El Estatuto divide al Gobierno catal¨¢n

El Estatuto catal¨¢n super¨® el pasado viernes el list¨®n de la comisi¨®n parlamentaria, evidenciando al tiempo la divisi¨®n entre los partidos que dan su apoyo al Gobierno de la Generalitat. M¨¢s all¨¢ de la constitucionalidad del texto aprobado -hay interpretaciones para todos los gustos sobre la invocaci¨®n de los "derechos hist¨®ricos"-, la pol¨ªtica partidista en su acepci¨®n literal ha contaminado m¨¢s de lo esperado el debate sobre este dictamen de proposici¨®n de ley que el pr¨®ximo mes de septiembre llegar¨¢ al pleno de la C¨¢mara catalana tras un accidentado y sorprendente recorrido.

El hecho de que Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) votara con Esquerra Republicana (ERC) -el partido que dio la presidencia de la Generalitat a los socialistas catalanes- y se incorporara al texto estatutario el blindaje de competencias y de la financiaci¨®n en base a los "derechos hist¨®ricos" ha abierto una v¨ªa de agua en el parcheado barco del tripartito catal¨¢n. En los camarotes que comparten el Partit dels Socialistes (PSC), los republicanos y los ecosocialistas de Iniciativa (ICV-EUiA), se han conjurado para no pronunciar en p¨²blico la palabra crisis, pero nadie pierde de vista los botes salvavidas.

El aspecto triunfal del l¨ªder de la oposici¨®n, el convergente Artur Mas, era anteayer la imagen elocuente de esa divisi¨®n. CiU y Esquerra hab¨ªan recompuesto una maltrecha relaci¨®n. Y eso, cuando menos, crea expectativas en la oposici¨®n. As¨ª, mientras los convergentes aguardan, ansiosos, el naufragio del Ejecutivo tripartito, el Partido Popular de Josep Piqu¨¦, desde su modesto rinc¨®n pol¨ªtico catal¨¢n, se frota las manos a la espera de que el hundimiento cause da?os algo m¨¢s que colaterales al Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero.

"La situaci¨®n es peor que en el anterior tr¨¢mite de ponencia; all¨ª por lo menos todos los del tripartito votamos juntos", asegura un consejero del Gobierno catal¨¢n. El presidente Pasqual Maragall, en las diversas reuniones que mantuvo esta semana con dirigentes de todos los partidos catalanes, tuvo que enfatizar en pedir la sustituci¨®n del tacticismo partidista por la generosidad del pacto ante el Estatuto.

Miedo a las encuestas

Pero la tozuda realidad se acab¨® imponiendo sobre el ideal consenso el pasado viernes. El frentismo nacionalista que la propia Esquerra hab¨ªa desterrado -al preferir en noviembre de 2004 un Ejecutivo de izquierdas antes que un Gobierno con CiU- resucit¨® en el tr¨¢mite de comisi¨®n parlamentaria. Desde el PSC, el diagn¨®stico es claro: "Han cometido una deslealtad, porque se han dejado arrastrar por el ambiente medi¨¢tico nacionalista, por el miedo de que parte de su electorado se vaya a CiU y porque han visto que las encuestas no les eran propicias", asegura un alto dirigente socialista. Y a?ade: "Hay gente en Madrid, como el ministro [Jordi] Sevilla, que debe de estar frot¨¢ndose las manos al ver la estupidez de pedir el traspaso de los aeropuertos en base a unos derechos hist¨®ricos forales". As¨ª que anteayer, los socialistas votaron contra el bloque de competencias, porque est¨¢n "en contra de la l¨®gica de los derechos forales, que es distinta de la constitucional", apunta la misma fuente.

Desde el PSC se opina que el nivel de discrepancia entre las fuerzas pol¨ªticas del tripartito ha sido "superior al exigible y, si la cosa no sale bien, el beneficiario es CiU, que es quien durante 23 a?os ha defendido que no merec¨ªa la pena iniciar una reforma".

