El libro m¨¢s triste de Gaziel
?ste es uno de los ¨²ltimos libros que public¨® Gaziel, seud¨®nimo que hizo c¨¦lebre el gran periodista catal¨¢n Agust¨ª Calvet i Pascual (Sant Fel¨ªu de Gu¨ªxols, 1867-Barcelona, 1964), pues apareci¨® p¨®stumo en versi¨®n original y en Francia diez a?os despu¨¦s de su muerte. La "mente pol¨ªtica m¨¢s poderosa de la derecha catalana de su tiempo" , seg¨²n Josep Benet, y que Pere Gimferrer, que form¨® parte del jurado del Premio Serra d'Or" -junto a Castellet, Molas, Triad¨² y Faul¨ª- concedido aquel a?o a este libro por el g¨¦nero memorias, calific¨® como "un gran libro, quiz¨¢ el mejor de los suyos, que es todav¨ªa hoy un libro necesario". Gaziel, un seud¨®nimo tomado de la sabidur¨ªa oriental, fue el apelativo con el que se conoci¨® al daimon socr¨¢tico que le impulsaba a preguntar sin descanso, y que empuj¨® a un joven estudiante de filosof¨ªa, que as¨ª quiso ocultar la profesi¨®n de periodista que iba a adoptar definitivamente merced al ¨¦xito que le proporcionaron sus primeras cr¨®nicas escritas -en castellano- en La Vanguardia.
GAZIEL: MEDITACIONES EN EL DESIERTO (1946-1953)
Agust¨ª Calvet
Traducci¨®n de Felip Tobar
Destino. Barcelona, 2005
290 p¨¢ginas. 19 euros
Conect¨¦ con su escritura en primer lugar leyendo en los a?os setenta tres de los cuatro vol¨²menes publicados antes por la editorial Apolo en castellano (eran libros de viejo) y la amistad de un joven periodista paisano suyo, Jos¨¦ Mar¨ªa Gil-Franquesa, que era tambi¨¦n de Sant Fel¨ªu de Gu¨ªxols. Desde entonces siempre consider¨¦ a Gaziel un gran escritor y un periodista indomable. A?os despu¨¦s -la vida de los periodistas da muchas vueltas-, uno de mis jefes, Llu¨ªs Bassets, me proporcion¨® la gran biograf¨ªa de Manuel Llanas Gaziel, vida, periodismo y literatura (Publicaciones de la Abad¨ªa de Montserrat, 1998), lo que junto con otras ediciones catalanas recientes me permiti¨® publicar, en las p¨¢ginas de opini¨®n de este diario, un art¨ªculo sobre Gaziel, nuestro contempor¨¢neo, que me permito pensar que tuvo cierta repercusi¨®n y para el que manej¨¦ la primera edici¨®n catalana del libro, editado por vez primera completo en 1999 por La Magrana, y que hoy aparece en castellano bien traducida por Felip Tobar, en Destino.
Las palabras con las que Ga-
ziel inicia el breve pr¨®logo a la edici¨®n de 1974 son al respecto profundamente reveladoras: "Si desde el principio digo que este libro me es profundamente antip¨¢tico, por fuerza el lector tendr¨¢ que sentirse un poco sorprendido". Pues estamos ante un primer enigma: ?Lo habr¨ªa publicado el autor en vida, dado que hab¨ªa fallecido diez a?os antes? Lo cierto es que lo escribi¨® -no cabe dudar de las referencias- y en los peores momentos de su vida (su madre hab¨ªa muerto poco antes y su propia mujer por entonces) y se hallaba viviendo en Madrid, casi expulsado de Barcelona, donde hab¨ªa recalado tras la Guerra Civil, que hab¨ªa pasado en el exilio franc¨¦s, tras haber salido de all¨ª por piernas, perseguido por anarquistas y fascistas a la vez (los primeros asaltaron su casa y dispersaron sus archivos y biblioteca). Hab¨ªa sido el gran periodista catal¨¢n de la ¨¦poca, desde su gran ¨¦xito en La Vanguardia en los a?os de la Primera Guerra Mundial, y que hab¨ªa llegado a codirigir en 1920 y a director en solitario en 1930 durante la Guerra Civil. Tras ella, reconvertido el peri¨®dico en La Vanguardia Espa?ola, fue expulsado y sometido a diversos procesos por responsabilidades pol¨ªticas y apoyo a la rebeli¨®n de los que sali¨® indemne pues no le faltaron buenas agarraderas. Pues Gaziel, excelente y escuchado escritor, fue siempre un liberal de derechas, humanista, antifascista, anticomunista ferviente y catalanista hasta la m¨¦dula, aunque hasta entonces -el medio obliga- casi siempre hab¨ªa escrito en castellano.
