M¨¢s all¨¢ del tel¨®n negro, la vida
Detr¨¢s del enorme tel¨®n enlutado de la capilla de Sant Pere hay una cosmogon¨ªa completa. Lo primero que sobrecoge a la vista es la enorme masa arcillosa que recubre los laterales y el fondo del ¨¢bside: tierra cruda, agrietada, exhausta. El sufrimiento tel¨²rico primigenio, el gran cataclismo inicial, el caos. Hay muchos elementos f¨®siles esculpidos, naturalezas muertas encerradas en el barro reseco que parecen luchar por la vida como los prigioni de Miguel ?ngel por liberarse del m¨¢rmol que les mantiene esclavos.
Poco a poco se produce el milagro: el color se va imponiendo a la vista, primero como una ligera insinuaci¨®n, luego como un crescendo que desemboca en el estallido barroco. El azul intenso del mar, los destellos plateados de los peces, la espesura mate de las algas, la sangre roja de los atunes heridos de muerte para que otros sobrevivan... M¨¢s all¨¢, la exuberancia vegetal: ¨¢rboles entrelazados y frutas abiertas -sand¨ªas, granadas, limones, calabazas-, como una invitaci¨®n al goce: el brillo sensual de Caravaggio. Hogazas por todas partes, mediterraneidad daliniana: panes y peces multiplican el milagro h¨²medo de la vida y de paso niegan con desenfreno la sequedad fundacional. Viernes fecunda la tierra en la novela de Michel Tournier.
Detr¨¢s del tel¨®n enlutado de la capilla de Sant Pere estalla todo eso y m¨¢s. Fue muy valiente el obispo Teodoro ?beda encargando la obra al artista, apostando por la vida de forma tan conmovedora y decidida. El antecesor de ?beda, Pere Campins, ya hab¨ªa apostado por ella 80 a?os antes, cuando pidi¨® a Gaud¨ª y Jujol que se encargaran de la reforma de la seo. Pero si aquella intervenci¨®n qued¨® interrumpida abruptamente por trifulcas de la curia, que no ve¨ªa razonable el despliegue de tanta modernez en un recinto sagrado, hoy la tumba de ?beda a los pies del inmenso barcel¨® ofrece una serena garant¨ªa de que el encargo sigue en pie. La curia ya no frena proyectos art¨ªsticos, su lugar lo han ocupado los consejos de administraci¨®n de las empresas patrocinadoras. Un mill¨®n de euros parece ser todo el problema: deber¨ªa abrirse una suscripci¨®n popular para dejar fuera, otra vez, a los mercaderes del templo. Porque en ese a?o de retraso que lleva la obra han muerto personas a las que el tel¨®n negro no ha permitido ver la creaci¨®n -la vida- en todo su esplendor.
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