Israel desaloja por la fuerza dos colonias jud¨ªas de Cisjordania

Con el desalojo por la fuerza, aunque con m¨¢s facilidad de la prevista, de 1.500 colonos de los asentamientos de Sa-Nur y Homesh, en el norte de Cisjordania, Israel dio ayer por terminado el plan de evacuaci¨®n de 25 colonias en los territorios palestinos ocupados. En poco m¨¢s de una semana, 50.000 soldados israel¨ªes han desmantelado todas las colonias jud¨ªas en la franja de Gaza y cuatro en el norte de Cisjordania, con un total de 9.000 habitantes.

Las autoridades israel¨ªes, con el primer ministro Ariel Sharon a la cabeza, tem¨ªan en especial la jornada de ayer, "muy delicada y peligrosa", a ra¨ªz de las amenazas que supon¨ªan las dos colonias cisjordanas a desalojar: Sa-Nur y Jomesh, enclaves separados por aldeas palestinas y convertidos en los ¨²ltimos tiempos en nido de los opositores m¨¢s militantes al plan de evacuaci¨®n. Dos colonias con poca tierra pero mucho fanatismo.

Las informaciones sobre una posible acci¨®n violenta para evitar el desalojo encendi¨® la luz roja. Como primera medida, la polic¨ªa estableci¨® siete puestos de control en las carreteras adyacentes. La segunda medida fue pedir la intervenci¨®n de los rabinos y los dirigentes de los colonos. Finalmente, las pocas familias que a¨²n permanec¨ªan en Sa-Nur y Jomesh y los centenares de radicales que se infiltraron en los ¨²ltimos d¨ªas fueron desalojados por la fuerza, con mucha tensi¨®n pero no con los tintes de violencia que se tem¨ªa. Al final de la jornada quedaron s¨®lo varias decenas de heridos leves y unos 40 colonos detenidos.

Fue una jornada que los j¨®venes infiltrados en Sa-Nur quer¨ªan que fuese de heroica resistencia. Pero ayer en Sa-Nur hubo de todo menos ¨¦pica. A las siete de la ma?ana, unos 5.000 polic¨ªas y soldados ya rodeaban la peque?a colonia. El ruido de un helic¨®ptero fue suficiente para despertar a los m¨¢s j¨®venes que dorm¨ªan en rudimentarias tiendas de campa?a. Algunos de ellos, antes de la oraci¨®n matutina, incendiaron neum¨¢ticos y colocaron obst¨¢culos en el acceso del asentamiento. D¨¦bil oposici¨®n para el bulldozer militar que, con una facilidad pasmosa, arranc¨® la puerta met¨¢lica de entrada. La ¨²nica respuesta a la llegada masiva de miles de efectivos fue una invasi¨®n de flases y de c¨¢maras de televisi¨®n.

En la vecina Homesh, los m¨¢s radicales se atrincheraron en la academia religiosa desafiando durante horas a los agentes. Finalmente, como en la sinagoga, fueron desalojados por la fuerza.

El Gobierno israel¨ª puede respirar tranquilo. Ni los m¨¢s optimistas predec¨ªan que tras s¨®lo una semana -aunque marcada por l¨¢grimas y protestas- la evacuaci¨®n de las 25 colonias ser¨ªa ya historia.