Flema y flama
Hoy ha sido el d¨ªa de la flema. Ya lo siento, no era mi intenci¨®n empezar la Vuelta de un modo tan escatol¨®gico, el otro d¨ªa con la orina, al natural o congelada, y hoy con los esputos. Pero qu¨¦ le vamos a hacer si as¨ª son las cosas (y as¨ª se las hemos contado, como dec¨ªa aqu¨¦l). Porque en la trastienda de este mundo de gloria, victorias y sonrisas de anuncio en el podio para la foto, hay tambi¨¦n un mundo no menos fascinante de excrementos y suciedades, y advierto de que no estoy haciendo ninguna met¨¢fora.
La culpa la ha tenido la subida a la Alhambra del pr¨®logo. Esa subida nos ha dejado tocados a la mayor¨ªa, y espero que solo sea cosa de un d¨ªa. Eso de empezar la Vuelta de un modo tan violento y en mitad de la can¨ªcula de agosto en Granada ha sido el modo m¨¢s f¨¢cil de quemar nuestros pulmones y abrasar nuestras gargantas. As¨ª que, despu¨¦s de terminar la etapa y con el sabor a sangre en la boca, lo ¨²nico que busc¨¢bamos con ansiedad era algo de agua, agua para aliviar esa garganta que ard¨ªa. Y, si no, preguntes, que tengo testigos. Y claro, de aquellos polvos estos lodos. De aquellos ardores estas flemas, las mismas que hemos ido sembrando en la carretera de Granada a C¨®rdoba.
Comenzar a subir un repecho y empezar a toser con fuerza era todo uno. Y el resultado era esa mucosidad pegajosa procedente de las v¨ªas respiratorias: la flema, c¨®mo no. Menudo festival en los primeros compases de la etapa, todo el mundo igual. Menos mal que, con el paso de los kil¨®metros, los pulmones se han ido despejando poco a poco y las toses han empezado a remitir para dejar paso a los jadeos, pues respirar aire a 44 grados no es algo que se pueda hacer sin consecuencia alguna.
O, quiz¨¢, ahora que pienso en esta cifra, 44, resulta que, adem¨¢s del d¨ªa de la flema, ha sido tambi¨¦n el d¨ªa de la flama. Porque ha sido de esc¨¢ndalo el calor que hemos tenido que soportar. Y claro, ahora, con el cambio clim¨¢tico, las cosas no son como antes y este calor duele a¨²n m¨¢s. Antes, en las carreras previas, corrieses donde corrieses, sab¨ªas que ten¨ªas que pasar calor (era lo que tocaba en el mes del calendario), as¨ª que ya llegabas aqu¨ª aclimatado. Un poquito de crema protectora y venga, preparado para todo. Ahora, no; las cosas han cambiado. Ahora, los que somos del Norte o hemos competido por Europa en la ¨²ltimas semanas, nos hemos tragado unos cuantos d¨ªas de lluvia y fr¨ªo oto?al. Y, claro, llegas aqu¨ª, te encuentras con esto y el termostato de tu cuerpo empieza a dar errores de software. As¨ª que intentar¨¦ arreglarlo, que me parece que esto va para largo y a ver ad¨®nde me creo que voy sin termostato.
Pedro Horrillo es ciclista del equipo Rabobank.
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