Los 16 focos de la crisis del pollo
El brote de salmonelosis de la planta de Toledo pone en entredicho los controles auton¨®micos
A Berta Hern¨¢ndez, directora de Salud P¨²blica de Castilla-La Mancha, todav¨ªa le tiembla la voz cuando aborda el tema de los pollos contaminados. "Estoy sorprendida por la repercusi¨®n que ha tenido, aunque claro, la empresa tiene una vasta red de comercializaci¨®n", reconoce. El caso, pese a su relativa levedad -hasta el momento s¨®lo un fallecido-, en un pa¨ªs donde se registra una media de 950 brotes de este tipo al a?o, estaba destinado a dar que hablar por la amplitud de la epidemia que se extendi¨® desde una planta de procesado de carne de ave de Toledo a 16 autonom¨ªas, dejando (adem¨¢s de la v¨ªctima mortal), una estela de cerca de 2.000 afectados, m¨¢s de 150 de los cuales requiri¨® hospitalizaci¨®n.
Lominchar era la joya de la industria alimentaria de Castilla-La Mancha
"La bacteria no ten¨ªa que estar ah¨ª. Tampoco se inspeccion¨® el lote", se queja la OCU
Dos semanas despu¨¦s del pavoroso incendio que seg¨® 11 vidas y arras¨® 13.000 hect¨¢reas arboladas del Alto Tajo, un nuevo fuego informativo, con 16 focos por todo el pa¨ªs, ven¨ªa a colocar bajo una luz inc¨®moda a Castilla-La Mancha. Lo m¨¢s grave del nuevo esc¨¢ndalo fue que implicaba de lleno a la planta de Lominchar (Toledo), del Grupo Sada, parte de Nutreco Espa?a, filial de Nutreco Holding, una gigantesca multinacional holandesa -que tiene sus or¨ªgenes en los negocios agroalimentarios de British Petroleum-, con presencia en 22 pa¨ªses. En el nuestro la firma cuenta con cinco divisiones, 3.000 empleados, y hasta una fundaci¨®n dedicada a la defensa de la seguridad alimentaria. La planta de Lominchar era, adem¨¢s, algo as¨ª como la joya de la corona agroalimentaria de la regi¨®n, en la que el Grupo Sada gast¨® 12 millones de euros. Las instalaciones fueron inauguradas en noviembre pasado por todo lo alto, con asistencia de la ministra de Agricultura, Elena Espinosa, y del presidente regional, Jos¨¦ Mar¨ªa Barreda.
?Qu¨¦ hab¨ªa ocurrido para que en tan mod¨¦licas instalaciones se cobijara una bacteria insidiosa, que contamin¨® miles de unidades de pollo precocinado? Y, sobre todo, ?c¨®mo pudo pasar inadvertida la contaminaci¨®n para los inspectores castellano-manchegos que acud¨ªan peri¨®dicamente a la planta, y que la visitaron por ¨²ltima vez el 26 de julio? "La empresa tiene su propio sistema de autocontrol. Los inspectores revisan y controlan todos los registros de un protocolo, y ninguno ha dado positivo", dice Hern¨¢ndez. En estos registros burocr¨¢ticos, no figuraba por lo tanto el conducto ciego del circuito dosificador de la salsa, inaccesible a la limpieza, donde, seg¨²n la empresa, se aloj¨® la salmonela.Un elemento invisible para los inspectores y para la empresa, los dos engranajes sobre los que se asienta la seguridad alimentaria, como explica Jos¨¦ Ignacio Arranz, director de la Agencia Espa?ola de Seguridad Alimentaria (AESA), el organismo que coordina y gestiona esta delicada materia. "La empresa tiene que ajustar sus pr¨¢cticas al an¨¢lisis del Codex Alimentario, y la Junta de Castilla-La Mancha debe validar el sistema, controlarlo y auditarlo peri¨®dicamente".
Por eso, cuando la ma?ana del 28 de julio Berta Hern¨¢ndez recibi¨® una llamada de su colega de Valencia en la que le advert¨ªa de un posible brote infeccioso originado en su jurisdicci¨®n, se moviliz¨® de inmediato. "Enviamos dos inspectores a la planta de Sada. Adem¨¢s se avis¨® por la red de alerta de la AESA a las dem¨¢s comunidades. Los inspectores se personaron en Lominchar y reclamaron all¨ª que se abriera una investigaci¨®n". La empresa cerr¨® la planta implicada, inmoviliz¨® el producto y se responsabiliz¨® adem¨¢s de la recogida de todos los pollos contaminados, en total 191.000 unidades que hab¨ªan viajado ya por todo el pa¨ªs. ?C¨²al fue entonces el papel de la ¨²nica autoridad nacional, la AESA? Arranz muestra una copia en papel de la noticia recibida ese mismo jueves de julio desde Valencia, en la Red de Alerta Alimentaria, una especie de Intranet que conecta a la agencia con las autoridades sanitarias auton¨®micas, y en la que circulan noticias, informaciones y alertas alimentarias.
