"El textil europeo se ha utilizado como moneda de cambio"

Que la amenaza china, tras el fin del Acuerdo Multifibras y de los contingentes que limitaron durante d¨¦cadas las importaciones de textiles, se abatir¨ªa con toda su contundencia sobre Europa a partir del pasado 1 de enero nadie lo dudaba. Lo que nadie, sin embargo, hab¨ªa previsto era que el torrente de prendas made in China bajara con tal ¨ªmpetu que tuviera que ser contenido a riesgo de acabar con la debilitada industria europea. "Bastaron dos o tres meses para que los porcentajes de crecimiento de las importaciones superaran el 1.500% y el 2.000% en algunos productos", comenta Adri¨¢ Serra, presidente del Consejo Intertextil Espa?ol, una de las organizaciones del sector que solicitaron a la Comisi¨®n Europea la activaci¨®n de las cl¨¢usulas de salvaguardias destinadas a evitar el hundimiento de una industria, la europea, que a¨²n agrupa a 170.000 productores y emplea a 2,5 millones de trabajadores.

"La industria textil y de confecci¨®n est¨¢ agotada. Ha habido un goteo de p¨¦rdida de ventas, de mengua de resultados, de recorte de plantillas"

"Sabemos perfectamente que China tiene una estrategia muy clara: hacerse con el liderazgo mundial de toda la industria manufacturera"

"En Europa y en Espa?a tenemos bazas que jugar: la calidad, las series bajas, la proximidad y la velocidad de suministro"

Pregunta. La avalancha de prendas chinas que se abati¨® este a?o sobre Europa y la ansiedad con que los importadores se han lanzado a por ellas no presagia nada bueno para nuestra industria. ?No es as¨ª?

Respuesta. Bueno, al margen de los excesos sufridos este a?o, nosotros ya cont¨¢bamos con que la industria europea de vestuario en los segmentos masivos desaparecer¨¢ casi totalmente en siete u ocho a?os y que la industria espa?ola proseguir¨¢ en los pr¨®ximos a?os su proceso de adelgazamiento. Hab¨ªa 400.000 trabajadores hace unos a?os, ahora son 240.000 y en 2010 ser¨¢n posiblemente 110.000 o 120.000.

P. ?Si se contaba con la desaparici¨®n de ese segmento de la industria, para qu¨¦ se ha impuesto un sistema de cuotas destinado a moderar la entrada de prendas chinas?

R. Para evitar que esto ocurra de golpe. Sabemos qu¨¦ ocurrir¨¢, pero hay que lograr que, al tiempo que se vaya produciendo ese adelgazamiento de nuestra industria, las empresas puedan reorientar su modelo de negocio hac¨ªa otro tipo de productos, algo que, por otra parte, estamos negociando con el ministro de Industria, Jos¨¦ Montilla.

P. ?Qu¨¦ segmentos?

R. En Europa y en Espa?a tenemos bazas que jugar: la calidad, las series bajas, la proximidad y la velocidad de suministro. Y podremos mantener incluso una peque?a parte de la producci¨®n en los segmentos bajos. La avalancha china no se da en todos los segmentos. China es muy fuerte en el textil y confecci¨®n para vestuario. Pero quedan otros segmentos.

P. Dec¨ªa usted que incluso en el vestuario hay algunas posibilidades de resistir.

R. S¨ª. El vestuario es el segmento m¨¢s sensible. Pero, la calidad es un factor importante. Los productos chinos van a una franja de consumo media o baja, en calidad y precio. A medida que se sube en la pir¨¢mide de consumo, dominan las grandes marcas de lujo, como Armani, que no producen en China, empresas que venden productos con materiales y fibras muy evolucionados, que no est¨¢n al alcance de estos pa¨ªses. A parte de que tampoco les interesan. China y estos pa¨ªses est¨¢n interesados en grandes series a bajo costo.

P. ?Y c¨®mo puede jugar la proximidad?

R. Pues que China y estos pa¨ªses tampoco pueden producir en condiciones de urgencia pues est¨¢n a 14.000 kil¨®metros de distancia. Habr¨¢ siempre un porcentaje de la producci¨®n que, por razones log¨ªsticas, de proximidad y de urgencia de suministro tendr¨¢ que permanecer en Europa. Es como la fruta fresca. Tendremos que mantener una industria local.

