"El contenido da la identidad a un festival"
Corren buenos tiempos para el Festival de Lucerna en los ¨²ltimos a?os y a ello no es ajeno la brillante gesti¨®n de su director Michael Haefliger, un berlin¨¦s de 44 a?os que aterriz¨® por la ciudad de postal por excelencia de Suiza en 1999 y tiene contrato firmado con sus festivales al menos hasta 2011, despu¨¦s de rechazar suculentas y repetidas ofertas para hacerse cargo del Festival de Salzburgo a partir de 2007. Haefliger se siente a gusto en Lucerna y sabe adem¨¢s que est¨¢ ahora en la cresta de la ola de los veranos musicales centroeuropeos. El suyo es el festival musical m¨¢s en forma en la actualidad. A la tradici¨®n de ser anualmente la mayor concentraci¨®n de orquestas y directores de primera fila del planeta, se unen la puesta en marcha del auditorio de Jean Nouvel en 1998 y varias iniciativas que han conseguido hacer de Lucerna el eje de todas las miradas. La primera de estas iniciativas ha sido la creaci¨®n de la Orquesta del Festival, ofreciendo la direcci¨®n musical a Claudio Abbado, despu¨¦s de su paso por la Filarm¨®nica de Berl¨ªn y la resistencia ante una grave enfermedad. La orquesta es una mezcla solidaria de primeras figuras instrumentales de todo el mundo, unidas por la amistad y admiraci¨®n hacia el maestro milan¨¦s, con j¨®venes y entusiastas instrumentistas de las procedencias m¨¢s diversas. Este verano, en agosto, la Orquesta de Abbado y sus amigos interviene en Lucerna por tercer a?o consecutivo. La segunda iniciativa de Haefliger ha sido el lanzamiento de la Academia Europea de M¨²sica Contempor¨¢nea dirigida por Pierre Boulez, que arranc¨® con gran fuerza el a?o pasado y de la que se espera lo mejor este verano. Si a ello se une la pol¨ªtica de estrenos Europa-Am¨¦rica en colaboraci¨®n con la orquesta de Cleveland, la dedicaci¨®n a compositores y artistas "residentes" o la apertura a mundos fronterizos con el cl¨¢sico (este verano act¨²a por ejemplo la cantaora Carmen Linares), se comprende el deseo y aperturismo de un festival que aspira por encima de todo, a la perfecci¨®n. Una perfecci¨®n leg¨ªtima, ut¨®pica y, en muchas ocasiones, incluso al alcance de la mano.
Haefliger procede de una familia alemana culta, con la m¨²sica de protagonista destacada. Su padre, Ernst, fue un importante tenor y su hermano es un pianista en activo. El propio Michael es asimismo violinista y pianista, y en ambas facetas debut¨® muy joven en distinguidas salas de Berl¨ªn o M¨²nich. Por otra parte, su madre es arquitecta y su hermana actriz. No es, pues, extra?o que con este ambiente familiar asistiese por primera vez a una ¨®pera a los cuatro a?os (en Berl¨ªn, La flauta m¨¢gica). A los 14 a?os march¨® a un curso de verano a Estados Unidos, donde posteriormente perfeccionar¨ªa sus estudios de viol¨ªn en la Juilliard School. "Pensaba ya entonces que la vida no se pod¨ªa limitar exclusivamente al entorno del viol¨ªn", ha recordado recientemente. "Asist¨ªa con frecuencia al Metropolitan o al Carnegie Hall. Quer¨ªa verlo y escucharlo todo. Surgi¨® en m¨ª desde muy joven una admiraci¨®n natural hacia los que organizaban y programaban los conciertos". Las inquietudes de ponerse al frente de un festival cristalizaron en Davos. All¨ª habl¨®, cuando ten¨ªa 24 a?os, con el director de Turismo y le propuso un festival de j¨®venes, con seis o siete conciertos y un compositor en residencia. En 1986, el citado festival se puso en marcha y durante los 12 a?os en que Haefliger estuvo al frente pasaron por all¨ª "en residencia" autores tan emblem¨¢ticos como Hozokawa, Gubaidulina o Kurt¨¢g. Fue la plataforma de lanzamiento de Haefliger antes de su salto a Lucerna.
El coraz¨®n art¨ªstico del
Festival de Lucerna siguen siendo las grandes orquestas -Filarm¨®nica de Berl¨ªn, Filarm¨®nica de Viena, Sinf¨®nica de Chicago, Cleveland, Concertgebouw, etc¨¦tera, a?o a a?o-, pero durante estos ¨²ltimos tiempos se ha experimentado una sustancial apertura hacia la m¨²sica de nuestros d¨ªas, hacia los j¨®venes y, aunque en menor medida, hacia complementos alternativos. Ello, al margen de proyectos estrella como los de Abbado y Boulez. Las localidades son caras, la financiaci¨®n privada es del 95% y el n¨²mero de espectadores supera la cifra de 100.000, mayoritariamente centroeuropeos. "Lo que da identidad a un festival es el contenido. El futuro est¨¢ en una programaci¨®n con sentido, articulada, en torno a los grandes temas que preocupan al ciudadano de hoy, y con int¨¦rpretes, que adem¨¢s de ser excepcionales como m¨²sicos, tengan a ser posible una visi¨®n amplia y comprometida con la sociedad en la que viven", ha dicho Haefliger.
El Festival de Lucerna se celebra desde el 11 de agosto hasta el 26 de noviembre. www.lucernefestival.ch/
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