Esquerra tiene en sus manos la doble llave: puede dar mayor¨ªa absoluta a los socialistas o a los convergentes. Los republicanos aseguran que su objetivo era atraer a CiU al terreno estatutario y que ¨¦ste fue uno de los compromisos que adquiri¨® el presidente del partido, Josep Llu¨ªs Carod Rovira, tras la reuni¨®n que mantuvo el pasado 15 de julio con el presidente Rodr¨ªguez Zapatero, sostienen los republicanos. De hecho, tras ese encuentro se desactiv¨® la pretensi¨®n del presidente de la Generalitat de dar un ultim¨¢tum a CiU para que se sumara al consenso estatutario, tal como quer¨ªa Maragall y as¨ª se lo hizo saber a Carod y al consejero ecosocialista Joan Saura en la reuni¨®n que los l¨ªderes del tripartito mantuvieron el 14 de julio, indican fuentes republicanas.

La realidad ha mostrado lo complejo que es arropar bajo el mismo consenso estatutario a PSC y a CiU. Y sin embargo est¨¢n condenados a entenderse: ambos son imprescindibles para aprobar por la mayor¨ªa exigida de dos tercios (90 diputados) el proyecto de reforma. CiU cuenta con 46 diputados, el PSC con 42, ERC con 23, el PP con 15 e ICV-EUiA con nueve.

En el primer tr¨¢mite parlamentario -cuando el texto de reforma fue aprobado en ponencia el pasado 8 de julio-, los republicanos se decantaron por la izquierda y fue aprobado el proyecto del tripartito (74 diputados). El pasado viernes, en el tr¨¢mite de comisi¨®n, ERC vot¨® con los convergentes (69 parlamentarios).

Los socialistas, que han redoblado esfuerzos para encajar el texto dentro del marco constitucional, hablan de "deslealtad" de ERC, pero desde la trinchera republicana se replica. "Dos d¨ªas antes de que se celebrara la cumbre conocida como Miravet II [el 11 de junio pasado], entre el presidente Maragall y los jefes de filas de todos los partidos pol¨ªticos, el PSC ya nos present¨® sin pretender consensuarlo un documento sobre compactaci¨®n de competencias que pretend¨ªa imponer unilateralmente su visi¨®n", alega un dirigente de Esquerra.

Tras la cumbre que acab¨® sin foto ni declaraci¨®n final, el PSC present¨® sin pacto previo 30 enmiendas al texto de la ponencia, que fueron duramente criticadas por sus dos socios, Esquerra e Iniciativa. "Ya fuimos a la baja en la financiaci¨®n, y no vamos a bajar del burro en las competencias", a?ade ERC. "El sistema de blindaje de los derechos hist¨®ricos es tan constitucional como cualquier otro", asegura su portavoz, Joan Ridao.

Recuperar la cohesi¨®n

"El PSC no est¨¢ acostumbrado a perder", manifiesta la c¨²pula de Esquerra, satisfecha de haber convertido a los republicanos en ¨¢rbitro pol¨ªtico. No obstante, minimiza la importancia de la fractura: "Cuando se debati¨® la Constituci¨®n espa?ola, la repercusi¨®n fue mucho menor porque hab¨ªa muchos menos medios y la situaci¨®n no estaba tan polarizada". Los republicanos conf¨ªan en que las heridas cicatricen en el tr¨¢mite de pleno, y niegan la crisis en el Gobierno catal¨¢n. Este diagn¨®stico optimista sobre el Ejecutivo aut¨®nomo —que en sus dos a?os de vida ha acreditado sobre todo un notable instinto de supervivencia— es compartido por el l¨ªder de Iniciativa y consejero de Relaciones Institucionales, Joan Saura. Sin embargo, Saura insiste en que "es necesario que el tripartito recupere su cohesi¨®n", al tiempo que critica la forma en que se ha planteado la reivindicaci¨®n de los "derechos hist¨®ricos".

Pero donde el Gobierno catal¨¢n ve heridas superficiales— tanto Maragall, como Carod y Saura negaron ayer la existencia de crisis—, la oposici¨®n observa los s¨ªntomas de una incipiente y dram¨¢tica crisis pol¨ªtica. La soluci¨®n llegar¨¢ en septiembre.