Duda final
La cultura de la competitividad se ha instalado en la sociedad occidental y Estados Unidos ejerce de capit¨¢n del equipo. Sin embargo, tanto all¨ª como aqu¨ª, los empollones est¨¢n mal vistos en los colegios. Ambas cosas quedan reflejadas en el interesante documental Spellbound, donde se hace un seguimiento especial a un pu?ado de cr¨ªos que participan en el concurso escolar m¨¢s importante del pa¨ªs, una competici¨®n nacida hace m¨¢s de 100 a?os en la que el campe¨®n es el que mejor deletrea cualquier palabra susceptible de aparecer en el diccionario.
El director, Jeffrey Blitz, aspira a algo m¨¢s que a filmar un campeonato de deletreo. Pretende retratar una sociedad. En primer lugar, elige a un grupo de chicos que muestra la multiculturalidad del pa¨ªs (una anglosajona, un jud¨ªo, un indio, un latino, una afroamericana...), con lo que se hace carne aquello de que "Am¨¦rica es la tierra de las oportunidades". En segundo lugar, Blitz desarrolla a trav¨¦s de declaraciones de progenitores y chavales cu¨¢n extendido est¨¢ el discurso de que "cualquiera puede llegar a ser presidente del pa¨ªs si se esfuerza lo necesario para ello".
SPELLBOUND
Direcci¨®n: Jeffrey Blitz. G¨¦nero: documental. EE UU, 2002. Duraci¨®n: 97 minutos.
El autor nunca toma partido. No juzga. Se queda a kil¨®metros de distancia. Lo que conlleva que el mismo documento pueda ser juzgado de distinta forma teniendo en cuenta el receptor. As¨ª, puede que el americano medio lo vea como una se?al de que la sana competencia siempre acarrea efectos positivos. Sin embargo, es posible que muchos no dejen de pensar c¨®mo se puede glorificar de una manera tan absurda a unos ni?os que lo mejor que saben hacer es deletrear palabras. Puede que sin saber su significado.
La cultura del trabajo y del esfuerzo no tiene por qu¨¦ volcarse en una inservible lecci¨®n que de nada les va a servir en el futuro. Ni para la pr¨¢ctica laboral ni para su orgullo intelectual. Esa cultura del esfuerzo, esas interminables horas de entrenamiento deber¨ªan centrarse en la educaci¨®n verdadera, en las lecturas apropiadas, en el conocimiento eficaz y en la actividad sociocultural acorde con la edad.
Blitz no se moja y por eso queda la duda final de si est¨¢ glorificando o despreciando el sistema. Porque lo m¨¢s probable es que, viendo el car¨¢cter de los ni?os retratados, algunos s¨®lo lleguen a ser unos cuantos juguetes rotos que un buen d¨ªa fueron los reyes del telediario nacional.
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