Heras no es contrarrelojista
Menchov recupera el liderato tras imponerse en una pol¨¦mica contrarreloj en Lloret de Mar, en la que el bejarano y Mancebo fueron penalizados
"Heras no es contrarrelojista", dijo Manolo Saiz, sacando de dudas al personal, provocando un suspiro de alivio colectivo. Heras no es superm¨¢n. Heras es humano. Heras es escalador, Heras es sprinter. Heras no es contrarrelojista. Menos mal. La Vuelta recupera la moral. En la Vuelta no hay un Armstrong que acoquine a la competencia hacia arriba, hacia abajo, en grupo y a solas. En la Vuelta est¨¢ Heras, que hace lo que puede cuando puede, y en la Vuelta tambi¨¦n est¨¢ Menchov, que tambi¨¦n hace lo que puede cuando puede, mayormente en las contrarreloj. Y en la Vuelta tambi¨¦n est¨¢n Sastre y Mancebo. Y entre ellos y la realidad, un grupo de comisarios despistados y unos conos en mitad de la carretera que no conten¨ªan helados, sino veneno para generar una rid¨ªcula pol¨¦mica y malestar general en algunos cuerpos.
Los conos estaban para separar el carril de la carretera reservado a los sudorosos pedalistas del que utilizaban sudorosos domingueros al volante de sus utilitarios de camino a las playas de la costa. Los comisarios, en moto, 50 metros por delante de sus ciclistas, estaban para vigilar que los corredores, sobre todo los mejores, no se aprovecharan y cortaran en las curvas por el lado prohibido, con la consiguiente ventaja en la trazada y en la salida lanzada de los virajes. Y los ciclistas, y sus directores, informados por radio vuelta de la ilegalidad de pasarse al carril paralelo, estaban para hacer trampas y buscar la m¨¢xima ventaja posible de la situaci¨®n. El problema, la pol¨¦mica venenosa, lleg¨® porque los comisarios, que castigaron a una docena de corredores, entre ellos a Heras con 10s y a Mancebo con 2s, no aplicaron un baremo real para hacerlo, sino un criterio contemporizador, lo que provoc¨® la airada reacci¨®n de Eusebio Unzue, escandalizado de que sancionaran a Mancebo. "Esto es vergonzoso", dijo el director del Illes Balears. "Sobre todo que metan en el mismo saco a Mancebo, que se ha comido una curva, y no mucho, s¨®lo por el lado interno de unos conos, que a Heras, quien, como se ha visto en la tele, deliberadamente ha sacado ventaja en casi todas las curvas que ha podido, y¨¦ndose incluso por el arc¨¦n contrario".
En la tele tambi¨¦n se vio a Menchov, hermoso y tranquilo, los espl¨¦ndidos haces musculares de sus gemelos a punto de reventar bajo la fina piel en los momentos de m¨¢ximo esfuerzo, que fueron todos. A su lado, al lado de su figura inm¨®vil, con su planta tremenda, gigante, la de Heras se achic¨® entre movimientos de incomodidad sobre la bicicleta, continuos cambios de desarrollo, in¨²tiles b¨²squedas de un ritmo evasivo. Fue el duelo de Valdelinares transplantado a las carreteras de la Costa Brava refrescadas por un viento marino que acab¨® de rematar a Heras, que dio la vida a Mancebo, que hizo sufrir a Sastre, que hizo volar a Menchov. Heras perdi¨® en esta ocasi¨®n, devolvi¨® a Menchov el jersey amarillo que el ruso cediera a McGee en la segunda etapa -contingencia que, de todas maneras, ten¨ªa el fabuloso bejarano anotada en su hoja de ruta- y, lo que no esperaba tanto, se vio superado por Sastre y Mancebo, quienes estrechan su cerco en la general.
Sastre tampoco es contrarrelojista, pero tiene m¨¢s planta rodadora que Heras, ha pasado tambi¨¦n por la escuela exigente del ejercicio de Manolo Saiz y ha perfeccionado sus prestaciones en el CSC a la sombra de Julich y Peron, paralelamente a Basso. Ayer, sin embargo, err¨® en el c¨¢lculo de sus fuerzas, efectu¨® una estimaci¨®n en exceso optimista y de ir de m¨¢s a m¨¢s, tal como hab¨ªa empezado, termin¨® de menos a menos, frenado por el viento, por las leyes fisiol¨®gicas. Mancebo, como Heras, no es contrarrelojista, es escalador de cuerpo magro, pero en la escuela de la vida, supervisada por Unzue y Ech¨¢varri, ha madurado. Conoce su cuerpo, su l¨ªmite. Y de acuerdo a ello, su cerebro manda, sus m¨²sculos, su coraz¨®n, obedecen a 174 pulsaciones por minuto de media. Mancebo dudaba la v¨ªspera porque hab¨ªa bebido tantas sales para el sudor, contra el calor, que notaba el cuerpo hinchado. Y Mancebo revent¨® a su cuerpo en el tramo m¨¢s duro, en el repecho del t¨²nel, en los ¨²ltimos kil¨®metros contra el viento.
Mancebo acab¨® tercero y se alegr¨® por ¨¦l, porque se tiene en buena estima, y por su amigo Menchov. Heras, quinto, torci¨® el gesto y Sastre, cuarto, dijo a ver, a ver. Lo veremos desde hoy en las monta?as de Andorra. Lo veremos, sobre todo, el s¨¢bado en los Lagos de Enol, punto culminante de una Vuelta que ha descubierto que Heras no es un s¨²per hombre y que por lo tanto puede acabar convertida en una novela apasionante.
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