Madrid, ciudad sin ley

Soy vecina de la calle de Costa Rica y, desde hace algunos meses, mi vida se ha modificado: no puedo dormir por las noches porque voces, m¨¢quinas y camiones de la empresa Sando Ploder me lo impiden. En los t¨®rridos meses de julio y agosto estoy obligada a cerrar ventanas, para no o¨ªr ruidos y no masticar el polvo que los camiones transportan.

Pero a¨²n hay m¨¢s: las obras de la M-30 desviaron la circulaci¨®n de autom¨®viles y autobuses y, por lo tanto, desde hace cuatro meses, est¨¢n a punto de atropellarme cuatro veces al d¨ªa. Algunos conductores de las l¨ªneas de autobuses 52, 11 y 40 se saltan los sem¨¢foros, y los automovilistas que, ignor¨¢ndolos, enfilan la calle de Paraguay, donde muri¨® un alumno de un colegio de la zona. He estado y estoy perseguida por autom¨®viles y motos que circulan por la acera de la calle de Costa Rica y, adem¨¢s, me han sobresaltado los pitidos correspondientes ?por circular por ella! Aparcan delante de mi casa. No nos merecemos lo que tenemos. Dirijo esta carta a quien corresponda, a la vista de que no existen raz¨®n, autoridad y ley. S¨®lo intereses.