P. En las ¨²ltimas d¨¦cadas, el textil europeo protagoniz¨® una gran reconversi¨®n. Sin embargo, la crisis parece otra vez inminente. ?Han servido de algo los esfuerzos hechos?

R. S¨ª, hemos obtenido resultados. Se ha perdido mucha industria, pero la que ha quedado es mucho m¨¢s competitiva. Valga un dato: actualmente exportamos cerca del 50% de nuestra producci¨®n. Cierto es que el 60% de lo que consumimos en Espa?a tambi¨¦n es importado. Pese al adelgazamiento del sector, nuestra industria ha demostrado una gran capacidad de reacci¨®n. Las exportaciones est¨¢n creciendo al 10% anual y exportamos nuestros productos a Europa y al ¨¢rea del Mediterr¨¢neo. Ahora bien, pese a lo hecho, ya los 6.000 millones de euros invertidos en la modernizaci¨®n de nuestra industria, seguimos teniendo por delante una tarea ingente de reconversi¨®n. Y la industria textil y de confecci¨®n est¨¢ agotada. Ha habido un goteo de p¨¦rdida de ventas, de mengua de resultados, un esfuerzo de reducci¨®n de plantillas. No hay m¨¢s recursos. Tenemos que seguir el proceso de adaptaci¨®n, pero no lo podemos hacer solos.

P. ?Esperaban ustedes, de todos modos, una avalancha tan avasalladora por parte de China como la que estamos viendo?

R. S¨ª, porque sabemos perfectamente que China tiene una estrategia muy clara, no s¨®lo para el textil, sino para todas las manufacturas; hacerse con el liderazgo mundial de la industria manufacturera. Un objetivo que persigue bas¨¢ndose en unas reglas muy distintas de las nuestras; unos costes baj¨ªsimos, unos incentivos a la producci¨®n y a la exportaci¨®n, un aut¨¦ntico dumping econ¨®mico contra el que no podemos luchar. Lo que no creo es que puedan sostener esa estrategia a largo plazo.

P. Teniendo en cuenta los acuerdos de apertura del comercio mundial, ?hubiera sido posible hacer algo distinto de lo que se hizo?

R. No. La industria textil europea ha sido sacrificada a otros intereses, utilizada como moneda de cambio. Hace unos a?os, cuando el textil no estaba liberalizado, el objetivo de Europa era preservar su agricultura a toda costa, de modo que acab¨® cediendo, como mal menor, la industria a los pa¨ªses en desarrollo. Estos pa¨ªses necesitaban nuestros mercados para poder avanzar y desarrollarse y se les cedi¨® el textil a cambio de poder venderles nuestra tecnolog¨ªa, bienes de equipo y maquinaria. Y preservar la agricultura.

P. ?Ese esfuerzo de adaptaci¨®n a los segmentos altos no ten¨ªa que haberse completado ya? Desde 1994, en Marrakesh, que ustedes sab¨ªan que esto iba a llegar.

R. Bien, lo que no se sab¨ªa en 1994 era que China iba a entrar en la OMC, adem¨¢s con efectos retroactivos al 2 de enero de 2002. Ocurri¨® que China entr¨® con el tren en marcha. De golpe. Un tema que ten¨ªa enormes riesgos. El potencial de China es enorme. Es la f¨¢brica del mundo. Si la situaci¨®n no est¨¢ siendo a¨²n m¨¢s grave se debe a que EE UU impuso una cl¨¢usula adicional, la de que si China distorsionaba un mercado con sus exportaciones, ¨¦ste podr¨ªa activar unas cl¨¢usulas de salvaguardia, que son las que se han activado este verano.

P. De hecho han sido activadas, tanto por Europa como por EE UU.

R. Pero Europa, al contrario de EE UU o Turqu¨ªa, que cerraron unilateralmente las importaciones, decidi¨® negociar previamente con los chinos un sistema de cuotas. El comisario de Comercio, Meter Mandelson, despu¨¦s de un acuerdo adoptado el 10 de junio de este a?o, marcado por la divisi¨®n en el seno de la UE entre los que quieren defender su industria (los pa¨ªses del sur) y los que no tienen industria (los del norte), opt¨® por negociar con los chinos unas cuotas l¨ªmite de importaci¨®n para 2005, 2006 y 2007, que afectan s¨®lo a 10 de 162 productos, pero que suponen el 50% o 55% de las importaciones textiles de China.