nomo. Cada poco llegaban noticias del ¨²ltimo sondeo ap¨®crifo, se susurraban confidencias dudosas y se delataban las t¨¢cticas de la guerra psicol¨®gica aplicada a la pol¨ªtica. Nadie recuerda tal inquietud y tal expectaci¨®n en el d¨ªa anterior de unos comicios auton¨®micos gallegos.

Decidan lo que decidan hoy los 2,3 millones de electores, las consecuencias ser¨¢n m¨¢s trascendentales que en cualquiera otra elecci¨®n anterior. Si triunfa el cambio que abanderan el PSdeG y el BNG, como vaticinaban las encuestas hasta el pasado martes, se enterrar¨¢ para alg¨²n tiempo la leyenda del pueblo irremediablemente conservador. Pero si Manuel Fraga es capaz de resistir la ola a los 82 a?os, la izquierda y el nacionalismo, con los sectores sociales que los respaldan, se hundir¨¢n en la desmoralizaci¨®n m¨¢s profunda.

El PSdeG y el BNG estiman que pueden ganar si la participaci¨®n supera el 65%

El eco que propaguen hoy los gallegos hacia el resto de Espa?a tambi¨¦n ser¨¢ m¨¢s sonoro que nunca. La fotograf¨ªa del cierre de campa?a ilustr¨® perfectamente lo que est¨¢ en juego para el principal partido de la oposici¨®n: all¨ª comparec¨ªan juntos el hombre que fund¨® el PP, Manuel Fraga, y su actual l¨ªder, otro gallego, Mariano Rajoy. Para Fraga, las elecciones est¨¢n te?idas de un cierto dramatismo, ya que con su decisi¨®n de concurrir de nuevo, a despecho de los inconvenientes de la edad, ha sometido al veredicto de los ciudadanos el modo en que clausurar¨¢ toda su carrera pol¨ªtica. Rajoy afronta un ensayo crucial que pondr¨¢ a prueba la solidez de su liderazgo. Y ¨¦l lo ha asumido con todas las consecuencias. Se instal¨® en Galicia en la segunda semana de campa?a, arrincon¨® poco a poco a Fraga y acab¨® postul¨¢ndose como una suerte de candidato ausente al pedir el voto para ¨¦l, "para Mariano Rajoy", como enfatiz¨® en los dos ¨²ltimos m¨ªtines.

La presencia de Rajoy marc¨® una ruptura en el desarrollo de la campa?a, que en su primera mitad estuvo acaparada por las hip¨¦rboles de Fraga. El presidente de la Xunta vaticin¨® la implantaci¨®n del terrorismo en Galicia si vencen sus rivales, calific¨® de "asquerosa" la ley que permite el matrimonio entre homosexuales y hasta sostuvo que antes de que ¨¦l gobernase los campesinos gallegos no com¨ªan m¨¢s que "caldo y leche con casta?as". La desesperaci¨®n cundi¨® en sus asesores cuando se permiti¨® la broma de comparar a los votantes indecisos con las mujeres que no dicen con cu¨¢ntos hombres se han acostado.

Tras la aparici¨®n de Rajoy, el presidente de la Xunta fue asumiendo un papel secundario y acab¨® ci?¨¦ndose estrictamente al gui¨®n, hasta el punto de que en su ¨²ltima entrevista en Televisi¨®n de Galicia ley¨® algunas respuestas escritas que le mostraban a trav¨¦s de una pantalla, seg¨²n inform¨® ayer el diario digital Vieiros. Pron¨®sticos interesados al margen, los analistas de los principales partidos coinciden en algo: la primera semana fue un desastre para el PP, que, sin embargo, ofreci¨® s¨ªntomas de recuperaci¨®n en la recta final de la campa?a, con Rajoy en el centro del foco. Uno de los nombres m¨¢s citados en los discursos populares -desde Rajoy hasta el ¨²ltimo candidato popular- ha sido el del l¨ªder de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), Josep Llu¨ªs Carod Rovira, esgrimido como la amenaza a la que se enfrentar¨ªan los gallegos si el PSdeG gobernase en la Xunta con los nacionalistas.

Los rivales de Fraga se han esforzado en hacer una campa?a tranquila. El socialista Emilio P¨¦rez Touri?o, el favorito para lograr la presidencia de la Xunta, ha puesto todo el cuidado en no despertar a los votantes desencantados del PP que se advierten en las encuestas. Algunos de los ataques m¨¢s mordaces contra Fraga provinieron curiosamente del secretario general del PSOE, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, quien tambi¨¦n se ha implicado en la refriega, aunque en grado menor que Rajoy.

El nacionalista Anxo Quintana, l¨ªder del BNG, fue elevando el tono con el transcurrir de los d¨ªas, pero ha querido ofrecer la imagen de un hombre sosegado, casi el reverso de su antecesor, el temperamental Xos¨¦ Manuel Beiras, y ha puesto m¨¢s ¨¦nfasis en los problemas concretos que en cuestiones ideol¨®gicas. Por primera vez desde que Fraga gobierna la Xunta, PSdeG y BNG han expresado con pocos rodeos su voluntad de gobernar juntos y han cumplido el acuerdo de ignorarse mutuamente durante la campa?a. La esperanza de ambos es que se produzca una movilizaci¨®n sin precedentes en las ciudades y las zonas semiurbanas. Sus analistas sostienen que la derrota de Fraga ser¨¢ segura si la participaci¨®n en esos lugares supera el 65%.

Las urnas competir¨¢n con la playa en una jornada en la que se esperan temperaturas de m¨¢s de 30 grados en el sur de la comunidad. El dispositivo previsto por la Xunta movilizar¨¢ a 25.000 personas y se anuncian los primeros datos del escrutinio, a trav¨¦s de Internet, para una hora despu¨¦s de que hayan cerrado las 4.069 mesas. Nunca tantos miles de gallegos hab¨ªan aguardado ese momento con la incertidumbre que se palpa en este sofocante fin de semana. Y que, en caso de un desenlace muy apretado, podr¨ªa prolongarse una semana m¨¢s hasta que se haga el recuento de los votos de los emigrantes, el 12% del censo.