Atardecer de verano
Dice Piglia, en esa brillante reflexi¨®n sobre la lectura, o m¨¢s bien sobre qu¨¦ es el lector (El ¨²ltimo lector, Anagrama), y en unas no menos brillantes p¨¢ginas dedicadas a Borges, ese hom¨²nculo por obra de la alquimia, ese golem de la literatura en castellano o en island¨¦s antiguo, que aparece cada 33 a?os en una inaccesible ventana de un cuarto circular que no tiene puertas en el gueto de Praga (hay en esta frase ¨²ltima palabras de Borges depositadas en el pr¨®logo a El Golem, la c¨¦lebre novela del austriaco Gustav Meyrink); dice Piglia que como hay una relaci¨®n entre la lectura y lo real, hay tambi¨¦n una relaci¨®n entre la lectura y los sue?os, "y en ese doble v¨ªnculo la novela ha tramado su historia". Borges es tambi¨¦n un signo cabal¨ªstico o mas¨®nico que une lecturas al azar, pero enlazadas: y este lector recuerda un relato del argentino ?lvaro Ab¨®s (la visita al maestro ciego; la ceguera: ese largo atardecer de verano), y las p¨¢ginas sugestivas y recientes dedicadas a Borges por sus paisanos Alan Pauls y Piglia (los argentinos antes descend¨ªan de los barcos, ahora, acaso, de Borges), y muy recientemente pude premiar una novela corta de un escritor peruano que sue?a que es un profesor universitario, un borgiano, y visita al maestro antes de morir en Ginebra pues le interesa comprobar un nombre que aparece en una l¨ªnea de ese hermoso relato, "Emma Zunz", y Borges, extraviado, le cuenta oralmente otra posible versi¨®n, una vuelta de tuerca del cuento recogido en El Aleph, y ahora cae en mis manos este libro de la joven Blanca Riestra (no argentina, gallega), Premio Tigre Juan, de Oviedo, y nos topamos con otro borgiano que visita al
EL SUE?O DE BORGES
Blanca Riestra
Algaida. Sevilla, 2005
286 p¨¢ginas. 17 euros
..., etc¨¦tera, y aqu¨¦l le cuenta su ¨²ltimo sue?o, le proporciona los materiales con los que se hacen sue?os y novelas, y ese sue?o, esa novela que nunca escribi¨® Borges, trata de alquimistas y nigromantes, de brujas y pr¨ªncipes, de esa Praga m¨¢gica -el t¨¦rmino lo ha acu?ado el italiano Angelo Maria Ripellino-, la de la ¨¦poca, tenebrosa y cient¨ªfica, de Rodolfo II, aquel rey loco, cuerdo, heterodoxo, sat¨¢nico, cruel, lo que fuera. Y con todo ello Blanca Riestra ha escrito una novela sumida en tinieblas, con cierta peste a azufre, un relato tal vez excesivamente lastrado por homenajes e influencias y que se nos ofrece con la tarjeta de recomendaci¨®n del viejo Borges, aunque la presencia de ¨¦ste en el mismo no acabe de justificarse del todo. En fin.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.