"Ha sido muy duro y ahora espero darle guerra"
Valverde agradece a Mancebo haberle hecho pasar el d¨ªa m¨¢s feliz de su vida y conf¨ªa en seguir la estela del estadounidense
En la cima de Courchevel hac¨ªa fr¨ªo ayer a las cinco de la tarde. Las nubes envolv¨ªan las monta?as vecinas mientras Alejandro Valverde, como subido a una de ellas, tocaba el cielo con sus brazos extendidos al atravesar la l¨ªnea de meta, 2.000 metros por encima del mundo. S¨ª, hac¨ªa fr¨ªo cuando levantaba los brazos celebrando su primera victoria de etapa en un Tour, pero de eso nadie se acordar¨¢ dentro de unos a?os. Ni el corredor, que apenas pudo celebrar su victoria. Sin tiempo para devolver sus manos al manillar de la bicicleta, fornidos hombretones de la organizaci¨®n del Tour le sacaban de la escena. Apenas unos segundos despu¨¦s, sentado en un camerino a la espalda del p¨®dium donde se regalan flores, besos y leones de peluche, se descubri¨® Valverde abrazado por Francis Lafargue, relaciones p¨²blicas y lo que haga falta del Illes Balears, que le secaba el sudor mientras, emocionado a¨²n, le felicitaba por la gesta conseguida. Justo entonces supo Valverde que le tocaba vivir "el d¨ªa m¨¢s feliz" de su vida, seg¨²n explic¨® mas tarde. Al tiempo que se bajaba de la nube, descubri¨® que no era un sue?o: hab¨ªa ganado en Courchevel.
Unzue: "Ya sabemos que es capaz de ganar en los Alpes. Ahora, hay que ver c¨®mo se recupera"
Muy cerca, Vicente Iza, masajista del equipo, cubr¨ªa con toallas a Mancebo para que no se resfriara. "Dame agua, tengo mucha sed", le ped¨ªa el abulense de Navaluenga. Vicente le acerc¨® un refresco de naranja, que bebi¨® de un trago el ciclista que lidera el Balears y que ayer ejerci¨® de gregario de lujo para su compa?ero: "Estaba claro que si lleg¨¢bamos los cuatro, iba a ganar Valverde. Hombre, no me sabe como un triunfo, pero casi, porque ha ganado mi compa?ero y mi amigo", explicaba. De golpe, mientras empezaba a desvelar que la victoria en la etapa de ayer no era sino la recompensa a un plan trazado en el hotel llevado a cabo con maestr¨ªa a golpe de pedal, de un coche oficial del Balears se bajaba Jos¨¦ Miguel Ech¨¢varri. Un abrazo y un disimulado beso, el mismo beso tierno y agradecido que segundos antes le hab¨ªa dado a Valverde, bast¨® para hacerle saber que ¨¦l tambi¨¦n hab¨ªa ganado.
La tarde avanzaba. Llegaba Heras a meta 10 minutos m¨¢s tarde. Valverde sub¨ªa escalones camino del beso de las guapas, del ramo de flores, del le¨®n de peluche, que por ley, deber¨ªa dormir a partir del d¨ªa 24 en la cuna de Paula, la hija de Mancebo, si es que pap¨¢ no gana uno para ella antes del d¨ªa 24. Tan feliz que parec¨ªa embobado, Eusebio Unzue contemplaba la escena en una pantalla gigante de televisi¨®n mientras dec¨ªa la suya. El equipo se lo ha merecido y Alejandro tambi¨¦n. "Han estado todos sensacionales", les elogiaba el director. Valverde, cumplido el protocolo, afrontaba ya el control antidopaje y Unzue bromeaba: "A veces incluso me sale bien lo que preparo". Ayer, por lo menos, lo clav¨® en la charla. "S¨ª, nos ha salido todo lo que pretend¨ªamos", reconoc¨ªa satisfecho atribuyendo m¨¦ritos a sus chicos, faltar¨ªa m¨¢s. "Subiendo les he dicho que dieran relevos, que ayudaran, pero a Valverde se lo he dejado claro: Gu¨¢rdate. Entra, dos pedaladas y fuera".
Eso hizo Valverde, a quien Unzue trata de proteger sin disimulo. "Seamos sensatos, por favor, que ahora nadie piense que vamos a ganar el Tour, porque no es verdad", ped¨ªa Unzue. "Lo que me preocupa ahora es que Alejandro se recupere bien", insist¨ªa. Seg¨²n su teor¨ªa los verdaderos campeones deben demostrar que aguantan la semana grande del Tour, la que se vive colgado de los altos picos de los Alpes y los Pirineos. Y la semana empez¨® ayer: "Hasta el domingo nos esperan jornadas muy duras. Quiero ver c¨®mo las asimila Alejandro despu¨¦s de un triunfo tan grande como este. Ya sabemos que es capaz de ganar en los Alpes. Lo intu¨ªamos, pero cab¨ªa la duda. Ahora, hay que ver c¨®mo se recupera".
S¨®lo cuando se insinu¨® la idea de que Armstrong se hab¨ªa dejado ganar, torci¨® el gesto: "?Y unos cojones se ha dejado ganar el americano!", bram¨®: "?No se ha visto la fuerza con la que ha atacado los ¨²ltimos 500 metros?". Mancebo la vio de cerca: "Valverde ha sido m¨¢s r¨¢pido, pero Lance quer¨ªa ganar, no lo dudes".
Valverde tambi¨¦n la vio, la padeci¨® y luego, la explic¨® sentado dentro de la panza del cami¨®n que sirve de sala de prensa en la llegada a meta: "Primero ha saltado Rasmussen y le he seguido a rueda. Cuando Lance ha atacado, me he ido por ¨¦l. Faltaban 450 metros y pens¨¦ que no le cazaba. A duras penas le he cogido y entonces, cuando ya estaba con ¨¦l, he sacado fuerzas de la emoci¨®n que sent¨ªa al ver la meta tan cerca. Y he ganado. Ha sido muy duro y ahora espero darle guerra". Valverde elogi¨® a Mancebo, a quien agradeci¨® su esfuerzo porque "sin su colaboraci¨®n dif¨ªcilmente estar¨ªa viviendo el d¨ªa m¨¢s feliz de mi vida", y avis¨® despu¨¦s de que su ¨²nica intenci¨®n es volver a trabajar para ¨¦l. "Es nuestro l¨ªder", concluy¨®.
Hacia fr¨ªo fuera del cami¨®n y Ech¨¢varri, siempre tan sabio, rejuveneci¨® de golpe recordando los tiempos en que Arroyo y Delgado llevaron al ciclismo espa?ol tan alto como ayer lo hicieron Valverde y Mancebo en Courchevel.
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