El club de Mestalla no sabe c¨®mo frenar la decadencia
M¨¢s all¨¢ de quedar fuera de la Copa de la UEFA, lo peor para el valencianismo no ha sido eso. Lo peor ha sido la forma de caer: sin jugar a nada, tal y como sucedi¨® el pasado curso, cuando se inici¨® la decadencia de un equipo que ven¨ªa de un lustro extraordinario: desde 1999 hasta 2004. Hac¨ªa ocho temporadas que el Valencia no se quedaba sin disputar alguna competici¨®n europea. Y el t¨¦cnico valencianista, Quique S¨¢nchez Flores, le ech¨® la culpa a sus predecesores y trat¨® de minimizar los da?os, puesto que el s¨¢bado llega lanzado un Betis de Champions.
La paradoja es la siguiente: mientras los conflictos sociales y econ¨®micos se acumularon con Jaime Ort¨ª en la presidencia, el equipo sum¨® un ¨¦xito tras otro. Ahora, en cambio, con la paz social y los fuertes ingresos que se esperan de las operaciones inmobiliarias del presidente, Juan Soler, el equipo no sabe frenar su crisis.
El Valencia empez¨® a declinar a poco de comenzar la pasada campa?a, con Claudio Ranieri, y sigui¨® arrastr¨¢ndose cuando lo relev¨® Antonio L¨®pez. La llegada de Quique, adem¨¢s de los 20 millones invertidos en nueve fichajes, m¨¢s o menos contrastados, despert¨® la ilusi¨®n de que se iba a frenar la hemorragia. No ha sido el caso, por el momento.
El Valencia transmiti¨® ante el Hamburgo la misma imagen de conjunto agotado, envejecido, con sus jugadores bandera, aqu¨¦llos sobre los que se sustent¨® el doble t¨ªtulo de Liga, en 2002 y 2004, en evidente declive. S¨®lo Aimar y Albiol eludieron la languidez general.
Quique se enfrenta tal vez a un problema estructural. El final de un ciclo. Jugadores como Albelda, Baraja, Rufete, Angulo o Ayala no son ni la sombra de lo que fueron. Y no parecen preparados, a d¨ªa de hoy, para iniciar la remontada.
A Quique tambi¨¦n parece pesarle la sombra de Rafa Ben¨ªtez. Al menos, por la manera de distribuir a sus jugadores: id¨¦ntica a la del actual t¨¦cnico del Liverpool durante su etapa en Mestalla. O sea, los dos medios centro, los interiores muy abiertos, el enganche y un solo delantero. Pero, claro, estos futbolistas ya no son los mismos de entonces.
Tampoco el director deportivo, Javier Subirats, le ha facilitado las cosas a su entrenador. Primero le traspas¨® a Sissoko, savia nueva que se echa de menos. Despu¨¦s le fich¨® a un portero, Mora, en contra de su opini¨®n. Y, finalmente, la contrataci¨®n tard¨ªa de un lateral de garant¨ªas, el portugu¨¦s Miguel, no lleg¨® a tiempo del primer examen.
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