M¨¢s de mil vidas alteradas
Un vecino que ha regresado a casa, otro que vive en el hotel y un comerciante explican su situaci¨®n
La crisis del Carmel tiene tantas historias como vecinos desalojados: 1.282 personas que hoy hace seis meses se llevaron el mismo susto, pero cuyas realidades han tomado caminos distintos. El grueso de los afectados ha podido volver a casa; los que se quedaron sin vivienda llevan ya meses en sus nuevos pisos; pero el drama sigue para los vecinos que todav¨ªa est¨¢n alojados en hoteles y para los comerciantes que no han vuelto a levantar la persiana. Los testimonios que siguen -junto al de la familia Alcampel, en la p¨¢gina 1- representan a los cuatro grupos.
- Pere Chico. "Parece que ya llega el final de este drama". Tras cinco meses viviendo en hoteles, las dos hijas de Pere Chico -de dos y cinco a?os- ya no pueden dormir solas en su habitaci¨®n. "Se han acostumbrado a que estemos todos en el mismo cuarto". Pero esta semana la han pasado de nuevo en un hotel, a la espera de que los alba?iles le arreglen todas las grietas y den una mano de pintura a las paredes. Tiene todos los trastos amontonados en el comedor y en las habitaciones. "Casi no se puede pasar ?y a¨²n pretend¨ªan que durmi¨¦ramos aqu¨ª durante las reparaciones!". Durante las ¨²ltimas semanas no ha parado de pelearse y "ponerse duro" con las administraciones. De momento parece haber dado resultado, porque han accedido a sus peticiones. "A ver si acaban y vamos unos d¨ªas de vacaciones para desconectar de todo. Parece que por fin vemos el final de este drama".
- Jos¨¦ Pizarro. "Seis meses en un hotel te ponen a prueba en todos los sentidos". El pasado enero Jos¨¦ Pizarro acababa de estrenar un piso, de revista, en la calle de Sig¨¹enza, enfrente del socav¨®n. Su vida consist¨ªa en trabajar en la peluquer¨ªa que regenta junto a su pareja, Toni, y disfrutar de la nueva vivienda, que compart¨ªa con un amigo, Mauricio, a quien la Administraci¨®n no reconoce como afectado. Hoy lleva medio a?o viviendo en un hotel de la calle de Muntaner, ha perdido 30 kilos y el interior de su piso ha sido barrido por la maquinaria que recimienta el edificio. Los muebles est¨¢n en un almac¨¦n y asegura que "alguien" se llev¨® elementos de valor como la grifer¨ªa y la iluminaci¨®n. "Llev¨¢bamos 11 a?os luchando por el piso, comenzamos una nueva vida y nos la arrebataron". Tanto es as¨ª que no le apetece volver y se acoger¨¢ a la permuta de ese piso por uno de protecci¨®n. "Seis meses en un hotel te ponen a prueba en todos los sentidos. Es un cambio de vida tan radical que afecta desde la vida de pareja hasta la alimentaci¨®n o el sue?o. Hay d¨ªas mejores y otros peores, aunque tambi¨¦n te das cuenta de que puedes vivir con bien poco".
- Josep Montero. "Tengo ganas de reabrir la tienda, pero no a cualquier precio". Durante los 40 a?os en los que Josep Montero ha regentado su tienda de juguetes de la calle de Llobreg¨®s nunca se hab¨ªa encontrado con algo similar. Hab¨ªa ¨¦pocas mejores y otras menos boyantes. "Ahora se parte de cero, cada d¨ªa que pasa pierdo clientes y cuota de mercado". No sabe cu¨¢ndo volver¨¢ a levantar la persiana met¨¢lica de la entrada. "Nos animan a que abramos, pero no lo har¨¦ hasta que no me arreglen el local. Y adem¨¢s, ?si no hay gente, no hay clientes!". Casi toda la manzana donde se ubica su comercio est¨¢ vac¨ªa y una de las escuelas a¨²n no ha reabierto. "No pasan ni?os que miren el escaparate". Para reactivar su negocio asegura que necesita ayudas de las administraciones. "En las campa?as electorales todo el mundo defiende el peque?o comercio y recuerdan que somos el bar¨®metro de la salud y el bienestar de una ciudad. Hoy somos v¨ªctimas de una mala gesti¨®n y esperamos la complicidad de las administraciones".
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