Serrat: de Juanito a Joan Manuel
En casa le llamaban Juanito y sus amigos del Poble Sec, con los que iba en tranv¨ªa a la playa de Can Tunis a coger almejas y berberechos, no pod¨ªan imaginar que alg¨²n d¨ªa se llamar¨ªa Joan Manuel, un nombre entonces demasiado fino para un gato callejero de la Barcelona subalterna. A esa playa, donde un d¨ªa, tal vez, qued¨® tras las ca?as el primer amor, le acompa?aba su t¨ªo Gregorio, un pesimista metaf¨ªsico, quien despu¨¦s de sentarse en una silla plegable en la arena miraba hacia arriba y, si ve¨ªa una nubecilla en medio del ancho cielo, despu¨¦s de masticar media blasfemia, murmuraba: "Ya ver¨¢s, Juanito, c¨®mo esta nube acabar¨¢ jodi¨¦ndonos el d¨ªa". En aquella Espa?a de los a?os cincuenta, de obreros con alpargatas, trenes con carbonilla y guardias desdentados, para la gente de su clase el pesimismo era el primer plato en todas las comidas.
Ha tenido el genio de representar una rebeld¨ªa moral, envuelta en un aura de la dicha de vivir
De ni?o, cuando jugaba al f¨²tbol en la calle, Juanito Serrat le pegaba patadas al bal¨®n en castellano y luego volv¨ªa roto a casa con las bombillas ya encendidas, a un piso min¨²sculo donde todo suced¨ªa en el comedor. Su padre trabajaba de lampista en Catalana de Gas y su madre era una de esas mujeres ib¨¦ricas que confunden el amor con el sufrimiento y el dolor con la forma de entregar el coraz¨®n. Sufr¨ªa por su marido, por sus hijos, por sus vecinos, sufr¨ªa por todo el mundo y por cualquier cosa, pero cantaba La Zarzamora mientras hac¨ªa las camas y doblaba los pijamas, alimentando el sue?o frustrado de ser bailarina. Proced¨ªa de Arag¨®n, su padre se llamaba Manuel, naci¨® en Espa?a y fue fusilado por los nacionales en Belchite, junto con otros veinte parientes, todos en la misma cuneta, por eso Serrat ya era antifranquista antes de nacer, no tuvo que llegar a la Universidad para enterarse de que hab¨ªa perdido la guerra. Pero a su alrededor todos callaban, y ese silencio, tal vez, le obligaba a creer que la desgracia de su familia era un caso particular que hab¨ªa que mantener en secreto. Tard¨® en saber que aquellos tranv¨ªas que lo llevaban al mar los domingos de verano iban cargados de gentes tambi¨¦n aplastadas por la dictadura, que en la playa disolv¨ªan la miseria en las pestilentes frituras de pescado y a la ca¨ªda de la tarde regresaban a casa con los labios salados y el sol todav¨ªa en la piel, absueltos por un placer tan sencillo.
Juanito Serrat hizo el bachillerato laboral -que era el que hac¨ªan los pobres- en Tarragona y desde el primer momento ya fue el n¨²mero uno en todo. Despu¨¦s estudi¨® peritaje agr¨ªcola en Barcelona y, gracias a su aplicaci¨®n, la Escuela, como premio, le pag¨® un curso para que aprendiera a sexar pollos. Eran los tiempos de esplendor de las granjas av¨ªcolas. Un maestro japon¨¦s inici¨® a Serrat en este arte. Le preparaba mil pollos, ¨¦l los agarraba uno a uno por las alas y a una velocidad endiablada les met¨ªa el dedo por detr¨¢s y en medio segundo sab¨ªa si el pollo era macho o hembra, a continuaci¨®n los distribu¨ªa en jaulones separados y el japon¨¦s aplaud¨ªa a este campe¨®n. Este m¨¦rito lo agrand¨® Serrat siendo tambi¨¦n n¨²mero uno en las Milicias Universitarias en el campamento de Castillejos, donde recibi¨® el Sable de Honor.
El curso 1962-1963 hab¨ªa establecido una l¨ªnea crucial en la conciencia universitaria. Mientras unos estudiantes decid¨ªan permanecer en la tuna, cantar el Carrascl¨¢s y perseguir modistillas, otros se hac¨ªan pronto progres, participaban en las primeras huelgas y segu¨ªan a los Beatles. A Serrat le correspond¨ªa por edad estar en el primer bando, pero su instinto lo llev¨® al segundo y en compa?¨ªa de unos amigos mont¨® el primer grupo musical, que al principio se hizo llamar Els Pla?ons, con el intento de acomodarse a un catalanismo naciente, despu¨¦s Els Pitecantropus e incluso Els Quatre Cigales para darle un aire m¨¢s canalla. Tambi¨¦n probaron a llamarse Flamingo para ver si ligaban m¨¢s. Nada de nada. Formaban el conjunto Serrat, Nogu¨¦s, Romeva y Onoro. Cantaban Ma vie y Twist and Shout. Despu¨¦s de arrastrar las guitarras y la bater¨ªa por tablados ratoneros, lleg¨® un momento en que decidieron autoinmolarse; pero con buen criterio, sabiendo que Serrat era el ¨²nico de los cuatro que ten¨ªa talento, los otros tres lo cogieron literalmente de la mano y lo llevaron a Radio Barcelona, donde el locutor Salvador Escamilla lo llam¨® por primera vez Joan Manuel y lanz¨® este nombre a la gloria. Serrat comenz¨® a cantar solo y enseguida le lleg¨® el ¨¦xito; entr¨® a formar parte de Els Setze Jutges, y con el ¨¦xito vino el primer jam¨®n entero que entr¨® en casa, para alegr¨ªa de su padre, el se?or Josep, que fue feliz por el triunfo de su hijo hasta el ¨²ltimo de sus d¨ªas, y de su madre ?ngeles, que sufr¨ªa y sufr¨ªa y no dej¨® de sufrir por el peligro que la fama pudiera reportar a su hijo.
De no ligar nada, de pronto, se vio un d¨ªa dentro de un Mini Morris sin poder salir, rodeado de chavalas que estampaban besos en los cristales de las ventanillas gritando ?Serrat, Serrat, Serrat! Enseguida llegaron m¨¢s y m¨¢s jamones, que compart¨ªa con sus viejos amigos, y el se?or Josep comenz¨® a conocer ya palabras raras como de bellota o Chivas 12 a?os. El Belluga no lleg¨® hasta que empez¨® a sonar Mediterr¨¢neo... qu¨¦ le voy a hacer... y despu¨¦s ya vino la explosi¨®n.
Serrat ha tenido el genio de representar una rebeld¨ªa moral, tenaz, comprometida, puesta a prueba en momentos muy dif¨ªciles, envuelta en un aura de la dicha de vivir. Pol¨ªticamente representa esa catalanidad racional aceptada por todos. Un d¨ªa el fil¨®sofo Francesc Pujols dijo que los catalanes viv¨ªan alimentando este sue?o: "Llegar¨¢ un d¨ªa en que los catalanes, adonde quiera que vayamos por el mundo, lo tendremos todo pagado". A Joan Manuel Serrat, consuma lo que consuma en cualquier parte, hoy ya no le cobra nadie.
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