Algunos de sus editores amigos, Gustavo Gili y Carlos Barral, junto con otros catalanes capitalistas de derechas, crearon entonces para ¨¦l en Madrid una empresa editora, Plus Ultra, que dirigi¨® con empe?o y competencia, hasta que cansado y triste volvi¨® a su natal Sant Fel¨ªu de Gu¨ªxols, donde reinici¨® su carrera como escritor -en catal¨¢n definitivamente-, publicando unos veinte libros m¨¢s hasta su cercana muerte, traduciendo algunos anteriores, modificando otros e ilustrando sus memorias -y la nuestra- con t¨ªtulos memorables, como la Trilog¨ªa Ib¨¦rica, Una ciudad del ochocientos (sobre su ciudad natal), El expreso de Francia, Qu¨¦ tipo de gente somos, sus primeras memorias (Todos los caminos llevan a Roma), que sin embargo nos dejan siempre una sensaci¨®n de nostalgia, de memoria agradable y de evocaci¨®n agridulce de su vida, pues al fin y al cabo si la vida le hab¨ªa derrotado al final, bien ten¨ªa derecho a un retiro honroso y bien homologado, pues hab¨ªa ya triunfado mucho antes y nadie pod¨ªa negar sus triunfos anteriores, a los que ten¨ªa un derecho leg¨ªtimo.
De ah¨ª la sorpresa de este t¨ªtulo que ahora aparece con poco retraso, pues la edici¨®n catalana completa data s¨®lo de hace seis a?os. El desagrado de Gaziel viene de que relata la derrota final, la rendici¨®n ante Franco de los restos de la democracia europea y americana, que le llevaron a rendirse al final, cerrar las maletas, volverse a su tierra natal, de la que nunca hubiera debido salir. Sus denuncias de la traici¨®n de la intelectualidad liberal espa?ola -Ortega, Mara?¨®n, Azor¨ªn y G¨®mez de la Serna, entre otros-, su aceptaci¨®n l¨²cida de otros antiguos compa?eros tambi¨¦n reconvertidos al neofranquismo (como Augusto Ass¨ªa, Jos¨¦ Mar¨ªa Massip, aunque no Carlos Sent¨ªs) son tan curiosas como la reivindicaci¨®n de Camb¨® o de Julio Camba, con quien comparti¨® cenas en Lhardy y edit¨® sus Obras completas, pese a no gustarle el cocido, pues es un plato madrile?o. En resumen, conservaba muchas y buenas relaciones, pero hablaba con claridad, moderaci¨®n y sentido com¨²n, y siempre conserv¨® un temple democr¨¢tico excepcional, y una fidelidad democr¨¢tica y republicana a toda prueba. Lo que m¨¢s le dol¨ªa era la traici¨®n a Catalu?a, que ve¨ªa corrompida por la dictadura franquista, vendida a la dictadura por un plato de lentejas. Mezclando interpretaciones hist¨®ricas, por lo general aceptables, con la pol¨ªtica internacional, toma buena nota del ascenso de Franco ante sus modelos democr¨¢ticos occidentales, su anglofilia siempre fue relativa, su odio a Churchill continuo, y su querida francofilia ya no ten¨ªa donde agarrarse, aunque pensaba de vez en cuando irse a Par¨ªs y empezar de nuevo. Su gran cultura literaria le permit¨ªa preferir Montaigne a Pascal, o examinar algunos mitos espa?oles, despreciar al Tenorio o no considerar al Quijote como una novela, para salvarlo como un libro m¨ªtico.
Este libro triste es algo as¨ª como la obra maestra de su autor, pues es la historia de su ¨²ltima derrota, de la que ya no le quedaba sino la resignaci¨®n final, el refugio en la memoria y en la historia, en la que ni siquiera su filosof¨ªa, su fe en la democracia y su gran cultura supieron ponerle remedio. Quiz¨¢ Espa?a no era Europa, su republicanismo fue ¨ªntegro, era m¨¢s federalista que nacionalista, un enamorado del Mediterr¨¢neo, de Homero y de Shakespeare, individualista, un catal¨¢n a fondo, burgu¨¦s sin burgueses, siempre laico, cuyo testimonio resulta estremecedor y v¨¢lido. Para siempre.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.