Con los datos a su alcance, transmiti¨® instrucciones preventivas a las restantes comunidades. Y s¨®lo al d¨ªa siguiente, la Agencia colg¨® en su p¨¢gina web una nota que advert¨ªa de la existencia de "una partida de pollo asado precocinado presuntamente contaminado con salmonela, de las marcas Pimpollo y Pollo Asado Sada", que fue recogida por los medios de comunicaci¨®n.
Lo que empez¨® siendo una modesta alerta fue cobrando dimensiones enormes en el curso de las siguientes 48 horas. Como un goteo constante, las autonom¨ªas enviaban los datos de nuevos afectados a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiol¨®gica, gestionada desde el Centro Nacional de Epidemiolog¨ªa, aunque la consigna general en la administraci¨®n era clara: rebajar la alarma, que el director de AESA no ha considerado en ning¨²n momento como una crisis alimentaria, pese a las cr¨ªticas de la oposici¨®n pol¨ªtica.
La propia Berta Hern¨¢ndez, en declaraciones al diario econ¨®mico Cinco D¨ªas publicadas el mi¨¦rcoles, se mostraba comprensiva con el Grupo Sada, cuyo comportamiento colaborador recibi¨® elogios en el Ministerio de Sanidad. La pol¨ªtica de Sada con los medios de comunicaci¨®n ha sido, en cambio, de total hermetismo. En estos d¨ªas de crisis se ha limitado a colocar en la prensa comunicados y anuncios informativos tranquilizadores. En lo dem¨¢s, silencio absoluto. Este peri¨®dico no pudo obtener dato alguno sobre la empresa, ni acceso a la planta de Lominchar.
Tampoco las organizaciones de consumidores han quedado contentas con su comportamiento. "La empresa debe ser consciente de que lo ocurrido es una infracci¨®n grave. As¨ª est¨¢ tipificado en la legislaci¨®n espa?ola. Y cuando en sus comunicados habla de que atender¨¢ las reclamaciones, esperamos que sea consciente de que eso significa indemnizar a los afectados", dice Iliana Izverniceanu, de la Organizaci¨®n de Consumidores y Usuarios (OCU).
Para la OCU tambi¨¦n ha quedado en entredicho la tarea de los inspectores, especialmente de los dos que acudieron a la planta el 26 de julio, en v¨ªsperas de que se desatara la alerta. "?A qu¨¦ fueron? En estos casos, las inspecciones se producen de oficio o por denuncia. Quiz¨¢s sospechaban de alguna anomal¨ªa", opina Izverniceanu. En Castilla-La Mancha, la primera v¨ªctima del brote se registr¨® el 22 de julio, aunque se supo unos d¨ªas despu¨¦s. En la Comunidad Valenciana, donde un anciano de 90 a?os falleci¨® como consecuencia de la salmonelosis, los primeros casos corresponden a ese mismo fin de semana. Juana Mari Ripoll, farmac¨¦utica de X¨¢bia, lo recuerda muy bien porque compr¨® en un gran supermercado tres pollos asados el s¨¢bado 23 de julio. Juana Mari recuerda perfectamente el precio de cada uno, 3,80 euros. "Los he comprado otras veces y est¨¢n muy buenos, pero esa vez nos hemos puesto casi todos enfermos, por culpa de un error". Para Iliana Izverniceanu no se puede hablar de un error, sino de fallos graves. "Esa bacteria no ten¨ªa que estar ah¨ª, en el dispensador de salsa, pero adem¨¢s el hecho de que el producto se comercializara, significa que falt¨® tambi¨¦n una inspecci¨®n del lote, es decir, un control del producto final, absolutamente obligatorio".
Las responsabilidades del Grupo Sada las decidir¨¢ la Junta de Castilla-La Mancha. ?Y las de la propia Junta? Berta Hern¨¢ndez no cree que existan. Aunque teme que este segundo incendio deje bajo sus pies tierra quemada.
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