El burladero asesino crisp¨® la tarde
Mientras andaba Enrique Ponce en los quehaceres de solicitar permiso para estoquear, su inv¨¢lido oponente le observaba desde el tercio. Vuelto el maestro el inv¨¢lido meti¨® primera, cogi¨® carrera y se suicid¨® contra el tablaz¨®n de matadores. El tal escondite es conocido en los ambientes como el burladero asesino. Cuatro muecas marcadas en sus listones reflejan el n¨²mero de toretes,que como el de ayer, decidieron eliminarse su roble?a panza. A la an¨¦cdota le sigui¨® la ruina.
Para la perdici¨®n de la fiesta se precisa: toretes de todo a cien, figuras de reconocida solvencia econ¨®mica, un us¨ªa condescendiente y tres legiones de aplaudidores con centuri¨®n al mando. Los legionarios aplaudidores precisan de arengador con vozarr¨®n plan campano, de ah¨ª lo del centuri¨®n. Ante tanto despliegue triunfalista los aficionados hacen mutis por el foro, corren peligro. De ser descubiertos pueden ser condenados a galeras. Acalladas las intransigentes protestas de la afici¨®n el taurinismo campa a sus anchas.
Domecq / Ponce, Fandi, Jim¨¦nez
Toros de Juan Pedro Domecq, justos de presentaci¨®n, escasos de fuerza y descastados. El 1? se mat¨® contra un burladero. Enrique Ponce, media estocada y silencio en el ¨²nico que estoque¨®. El Fandi, media estocada, aviso, descabello -palmas-. Media estocada ca¨ªda -oreja-. C¨¦sar Jim¨¦nez estocada -aviso-, descabello -oreja-; estocada -aviso-, se echa al toro -oreja-. Plaza de Santander, 26 de julio. 6? de feria. Lleno.
Enrique Ponce, director de lidia, destaj¨® a media jornada. Sin merma alguna por la tr¨¢gica muerte de Camarero (nombre de pila del suicida), marc¨® distancias en defensa de su hermoso terno y larg¨® tantos trapazos como entran en 10 minutos. Lo intent¨®, el de Chivas siempre lo intenta pero en esta ocasi¨®n su ¨¢ngel no apareci¨® incluso sus m¨¢s ac¨¦rrimos seguidores se vieron defraudados.
El Fandi ayer como que pas¨® de todo. Lo mismo brind¨® un toro moribundo que encaden¨® molinetes como si de naturales se trataran. Lo suyo es pura carrera. Al contrario que los velocistas del tart¨¢n este esprinta en todas direcciones, adelante, atr¨¢s, etc¨¦tera. Por testigo lleva dos garapullos. Acalladas las reclamaciones que recibe en el tercio del viol¨ªn y quiz¨¢ por deformaci¨®n banderillera no para zapatilla quedando todo movido. Su recurso como el de tantos otros es el de encimismo en pos del adorno barato y el aplauso f¨¢cil teniendo en cuenta como estaban los tendidos de legionarios aplaudidores no tuvo que forzarse mucho. Lo m¨¢s aplaudido por supuesto fue el par al viol¨ªn y el encadenamiento de molinetes. Pobre bagaje para quien va de deslumbr¨®n del toreo.
C¨¦sar Jim¨¦nez pareci¨® m¨¢s preocupado en su primero de componer la figura que de acomodarse a las circunstancias del toro. Impert¨¦rrito y estirado ante cualquier contrariedad. No cambi¨® nunca, ni postura, ni actitud llenando de frialdad su primera intervenci¨®n. En el que cerr¨® festejo tras un comienzo de rodilla en tierra y por alto que consiguieron calentar al personal. Dos magn¨ªficas series por redondos fueron sin duda ninguna lo ¨²nico taurinamente rese?able de una tarde aciaga. L¨¢stima que a tanta belleza le siguieran series al natural enganchadas y un retorno a la mano derecha sin lucimiento ni hondura. Aconsejado por sus mentores recurri¨® al encimismo para que no decayera el ardor entusiasta que hab¨ªa en los tendidos, una magn¨ªfica estocada puso colof¨®n a su actuaci¨®n. Los aplaudidores por una unanimidad decidieron que el joven torero saliera por la puerta grande. Los aficionados a la salida fuera del coso comentaban entre s¨ª que no entend¨ªan las lamentaciones del maestro Ponce por su mala suerte con el ganado. Aseverando que es ¨¦l precisamente el que exige que esa clase de material flojo e indigno de una figura del toreo.

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