?Qu¨¦ pasar¨ªa si??
Si seguimos al este ritmo, en 50 a?os, los recursos h¨ªdricos y energ¨¦ticos se agotar¨¢n y llevar¨¢n al planeta al colapso. Adem¨¢s de las grandes decisiones pol¨ªticas a nivel mundial, todos podemos poner de nuestra parte para evitarlo. ?stas son algunas acciones a nuestro alcance.
La expresi¨®n "cultura del despilfarro" sintetiza atinadamente lo que constituye una de las caracter¨ªsticas m¨¢s sobresalientes de la modernidad en Occidente. El producto m¨¢s caracter¨ªstico de nuestra cultura es el desperdicio, que nace, demasiado a menudo, de la acci¨®n inconsciente. Creemos que no estar¨ªa de m¨¢s hacernos unas cuantas preguntas inocentes del tipo "?qu¨¦ pasar¨ªa si??". Por ejemplo: si aplic¨¢ramos el sentido com¨²n en pro del ahorro energ¨¦tico y la sostenibilidad. Como veremos, peque?as acciones cotidianas son de hecho el origen de los grandes cambios globales.
?? si utiliz¨¢ramos menos el coche?
Bien porque hici¨¦ramos uso del transporte p¨²blico, bien porque comparti¨¦ramos veh¨ªculo con personas con un trayecto com¨²n al nuestro. En tal caso, habr¨ªa menos problemas de movilidad urbana, menor contaminaci¨®n del aire y ac¨²stica, mejor calidad de vida y de salud de los ciudadanos, un entorno m¨¢s agradable, una sociedad m¨¢s sostenible. Disminuir¨ªan las emisiones de CO2, el consumo energ¨¦tico y el ruido del tr¨¢fico.
El crecimiento del parque automovil¨ªstico y del tr¨¢fico en las ciudades ha provocado una degradaci¨®n de la calidad de vida de los ciudadanos. Las medidas legales y las soluciones tecnol¨®gicas parecen no ser suficientes, la clave del cambio reside en nuevos h¨¢bitos y costumbres. Por ejemplo, el 2% del suelo de Estados Unidos est¨¢ ocupado ya por autom¨®viles, y en Europa, la cifra es similar y aumenta tambi¨¦n a?o a a?o.
Si el crecimiento de ventas de autom¨®viles se mantiene y los h¨¢bitos de uso del mismo no cambian, cada a?o tendremos en las calles de nuestro planeta alrededor de 10 millones de nuevos turismos y cinco millones de nuevos autobuses y camiones. Con ellos, el n¨²mero de veh¨ªculos en el planeta superar¨ªa los 1.000 millones en el a?o 2030. En tal caso, y si el consumo promedio y los usos de los veh¨ªculos son los mismos que hoy, seg¨²n el criterio de diversos expertos, se desencadenar¨ªa una crisis energ¨¦tica y ambiental pr¨¢cticamente irreversible. Y si bien es cierto que la industria est¨¢ desarrollando nuevos prototipos de autom¨®viles que no dependan tan directamente del consumo de combustibles f¨®siles, a¨²n queda mucho trabajo por hacer y la mayor responsabilidad descansa hoy en manos de los usuarios del autom¨®vil? en nuestras manos.
?? y si desperdici¨¢ramos menos agua?
Se ha calculado que, en promedio, en el mundo ahorrar¨ªamos una enorme cantidad de agua aplicando lo siguiente:
Reparando fugas dom¨¦sticas ahorrar¨ªamos un 15%. Instalando dispositivos ahorradores evitar¨ªamos el 10% del consumo residencial. Reutilizando el agua y creando jardines eficientes y aut¨®ctonos ahorrar¨ªamos hasta un 35% del consumo casero.
Algunas previsiones indican que en el a?o 2025, la demanda de agua ser¨¢ hasta un 50% superior a su oferta. Desde mediados de los noventa, las cifras hablan por s¨ª solas y nos muestran que o racionalizamos su consumo o la escasez de este bien esencial puede ser fuente de graves conflictos sociales en un futuro no tan lejano. Para que nos hagamos una idea, en el siglo XX el consumo de agua aument¨® a una tasa que doblaba el crecimiento de la poblaci¨®n mundial, y a lo largo del siglo las extracciones de agua se multiplicaron por siete, y sus usos industriales, por 30 en el mundo entero. Si este ritmo contin¨²a, tambi¨¦n en 2025, el promedio de agua disponible en Occidente por persona habr¨¢ disminuido en un tercio.
Hoy, el agua es ya un bien muy escaso para los 1.200 millones de personas que carecen de acceso al agua potable, a las que habr¨ªa que sumar otros 2.400 millones de personas sin acceso a un saneamiento adecuado. Lo dram¨¢tico del caso es que en la mayor¨ªa de las regiones, el problema no es la falta de agua potable, sino m¨¢s bien la mala gesti¨®n y distribuci¨®n de los recursos h¨ªdricos y sobre todo los m¨¦todos de regad¨ªo agr¨ªcola: obsoletos e ineficientes, que generan unas enormes p¨¦rdidas de este precioso elemento en el proceso de riego. Estas malas pr¨¢cticas se beben ¨¢vidamente dos tercios del agua extra¨ªda de los embalses naturales. Adem¨¢s se estima que cerca de la mitad del agua de los sistemas de distribuci¨®n de agua potable de los pa¨ªses en desarrollo se pierde por filtraciones, conexiones il¨ªcitas o vandalismo.
D¨¦monos cuenta de que el agua no tiene un caudal inagotable, ya no. Es un recurso cada vez m¨¢s escaso, y su calidad va a tener un coste cada vez mayor. Sin informaci¨®n ni formaci¨®n rigurosa a los ciudadanos que sea capaz de generar cambios en las conductas que eviten el despilfarro, la crisis es inevitable a medio plazo. No es una cuesti¨®n a ser tomada a la ligera: de nuevo, la acci¨®n m¨¢s inmediata empieza por nuestros grifos y cisternas. La soluci¨®n, otra vez, est¨¢ en nuestra mano.
?? si utiliz¨¢ramos electrodom¨¦sticos y bombillas de bajo consumo?
El 15% de la factura de la electricidad va a parar a la iluminaci¨®n. Las bombillas de bajo consumo gastan hasta cinco veces menos, y aunque su precio es mayor que el de las convencionales incandescentes, su duraci¨®n es mucho mayor, hasta 10.000 horas, quedando amortizadas en las primeras 1.000. Eso s¨ª, merecen la pena siempre que las bombillas funcionen media hora al d¨ªa o m¨¢s.
Hoy existen en el mercado electrodom¨¦sticos que consumen la mitad ofreciendo las mismas prestaciones. Es esencial informarse sobre los consumos del aparato antes de su adquisici¨®n. Aunque el precio del producto se paga en una vez, su consumo dura a?os. Finalmente, si debe usar pilas, mejor que sean recargables. Admiten hasta mil recargas, no contaminan tanto y bien empleadas salen m¨¢s baratas. Por cierto, no est¨¢ de m¨¢s recordar que existen cargadores solares de pilas francamente eficientes. De nuevo, la soluci¨®n est¨¢ en nuestra mano.
?lex Rovira es profesor de Esade, conferenciante y escritor.
Y adem¨¢s?
?Qu¨¦ pasar¨ªa si actu¨¢ramos siguiendo la filosof¨ªa de las tres r: reciclar, reutilizar y reducir?
Pues que la producci¨®n diaria de miles de millones de toneladas de basura en todo el mundo se reducir¨ªa de manera significativa; seg¨²n algunos expertos, m¨¢s de un tercio.
Reciclar pl¨¢sticos, papeles, cart¨®n, latas, vidrio, no s¨®lo genera un fuerte impacto positivo en el medio ambiente, sino que adem¨¢s crea nuevos puestos de trabajo. Vale la pena ser selectivo con los residuos; un peque?o acto individual repetido millones de veces puede suponer una gran fuente de riqueza.
Reutilizar todo lo que sea posible. Muebles y ropa son los principales elementos objeto de la reutilizaci¨®n. Manitas y creatividad al poder, porque materiales no faltan. De nuevo, el planeta gana.
Reducir el consumo de productos y sustancias generadores de contaminaci¨®n es esencial. En ello nos va la calidad de vida propia, pero especialmente la de nuestros hijos.
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